Los tiempos han cambiado. Atrás quedaron las libretas con gusanillo, las agendas de papel empolvadas para anotar los teléfonos y nombres de las fuentes de un periodista. Lo mismo sucede con la llamada telefónica de rigor desde una cabina de teléfono, con cierto aire clandestino. En su lugar, encontramos ahora los smartphones de los profesionales de la comunicación. Y por si esa herramienta fuera poco potente, ahora, con la inclusión de la nuevas tecnologías en las rutinas del oficio, el periodista puede contar con aplicaciones como Whatsapp que le permite tener agendadas y localizadas a sus fuentes y entablar conversación con ellas en cualquier momento.

De hecho, es tal su eficacia que ya se han publicado varios reportajes únicamente elaborados a través de la información sustraída por un grupo o un chat de Whatsapp. Gracias a la inmediatez de este tipo de aplicaciones los periodistas pueden contactar con personas de todo el mundo y conocer casi en tiempo real sus movimientos, o lo que está aconteciendo, como hizo la reportera Rossalyn Warren, quien comenzó a usar esta herramienta como vía para la cobertura de noticias.

Rossalyn, al igual que otros periodistas, que buscaban informar del caso de los refugiados sirios que intentaban viajar a Europa desde Turquía, tenía dificultad para obtener la información pero logró el contacto de Abdul, un joven que intentaba llegar a las costas griegas y le sirvió como eslabón para alcanzar a otras personas que se encontraban en su misma situación. Así fue cómo descubrió qué hacían y a dónde se movían.

Además de la ventajosa condición de mantener el contacto a pesar de los múltiples kilómetros que les separaban, pudo verificar que todo lo que le contaba era cierto, mediante imágenes, vídeos y posiciones geolocalizadas. Por casos como el de Warren y otros de similares características, los periodistas han descubierto en esta vía de contacto una potente herramienta profesional.

Desventajas

Sin embargo, esta herramienta también tiene su inconvenientes, porque no siempre es fácil identificar una fuente o de dónde proviene un contenido difundido por esta vía, y menos cuando este se hace viral como las noticias falsas que, a menudo circulan como mensajes tipo en listas de difusión. Para huir de estas informaciones de dudosa credibilidad es importante detectar el origen de la misma y, si no es posible, cotejar que esa información es real, porque de no serlo es preferible no publicarla. En este sentido, uno de los retos de la profesión, a parte de reciclarse con las nuevas tecnologías, es dar un paso más y averiguar de dónde salen dichas informaciones, pero lo cierto es que a día de hoy todavía es díficil. Por tanto, hay que seguir aplicando la máxima de esta profesión, cuestionarlo todo e indagar hasta el final.