Los futuros periodistas ya no quieren escribir

Un mar de portátiles con la manzana mordisqueada y detrás, como atrincherados, una exposición de caretos con la mirada clavada en la pantalla. O perdida. Mentes absortas en su mundo interior. Es una estampa bastante habitual en las clases de periodismo. En especial en los últimos cursos del grado, cuando la distracción es más pausada y silente que en el inicio de la carrera, momento en el que el salto a la Universidad genera un desasosiego hormonal efervescente.

La desafección hacia el profesor, la rebelión en el aula (sea cual sea su versión) y la jura de bandera pirata por parte de los alumnos es parte de la carga que todo docente lleva en la mochila. Son las circunstancias de la edad. Pero en los últimos tiempos (al menos desde hace un par de lustros) se ha producido un salto cualitativo que podría resumirse en que el alumno ha evolucionado desde el agnosticismo al ateísmo sobre la profesión. Es la percepción generalizada que se tiene del sistema de enseñanza reglada del periodismo, de las posibilidades de encontrar un empleo digno como contador de historias (que no es otra cosa este oficio) y del sentido mismo que tiene el periodismo en las circunstancias actuales de la doble crisis del sector: la derivada de la caída de la inversión publicitaria no recuperada tras la crisis y la del modelo de negocio con la revolución digital.

Los actuales alumnos, nativos digitales todos ellos, han nacido portadores de una genética audiovisual que condiciona y determina su percepción del “oficio más hermoso del mundo”. Un texto de 10 líneas es aceptable, de 20 es largo y cuando no cabe en una página es eterno, enciclopédico… la biblia.

Lejos de soñar con un profesor que no ponga límites a la libertad creativa, hoy los alumnos hijos de las redes sociales improvisan manifestaciones de desaprobación cuando se les incita a elaborar un reportaje en profundidad o un análisis de 2.500 caracteres. Alargar un texto es una forma de perder el tiempo. Para unas generaciones que tienen prisa. Para quienes han mamado el tiempo en formato píldora, al socaire de las redes sociales, de tal forma que las horas son años y los minutos, meses.

Como antes y como toda la vida, los planes de estudio, dice el alumnado, no responden a las necesidades del mercado, no interesan lo más mínimo y en los cuatro años nunca se ha estudiado nada. Y donde se dice nada, póngase la exigencia del día en el ejercicio de turno que se mande realizar. Como hace unos años y como siempre, son una inmensa minoría los alumnos que leen la prensa diariamiente, o una vez al mes, o a la semana, o al año.

En la época dorada de los periódicos de papel eran contados los estudiantes que acudían al quiosco. Hoy pueden contarse con los dedos de una mano los que están abonados a algún diario digital o aquellos que alguna vez se pasan por un quiosco. La cultura de lo gratuito, uno de los grandes logros de Internet, lo ha invadido todo. No interesa y menos aún pagando. Lo mismo que antes pero en una proporción de alumnos abrumadoramente más escandalosa.

Entonces, ¿Por qué estudias Periodismo? Pues para aprovechar la nota de corte, que es de las más altas. ¿Y para escribir? ¿Ya nadie estudia periodismo para matar su frustrada vocación de escritor? Los hay, pero menos. Son pocos los que tienen el hábito de leer y, por tanto, la inquietud de escribir. Exactamente del mismo modo que hay niños que siguen soñando con ser policías o bomberos, pero son escasos en comparación con aquellos que sueñan con ser youtuber.

En la clase sigue estando representado el grupo, cada vez más equilibrado en cuanto a género, de los que estudian para dedicarse al periodismo deportivo. Para ver gratis a su equipo del alma. En esencia.

Y en las antípodas de este panorama mayoritario militan unos cuantos jóvenes estudiantes de periodismo que siguen incubando sus ilusiones y sus sueños en la hemeroteca construida por Gay Talese, Norman Mailer, Enric González, Manu Leguineche, Rosa María Calaf, Raúl del Pozo, Truman Capote, Ben Bradlee, Tom Wolfe, José Martí Gómez, Iñaki Gabilondo, Carl Bernstein o Bob Woodward.

Por Abril Antara

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“El periodismo cultural es un espacio de resistencia”

¿El periodismo cultural se centra en el artista, el libro o la super producción del momento? Puede ser que en las grandes cabeceras se focalice demasiado en esta tendencia, pero muchos de los periodistas que lo trabajan en otros medios lo entienden también como una manera de abrir la cultura no masiva a todo el público para darla a conocer y analizarla de manera audaz, veraz y con calidad. Es el caso de la profesional Olga Ayuso (@OAyuso), que hace lo propio en El Periódico de Extremadura. En la actualidad también desmiga la psicología desde las ondas de Canal Extremadura Radio.

