Álvaro de Juana entiende la necesidad actual del profesional de la comunicación de tocar todos los palos posibles para ganar en experiencia y en calidad periodística. Por ello navega entre la prensa, las agencias, la locución, la televisión y la radio con devoción y tranquilidad, pero nunca sin perder ese punto de nervios que genera actividad. Y lo hace como corresponsal en el Vaticano y en Italia, desde donde informa sobre religión y sociedad.

¿Te informas a través de la prensa en papel, digital, radio o televisión?

Me informo principalmente a través de la prensa en papel y digital. A través de la televisión y de la radio menos, porque me es más difícil por el trabajo, pero también lo hago en cuanto puedo.

¿Qué te condujo a querer dedicarte al mundo de la comunicación?

La convicción de contar historias, noticias, algunas buenas y otras no tanto. Es una hermosa profesión absolutamente fundamental en nuestro mundo. En definitiva, todo es comunicación: cuando hablamos, cómo nos movemos, nuestros gestos, etc. Estamos inmersos en un mundo comunicativo.

¿Qué ‘encantos’, dificultades y facilidades encuentras en cada uno de los medios en los que trabajas actualmente: prensa, radio y televisión?

Cada medio tiene su estilo y eso a veces significa un “balón de oxígeno” en el día a día. Por ejemplo, si llevo todo el día trabajando con agencia, el momento en que tengo que hacer televisión me hace descansar y me da al mismo tiempo satisfacción. Significa cambiar de registro y eso siempre también es una responsabilidad. Puedo decir lo mismo respecto al periódico. El problema es que hay días que se me junta todo y tengo que organizarme bien y no dejarme llevar por el estrés. Pero es algo apasionante. Cada medio tiene sus cosas buenas y malas, pero creo que hay muchas más satisfactorias.

¿Cuáles son las claves para hacer un directo para televisión claro y de calidad?

No llevo mucho haciendo televisión, aunque en España realicé algunas colaboraciones. Pero creo que la clave está en entender que es un servicio público, que detrás de la cámara hay alguien, quizás un enfermo, un anciano o un joven que te va a prestar atención y que se va a quedar con lo que tú le digas. Por lo tanto, diría que hay que ser sencillo, concreto y amigable, porque uno entra en las casas de mucha gente con situaciones muy dispares. Siempre hay que ser honesto e informar con la verdad.

¿Cuáles son las cinco características primordiales que deben definir a un corresponsal?

Creo que tiene que estar disponible siempre para lo que pueda ocurrir, a cualquier hora del día; tiene que estar comprometido con su trabajo, querer aprender, aceptar cómo es la gente del país en el que está, y sus costumbres. Y, por supuesto, informase mucho y hacer también amigos entre los compañeros. Al final somos como una gran familia.

¿Cómo es cubrir las noticias que se dan en el Vaticano? ¿Cuáles son tus rutinas diarias para esa cobertura?

El Papa Francisco ha cambiado de alguna manera el estilo de comunicación del Vaticano. Nunca se sabe lo que puede pasar o cuándo va a surgir una noticia. Cada día es una aventura, y eso también es lo bonito y lo que hace que cada jornada sea distinta. Yo llego a la oficina sobre las 9,30 horas y toca estar atento a lo que puede ocurrir. Intento leer la prensa internacional (al ser español pongo mucha atención también en lo que ocurre en nuestro país), hablo con algunos compañeros de otros medios y veo previsiones. Y dependiendo de lo que haya empiezo con una cosa u otra.

¿Cuál es el panorama actual del periodismo en Italia?

Yo me considero un privilegiado, también respecto a España, porque tengo muchos conocidos que buscan trabajo desde hace tiempo en este mundo y no lo encuentran. La prensa en Italia y en España tiene sus diferencias. Lógicamente el Vaticano está aquí y eso genera una enorme corriente de información en torno a él y a la figura del Papa. Son muchos los medios que le prestan atención a diario.

¿Cómo está siendo la adaptación del periodismo a los nuevos lenguajes comunicativos y a las redes sociales en estas zonas geográficas?

Las redes sociales son fenómenos globales. En Italia ocurre lo mismo que en España: Twitter, Facebook o Instagram son fundamentales y hoy en día el periodismo no se puede entender sin ellas. Sin embargo, sí noto alguna diferencia respecto a América Latina, por ejemplo. Aquí normalmente se da la noticia antes por Twitter y luego ya se escribe para la agencia o el periódico. Pero primero son los famosos 140 caracteres de la red del pájaro azul. Gana el más rápido, digamos. Pero eso encierra otro peligro: el que uno al querer ser el primero en publicar lance algo que no sea verdad o exacto. Al final es un equilibrio.

Por @casas_castro