Digitalización periodística en el siglo XXI

¿Aún sigues utilizando 123456 como contraseña?

La pregunta del titular podría ser más bien una afirmación. El año pasado la retahíla numérica 123456 continuó encumbrada como la contraseña más popular en todo el mundo, pese a toda la información existente en torno a medidas de seguridad que hay que adoptar en Internet. Concretamente, fue utilizada por el 17% de cuentas hackeadas durante 2016, según la empresa de seguridad Keeper que analizó 10 millones de claves. Además, la mayoría está compuesta por menos de seis letras o dígitos. Otras personas intentan complicarlas e introducen contraseñas como “1q2w3e4r” o “123qwe”. Pero ahí se queda, en una simple pretensión, pues las actuales herramientas de fuerza bruta que emplean los hackers logran romper estas barreras de combinaciones simples. Al menos, “password” ya no es la más común en el mundo, como lo era hasta 2013, y se encuentra en octava posición.

La gente no es consciente de la importancia que tiene elegir una contraseña segura. Con todos los servicios que, actualmente, utilizamos a través de Internet, se aconseja no sólo cambiarlas en un tiempo prudencial, sino no emplear la misma para todo. De hecho, el 56% de las personas asegura no modificarlas nunca, según se desprende de una encuesta realizada por la empresa de ciberseguridad S2Group. Sólo el 18% las cambia mensualmente, y en torno al 13% las renuevan anualmente.

Otros datos significativos de esta encuesta indican que el 77% reconoce utilizar contraseñas “débiles”, conformadas por letras, números o la combinación de ambas, y el 13% hace uso de ‘passwords’ considerados seguros, los cuales se componen de letras, números, mayúsculas, minúsculas y caracteres especiales como % o &. Además, el 42,7% de los usuarios utiliza la misma para todo y sólo el 31% dispone de una diferente para cada entorno.

De todo ello se desprende que una amplia mayoría de la población está expuesta al spam, creación de cuentas falsas, robo de datos o ‘phishing’. Por ello, se recomienda desde no utilizar datos familiares, hasta evitar palabras o series de números, no guardar las claves y utilizar diferentes para cada servicio. Si este último punto es complicado de recodar, existen servicios gratuitos y seguros, como Passpack, que cuentan con opciones gratuitas para almacenar claves y tenerlas todas juntas en un mismo espacio con el fin de no olvidarlas.

Los expertos opinan que se debe impulsar y hace pedagogía sobre un uso responsable de las contraseñas y de lo que supone no proteger el entorno online. Por su parte, los proveedores de servicios online podrían bloquear las cuentas cuando un usuario trate de introducir una clave insegura. La persona lo agradecerá.

social-media

Los peligros de aceptar perfiles desconocidos en redes sociales

¿No os ha pasado que os piden amistad en Facebook y no sabéis de quién se trata? En algunos casos, siquiera tenéis amigos en común. ¡Mucho cuidado! Porque aceptar perfiles desconocidos en redes sociales es un factor que aumenta el riesgo de sufrir ciberataques e, incluso, caer en posibles casos de ciberacoso.

Aceptar a gente que no conocemos en redes sociales se ha convertido en un riesgo, ya que no se sabe quién se encuentra al otro lado del ordenador. Pueden suceder situaciones similares a como cuando se abre un e-mail que está infectado con un virus ‘troyano’ que se instala en el ordenador.

Por tanto, desde empresas de ciberseguridad como S2Group alertan que añadir perfiles desconocidos es una práctica muy peligrosa, sobre todo, en cuanto a menores se refiere. Pero también a adultos: existen casos de usuarios que aparecen en su estado como “casados” y que acaban siendo chantajeandos tras obtener información íntima.

“La posibilidad que ofrecen algunos de estos entornos de hablar en privado, antes de ser “amigos”, permite que algunas personas vayan cogiendo confianza con el posible atacante. Posteriormente se envían solicitud de amistad y ahí es cuando éste puede comenzar a utilizar información sensible que ponga en riesgo al usuario. Algunos ejemplos son conseguir su e-mail y enviarle documentos que contengan virus o, directamente, chantajearle si ha conseguido que le enviara alguna foto comprometida”, señala Rafael Rosell, director comercial de la empresa de ciberseguridad.

Además de ponerse en riesgo a uno mismo, también puede afectar al resto de contactos, ya que pueden acceder a los amigos. Éstos llegan a aceptar estos perfiles tras ver que cuentan con amigos en común.

En este sentido, Rosell destaca que el hecho de otorgar a desconocidos nuestra confianza “al permitirles entrar en nuestro reducido círculo de amistades, les proporciona una buena coartada para atacar, a su vez, a todo nuestro círculo. Ellos, ahora, le dan un plus de confianza a ese nuevo contacto que nos pide que le aceptemos, en base a un número de amigos comunes. Por lo tanto, con esta actitud tan irreflexiva, estamos poniendo en peligro a todo nuestro círculo de amistades “reales”, incluso a nuestros hijos”, destacó Rosell.

Según S2Group, además de estar expuestos a un posible ciberacoso, otros de los riesgos asociados pueden ser:

  • Ataques físicos. Es posible que se produzcan al conocer a través de las redes sociales los hábitos de vida del usuario (lugares que visita, a qué hora, etc.)

  • Mayor exposición de los sistemas. Al confiar en esa persona podemos abrir cualquier documento que nos envíe y que éste contenga ‘malware’ que infecte e inutilice nuestro ordenador, tablet o smartphone. Algunos ejemplos son los virus troyanos o acciones de ‘ransomware’ (“secuestran” el equipo bloqueándolo y muestran en pantalla un mensaje que obliga a pagar una cantidad para poder volver a utilizarlo).