¿Cuándo te picó el gusanillo del periodismo?

El gusanillo del periodismo a mí me picó ejerciendo. Ni siquiera en la carrera. Yo estudié Periodismo porque me gusta escribir más que cualquier otra cosa en esta vida y era la única carrera en la que el oficio exige escribir: de hecho, comencé en prensa. Luego descubrí que, junto a dar clases, es el único trabajo en el que yo soy o sería feliz.

¿Cuál es el panorama actual del periodismo cultural en nuestro país?

Al periodismo cultural le pasa lo mismo que a la cultura, en general. Es un espacio de resistencia. Salvo los medios públicos, el resto de los medios se ha transformado en conglomerados de comunicación, con sus propias servidumbres (productoras de cine propias o amigas; editoriales a las que se les hacen publirreportajes vestidos de noticias; los críticos solo reseñan libros que publican las afines, etc.). Además, se han introducido dentro del paraguas de la cultura ciertas manifestaciones que yo no consideraré nunca culturales, como la moda (y ¡ojo!: considero que hay que ser profundamente culto para ser un buen diseñador; no desdeño la moda), la gastronomía o esa aberración psicópata que consiste en matar a un animal doméstico en una plaza (sí: el toro es un animal doméstico). Las dos primeras deberían tener sus propias secciones. La última debería darnos vergüenza social.

¿Qué tiene la radio que no tengan otros formatos a la hora de hacer periodismo? ¿Eres de los que piensa que es un medio que no morirá nunca?

La naturalidad, la posibilidad de escuchar las voces de la gente a la que entrevistas o de quienes hablas. Es más móvil que una televisión o que un periódico: es inmediata y es cercana. No creo que mueran nunca ninguno de los medios con los que se transmite qué ocurre en el mundo a los demás.

¿Cuáles son los temas estrella que tratas en tu programa sobre psicología en Canal Extremadura Radio?

No hay temas estrella en psicología. Había una carencia de programas o espacios que abordaran la psicología de manera científica y no como un compendio general de consejitos de autoayuda que no sirven para nada, en el mejor de los casos, y que dañan personal y socialmente, en el peor. Así que, por ahora, me estoy dedicando (entre otras cosas) a desmontar mitos. Lleva muy poco tiempo, de todos modos.

También tienes un blog sobre cocina vegana. ¿Crees que el veganismo es un estilo de vida que ha crecido en los últimos años en nuestro país o sigue siendo visto de manera ‘extraña’ o diferente por quienes comen productos de origen animal?

El veganismo no es un estilo de vida. El veganismo es un posicionamiento ético, del mismo modo en que el abolicionismo de la esclavitud lo fue. Uno de estos posicionamientos se manifiesta en la cocina (no comer nada que provenga de un animal), pero otros en la moda (no vestir cuero, lana o seda), en el ocio (no ir a espectáculos que utilicen a animales). Sigue siendo visto de manera extraña, diferente y hostil: supongo que, en muchos lugares, menos, pero yo vivo en Extremadura, la tierra del cerdo ibérico. Generalmente, el tema del veganismo y del activismo vegano se lanza siempre a la carta animalista: no dañar a animales. A mí me interesaron más desde el principio (desde que comencé a informarme sobre la industria alimentaria, que es muy opaca) otros problemas: nos estamos comiendo la comida de personas que no tienen para comer. Se planta soja para alimentar al ganado que nos comemos en el Primer Mundo, se destruyen ecosistemas, se mata a indígenas, hay conflictos por la tierra que desencadenan guerras, se contribuye al cambio climático, se acaba con los fondos marinos y con la biodiversidad, pescamos en aguas extracomunitarias de países del Tercer Mundo, et. Las decisiones individuales de un grupo de personas no van a cambiar esto, que es un problema global, pero al menos yo (que siempre he dicho que el hambre en el mundo no se acaba por falta de voluntad política) me abstengo de colaborar con industrias y prácticas que contribuyen a la hambruna y a la destrucción del medio ambiente.

¿Alguna cosa más que desees valorar o destacar sobre los temas tratados?

