La comunicación científica en España se encuentra en un buen momento. La ciencia está de moda, con lo que supone decir eso. Hay muchos espacios que informan sobre esta materia en los medios de comunicación. Los principales diarios online tienen secciones sobre ciencia y periodistas especializados. Los centros de investigación de todos los ámbitos apuestan por la difusión de la misma a través de sus departamentos de comunicación.

Según la última encuesta sobre percepción social de la ciencia realizada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), el porcentaje de personas en España que sigue la actualidad sobre ciencia y tecnología con interés ha crecido desde el 6,9% en 2004 hasta 16% en 2016. Además, según este mismo estudio, los científicos son la segunda profesión más valorada con un 4,4 sobre 5, solo por detrás de los médicos (4,55) y por delante profesores e ingenieros.

Consultamos a la periodista Anna Juan, responsable de comunicación en el Instituto de Investigación Sanitaria La Fe (IIS La Fe) para conocer más en detalle en qué momento nos encontramos y cómo es su trabajo para visibilizar los avances de los científicos que componen IIS La Fe.

¿Cómo percibes la comunicación de ámbito científico en el resto de Europa?

La sensibilidad de la Unión Europea hacia la comunicación de la ciencia es muy grande. Es un aspecto fundamental y obligatorio en el H2020, el Programa Marco de Investigación e Innovación de la Unión Europea. La investigación y la innovación que financia Europa debe contarse a la sociedad y debe hacerla partícipe, así como a los agentes que participan de la investigación que, en el caso del ámbito biomédico tienen un papel muy importante.

– ¿Cuál es el reto de los divulgadores científicos?

Hay una línea difusa, pero me gustaría diferenciar la comunicación científica de la divulgación. Si hablamos de comunicación científica nos referimos a la difusión de novedades, noticias, publicaciones, actividades propias del ámbito científico a públicos especializados o generalistas. En mi opinión, si hablamos de divulgación de la ciencia, hablamos de hacer más universal el conocimiento científico, de crear cultura científica y de contribuir al pensamiento crítico en esta materia. Eso también se debe intentar desde la comunicación científica, desde el periodismo científico, ya sea en un blog, en un periódico o en un informativo de televisión.

Podríamos decir que la comunicación científica nos cuenta la ciencia y la divulgación científica nos acerca a la ciencia. La comunicación científica nos debe contar que hay un descubrimiento científico y gracias a la divulgación científica deberíamos ser capaces de entender la trascendencia de este hallazgo. Por lo tanto, el reto de ambas es llegar al público.

-En los últimos años se ha consolidado la especialización del periodista en materia de salud, ¿por qué crees que se ha producido este fenómeno?

Más que consolidarse, se ha reconocido como especialidad. Hay periodistas especializados en las áreas de salud y ciencia que están centrados en la actualidad que se genera en estos ámbitos. Lo habitual era que el área de sociedad de un medio se encargara de la información que se metía en un gran cajón en el que convivía la información sobre avances científicos, novedades médicas y política sanitaria. Hoy ya no es del todo así. Además, hay pocas cosas más importantes que la salud y en el caso de a investigación biomédica, la especialización es muy recomendable. Aun así, el primer estudio sobre información de salud, elaborado por Infoperiodistas, la Asociación Nacional de Informadores de Salud (ANIS) y la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) bajo el título de Infometro Salud 2018, revela que el peso de la información de salud en España supone solo el 2,8% respecto del total de lo publicado en medios de información general.

– ¿Cuál es el reto que tienen por delante los periodistas en este sector?

El mismo que todos los periodistas. Informar con rigor y veracidad. Un rigor que tiene como objetivo, en este caso, no generar falsas expectativas respecto a las novedades y los avances de la investigación e informar con responsabilidad sobre los temas que pueden afectar a la salud de las personas.

-En una institución pública cómo se trabajan las comunicaciones para llegar a todo el mundo y que sean comprendidas.

Como periodista que se ha especializado -nunca lo suficiente- en comunicación científica, la clave está en contar con equipos de trabajo formados por comunicadores y por científicos. Equipos en los que nos apoyemos mutuamente y aprovechemos las cualidades de cada perfil. Para contar la ciencia que se hace en una institución como el Instituto de Investigación Sanitaria La Fe, es fundamental el apoyo de los investigadores y las investigadoras a la hora explicar los avances, detectar las noticias y hacerlas llegar a la sociedad.

Cuando enviamos una nota de prensa, proponemos un tema o una entrevista, buscamos visibilizar el trabajo de los investigadores y las investigadoras, intentamos hacerlo de manera clara y cercana, pero a la vez queremos poner en valor la complejidad de la ciencia. En un laboratorio se puede curar la enfermedad en un ratón y eso es un proceso muy largo, muy exigente y muy prometedor, que no está reñido con la posibilidad de contar historias interesantes, atractivas para un público amplio.

– ¿Cuál es el mayor peligro al que te enfrentas dentro de una comunicación de este tipo? 

No generar falsas expectativas. Si contamos que una investigación ha demostrado la eficacia de un tratamiento para inhibir el crecimiento de un tipo de tumor en ratones, debemos destacar que ha sido en esa fase preclínica y debemos explicar qué supone, cuál es el siguiente paso y no generar expectativas, pero tampoco decepciones. Ahí entra en juego una tarea divulgativa que consiste en hacer llegar a la sociedad esa complejidad de la que hablaba antes y contar la ciencia, pero también cómo se hace la ciencia.

– ¿Es el lenguaje técnico una barrera para transmitir el mensaje?

No debería ser un problema. Hace unos años, no sabíamos qué era la prima de riesgo y creo que entendimos el mensaje. Es posible que el lenguaje científico genere cierto rechazo, pero en muchos casos, detrás de esa queja sobre el lenguaje técnico, científico, hay una falta de cultura científica. No es preciso que todo el mundo sepa qué es un microRNA, pero me sorprende que no se rechace el lenguaje científico –en este caso, pseudocientífico- en la publicidad de productos cosméticos y se tolere, sin tanta crítica, que nos hablen de cremas con células madre o que regeneran el ADN. ¿Verdad que si nos convencen para comprar una crema que regenera el ADN es porque hemos captado el mensaje de que es algo importante?