El periodista emprendedor (I)

Llegados a este punto de la crisis económica y de la metacrisis por la que atraviesa la profesión en relación al concepto tradicional del vínculo existente entre el periodista y la empresa informativa, en plena transición de soportes y de identidad, es oportuno plantear alternativas a la preexistencia del ejercicio periodístico y a los valores deontológicos que se le presuponen desde una nueva forma de entender la profesión. Se trata de la figura del periodista emprendedor.

Emprender es probar, aventurarse, poner en práctica una idea, dar rienda autónoma a las habilidades profesionales adquiridas, depender de uno mismo, crecer y empaparse de otra perspectiva del mercado laboral, de otras rutinas y de un conocimiento empresarial distinto al que tradicionalmente ha unido al redactor con su superior en el seno de una redacción.

Quien desee probar, puede aprender los conceptos básicos de funcionamiento de una empresa, los requerimientos burocráticos que exige la composición de una mercantil y las características del plan de viabilidad de su idea a través, por ejemplo, de los cursos gratuitos que suelen convocar las instituciones camerales para la creación y consolidación de empresas. Una vez dado este paso, el periodista ya dispondrá de una visión más amplia de lo que significa emprender en relación a su proyecto empresarial y dispondrá de instalaciones donde ejercer su apuesta gracias a la red de viveros de empresas distribuidos por la geografía española.

Después llega el momento más duro: probar, concretar, conseguir los primeros clientes y cobrar. Un proceso que puede abarcar de 3 a 6 meses y que requiere disponer de un colchón inicial al que aferrarse hasta comenzar a percibir ingresos dinerarios. El colchón puede proceder de haber capitalizado la prestación por desempleo en una sola cuota bajo la excusa, precisamente, de emprender un proyecto empresarial o de líneas de financiación (escasas, aunque existentes) para la adquisición de materiales que demuestren una apuesta por las TIC (equipos informáticos, fotográficos digitales…).

Es un primer paso, el siguiente pasa por diversificar las propuestas periodísticas, no depender exclusivamente de un único modelo de cliente ni de servicio y echar tantas horas como sea posible para consolidar la idea inicial.

¿Probamos?

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