El concepto de que la cultura es política e implica posicionamientos políticos: uno de ellos es hablar de lo que no se ve, de lo que no tiene espacio en los medios de comunicación generalistas, que dedican espacios al último disco del artista del momento o a la superproducción o al best seller del momento.

La Unió de Periodistes Valencians presenta una guía para el profesional autónomo

La Unió de Periodistes Valencians presenta una guía para el profesional autónomo

Hace unos días la presidenta de la Unió de Periodistes Valencians, Noa de la Torre, y la periodista asociada Lorena Ortega han presentado la Guía para el profesional autónomo con el objetivo único de ayudar a todos los periodistas o fotoperiodistas freelance en la Comunitat Valenciana y también del resto de España.

El manual, escrito por Ortega, se muestra como una herramienta que permitiría resolver todas las dudas laborales que pueden surgir a los profesionales de la comunicación a todos niveles.  El libro se acompaña de consejos, enlaces, ejemplos, modelos y anexos, tan indispensables como sencillos, que aclaran las potenciales y principales cuestiones de los especialistas de la información.

Así, la guía expone, entre otros asuntos, los derechos de los que disponen los periodistas en calidad de autónomos, las obligaciones fiscales relacionadas con esta situación laboral, las prestaciones a las que pueden acceder y solicitar o las claves para llevar sus cuentas y contabilidades.

La obra incluye también un análisis completo del sector del periodismo freelance en la Comunitat Valenciana, que saca a la luz una constatación “alarmante”, consecuencia “de la revolución tecnológica que ha dejado a los medios de comunicación tradicionales sin un modelo de negocio viable para los nuevos tiempos”, según destaca Ortega.

Hoy, como indica el libro, un 65% de los periodistas autónomos lo son por “obligación”, es decir, para poder ejercer su trabajo. “Aunque la noción de freelance siempre ha existido, en la actualidad parece que sea cada vez más sinónimo de precariedad y de inestabilidad”, añade la coautora de la guía. De hecho, el 38% de profesionales por cuenta propia trabajan sin ganar al menos 500 euros netos al mes, una cifra muy preocupante, que nos revela la realidad de esta situación y los problemas que persisten.

El trabajo de periodista está ahora amenazado, pero tenemos que recordar que “sin periodistas tampoco hay periodismo”, como Ortega destaca, y que si no hay periodismo tampoco hay información. Así, parece indispensable sostener, ayudar y luchar por los derechos de estos profesionales de la comunicación, así como lo hace la Unió de Periodistes Valencians.

caso de La Manada

Cómo han cubierto los medios de comunicación el caso de ‘La Manada’

Hay noticias que trascienden más allá de la simple información, que generan un debate tanto en medios de comunicación como en la sociedad. Los sucesos son susceptibles a ello, como hemos visto recientemente con los casos de Diana Quer, el niño Gabriel y ahora, con el de ‘La Manada’. Este último, además, ha desembocado en movilizaciones en la calle tras la sentencia dictaminada por los jueces.

¿Cómo han tratado los medios de comunicación el caso de ‘La Manada’? Desde que saltó a la palestra hace dos años, ha habido un juicio paralelo en todos los ámbitos. Varios medios hicieron de altavoz de las familias de los jóvenes e incluso se ha visto algún juicio moral condenatorio a la víctima, ya que “había arruinado la vida de cinco chicos buenos”. Otros medios no quisieron entrar en tanto detalle y se limitaron a ofrecer la información que iba llegando desde el juzgado. Un punto de inflexión fue cuando se admitió como prueba el seguimiento realizado por un detective a la denunciante. A partir de ahí, parece que algunos medios no quisieron seguir dando alas a la versión de ‘La Manada’.

Las 370 páginas de la sentencia fueron hechas públicas el 26 de abril, de la que se hicieron eco todos los medios. Y el resultado fue de un apoyo casi unánime a la víctima, incluso de periódicos como La Razón o programas de tendencia más masculina como Carrusel Deportivo. Programas como Sálvame o Supervivientes también se posicionaron a favor de ella, así como otros más sensibilizados con el feminismo como El Intermedio.

Artículos de opinión a favor de la víctima o pidiendo respeto a la decisión judicial; imágenes de mujeres en la calle al grito de “No es abuso, es violación”; y noticias con todo tipo de detalles sobre ‘La Manada’ han copado los medios de comunicación desde entonces. Lo que hay que valorar es si se están posicionando porque realmente los medios se han concienciado y, por tanto, unido al debate feminista o le quieren sacar rédito mediático. De hecho, se han visto entrevistas como la que la periodista Cristina Pardo llevó a cabo al abogado de cuatro de los acusados, bastante contundentes y tratando de ponerle entre las cuerdas.

