Aunque por poco acabó metida en una facultad de arquitectura, Naiara Reig (@naiarareig) asegura que nació “curiosa e indecisa y con un millón de palabras atropelladas” en su cabeza que “se peleaban por salir cada vez que tenía delante una hoja en blanco”. Y solo pudo canalizar sus deseos creativos más internos convirtiéndose en periodista. Actualmente lo hace como freelance desde París y ha sido editora de la versión en español de la revista de periodismo participativo Cafébabel.
¿Qué te motivó a enfrascarte en el complicado mundo del periodismo?
Siempre me apasionó escribir, contar historias. Supongo que en un momento dado supe que quería convertirlo en una profesión y vi en el periodismo una reunión de todo aquello a lo que yo quería dedicarme. Creo que, al final, muchos acabamos respondiendo lo mismo a este tipo de preguntas.
¿Cómo defines el buen periodismo?
El periodismo es a la vez una herramienta y un termómetro para cualquier sociedad. El buen periodismo es aquel que muestra al mundo historias que habían permanecido escondidas y que merecen ser contadas, el que comprueba sus fuentes, el que no se deja arrastrar por influencias económicas. A día de hoy parece cada vez más complicado, pero un buen periodismo es fundamental para mantener una democracia sana.
¿Cuál es el panorama actual del periodismo francés? ¿Y al compararlo con el español?
A decir verdad, la situación del periodismo (y de la profesión de periodista) en ambos países es bastante similar. Si bien es cierto que los salarios franceses son más elevados (el sueldo mínimo se sitúa en torno a los 1.500 euros brutos), la mayoría de los empleos que se ofertan son muy precarios, con contratos por horas, de formación o como freelance. También son muchos los medios de comunicación que han tenido que reajustar sus plantillas, igual que ha sucedido en España durante los últimos años.
¿Es más sencillo ser periodista en París que en España?
No es más sencillo, especialmente para los periodistas extranjeros, sobre todo, por motivos prácticos como el idioma o el desconocimiento inicial del panorama comunicativo en Francia. Lo que sí es más sencillo, probablemente, sea empezar. Por ejemplo, en Francia unas prácticas sin ningún tipo de remuneración son impensables y tampoco está permitido ocupar el mismo puesto por becarios de forma continuada (a más de un medio de comunicación español se le aguaría la fiesta con este sistema). Por otra parte, puede que sí resulte más sencillo ejercer la profesión en según qué situaciones, ya que la profesión de periodista es mucho más respetada en Francia de lo que pueda serlo en España.
¿Qué circunstancias laborales tendrían que darse para que regresaras a España a ejercer tu profesión?
El periodismo en España sufre una crisis de identidad en la que muchos de los medios han “olvidado” su función como herramienta al servicio de la sociedad y esto ha derivado en una crisis de credibilidad mucho mayor. Hemos entrado en una espiral en la que los grandes medios son quienes controlan la información y los pequeños tienen que hacer malabarismos para sobrevivir. Habría que hacer grandes cambios, por ejemplo, a nivel legislativo, para recuperar la buena salud del periodismo en España y, teniendo en cuenta la situación política y económica en nuestro país, estos cambios aún tardarán en llegar. En mi caso, no me planteo volver a corto plazo.
¿Qué supone para tu carrera y para tu continua formación como periodista haber trabajado en una revista de periodismo participativo tan significativa como Cafébabel?
Ser la editora de la versión en español de Cafébabel fue el equivalente a tomar un curso acelerado en gran cantidad de ámbitos diferentes. Desde los aspectos más prácticos, como aprender lo que supone trabajar en un entorno internacional, con compañeros de más de seis países y una red de colaboradores que se extiende por toda Europa, hasta aquellos más abstractos pero igualmente importantes, como la importancia del tratamiento de la información en la construcción de la identidad europea. Creo que todos aquellos que pasamos por Cafébabel tenemos la suerte de comprobar de primera mano lo comprometidos que están los jóvenes europeos y las ganas que tienen de hacerse oír.
¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes del trabajo de freelance?
La principal ventaja es la capacidad (al menos, en teoría) de escoger tus propios temas y gestionar tu tiempo como consideres. Aunque la realidad es que la mayoría de trabajos como freelance no están bien pagados y obligan al periodista a trabajar una cantidad de horas que posteriormente no se ven reflejadas en el sueldo, y a hacerlo en multitud de proyectos diferentes. De hecho, ya son muchos los medios que han dejado de ofertar puestos temporales o fijos en favor de puestos como freelance, en los que el periodista cobra por pieza. Y, francamente, lo que pagan muchos medios españoles (algunos de ellos entre los más importantes) es para reír por no llorar.
Si ahora tuvieras 18 años, ¿volverías a decidirte a estudiar la carrera de Periodismo?
Sí, sin duda. No es una profesión fácil, pero no se me ocurre ninguna otra en la que habría podido reunir semejante cantidad de información sobre tantas materias diferentes y de experiencias enriquecedoras, tantos ámbitos distintos en los que trabajar. Es duro, pero creo que los periodistas nunca dejamos de aprender sobre el mundo y para eso creo que nos metimos en este lío.