Las fórmulas químicas no son las protagonistas de este tipo de laboratorios, sino las de la innovación y la tecnología en los medios de comunicación. Los ‘labs’ de medios “se configuran como unidades de experimentación estructurales e implementadas en el seno de las propias empresas (periodísticas), desde las cuales el medio focaliza y prioriza su apuesta por la innovación”, explica el periodista José Antonio González Alba en ‘Cuadernos para periodista’ de la Asociación de la Prensa de Madrid.

Este experto en la materia lamenta que el periodismo continúa instalado “en ese cada vez más largo periodo de transición entre la crisis del viejo modelo tradicional, sustentado económicamente en un porcentaje mayoritario por la facturación publicitaria, y el nuevo contexto digital”. Por ello, señala que los cambios que ha habido tanto a nivel tecnológico como cultural y económico deben impulsar a los medios a buscar “esa fórmula mágica que resuelva con éxito el modelo de negocio de los medios”.

Por ello, el nacimiento de los laboratorios de medios en el seno de los principales medios de comunicación está ayudando a encontrar nuevas vías para no quedarse atrás. Uno de los más reconocidos es el de El Confidencial, que fue elegido por Google como medio para fomentar la innovación periodística creando nuevos productos y experimentos en esta materia. De hecho, el año pasado realizaron 16 proyectos con nuevas narrativas para sorprender, retener e informar a los lectores. Historias periodísticos en las que se combina “el potencial narrativo que ofrecen la tecnología, el diseño y la creatividad”, tal y como indican.

Experimentar con nuevas narrativas es uno de los pilares de estos ‘labs’ de medios, como hacen desde RTVE. Uno de sus últimos proyectos trata de desmontar las mentiras en torno a una guerra a través de un site novedoso y disruptivo en el que se abre una conversación con la persona que se encuentra al otro lado de la pantalla. Imágenes e historias en primera persona, impactantes, con un texto directo y con testimonios hacen que el usuario quiera conocer esas mentiras que encierra un conflicto bélico como es el de Siria.

Como ha señalado González Alba hoy en las jornadas ‘Comunica2’, que se están celebrando en Gandia: “Con las nuevas narrativas, por primera vez la historia define el formato en que va a ser contada”. Redes sociales, videos en directo o solo dándole ‘like’ a una publicación se han convertido en maneras en las que la noticia puede ser comunicada, siendo la historia en sí la que marca la pauta y no el formato como hasta entonces.

Los medios más pequeños también cuentan con su propio laboratorio, como es el Diario de Navarra, donde realizan numerosas noticias que atañen al lector y en las que puede interactuar porque le afecta de una forma a otra. Por ejemplo, qué edificios han pasado el informe obligatorio en el casco antiguo de Pamplona o qué contratos de trabajo firmas en función de tu edad. También han recibido premios por un reportaje muy innovador sobre la transexualidad.

El año pasado The Washington Post se colocó como el segundo medio de comunicación tradicional más innovador en el mundo, según Fast Company. De hecho, el conocido portal señala que este periódico, que se remonta a más de un siglo, “se parece cada vez más a una empresa de medios tecnológicos”. Cuenta con datos tan excepcionales como que en noviembre de 2016 superó los 100 millones de visitas online. Esto lo han conseguido gracias a iniciativas como nuevos tipos de ofertas de anuncios publicitarios o herramientas para ayudar a los periodistas y editores a actuar de forma más rápida en torno a las últimas noticias.

Por todo ello, ¿por qué no apostar por un laboratorio de medios en el que descubrir y experimentar otras narrativas y formatos, y jugar con la tecnología para acercar una información de calidad y periodística al consumidor de hoy en día? Ninguna de las dos partes está reñida y a los hechos nos remitimos.