No obstante, algunos medios de comunicación publicaron datos la denunciante tras haberse hecho públicos el pasado miércoles en uno de los foros con mayor número de seguidores en España. Fotografías y datos personales aparecieron en varios medios de comunicación, aunque luego fueron retirados en algunos, sobre todo, tras conocer que el Departamento de Ciberseguridad de la Policía Nacional ha denunciado estos hechos ante el juzgado. Una cadena televisión llegó aún más lejos y llegó a emitir fragmentos de los siete vídeos grabados por ‘La Manada’, sin ningún tipo de ética ni de respeto a la víctima.

Respecto a la prensa internacional, The Times, The Guardian BBC o El Corriere della Sera ofrecieron información sobre el caso tratando de ofrecer una noticia lo más objetiva posible, pero remarcando en que fueron acusados por abuso y no por violación. Otros medios extranjeros se hicieron eco de la noticia tras el tweet de Jessica Chastain, denunciando que no se trataba de una violación sino de un abuso.

Este es solo el principio de una noticia de la que aún queda mucho por hablar, tanto informativamente como por todos los detalles que están saliendo sobre sus protagonistas, por lo que solo estamos al principio de un juicio que seguirá dando mucho de qué hablar.

inbound marketing

Google encabeza la lucha por el periodismo de calidad

El transatlántico de los buscadores, Google, pone en marcha una iniciativa para luchar por el periodismo de calidad. La corporación estadounidense se ha puesto manos a la obra con dos propósitos muy claros, evitar la proliferación de noticias falsas y apoyar los proyectos de los medios de comunicación basados en las suscripciones. “Aunque las noticias, en su mayoría, suelen darse gratis y se consiguen ingresos, se puede ir más allá. Queremos ayudar a diversificar con suscripciones” dijo Philipp Schindler, responsable de Google News. Tras varios meses de estudio, la compañía cree haber dado con la clave en lo que a las suscripciones se refiere. La idea es dar contenido gratis al principio, ganar la confianza de los lectores con periodismo de calidad y después, con tacto y educación, ofrecer que se suscriban sin ser agresivos.

Los usuarios demandan que se eliminen los farragosos trámites que hay que hacer para suscribirse a los medios. Dar todos los datos, incluidos código postal y domicilio es lo que más tira para tras a la hora de suscribirse a publicaciones de pago. El Washington Post ha reducido los clics a solo dos para no tener que hacer una cuenta, dar datos y demás detalles. Además Google está desarrollando varias herramientas entre ellas una especialmente dedicada a los medios, esta permitirá identificar las intención a suscribirse de los lectores basado en su comportamiento en la web.

Google ha entendido su responsabilidad social ya que un muy alto porcentaje de personas, utiliza su buscador muchas veces al día para encontrar respuestas a todas sus preguntas. “Todo el mundo va al doctor Google, pero no podemos dar cualquier información”, ha explicado Richard Gringras, vicepresidente de Google, para defender la estrategia que está poniendo en marcha la marca. Para llevar a cabo este proyecto, la corporación invertirá 245 millones de euros en los tres próximos 3 años y creará ‘Google News Initiative’ (GNI).

Por @angel_ferrer6

Legado de Forges

El legado de Forges

El legado que nos ha dejado Antonio Fraguas, Forges, (1942-2018) es inmenso. ¿Quién no se ha hecho una pregunta como la de los trabajadores que mostraba en sus viñetas, por ejemplo? Todos recordamos sus viñetas, su humor de denuncia, todo ello contado de una forma simple, pero directa, a través de las costumbres y la forma que los españoles tenemos de expresarnos. Sus pensamientos, que al fin y al cabo eran los de la mayoría, han quedado plasmados para siempre a través de su personajes. El legado de Forges es extenso y siempre con esa chispa que le ha caracterizado.

Forges estuvo dibujando 53 años. Todos los días. Incluso al final de su vida enviaba varias viñetas a El País, tal vez por lo que pudiera pasar. El cáncer acechaba y fue al final lo que le arrebató la vida. Y muchos son los que le echan de menos a día de hoy. En total, el legado de Forges cuenta con más de 250.000 viñetas. Quién no recuerda a ese empresario cacique aplastando a sus empleados, a Mariano Rajoy haciéndose preguntas, al eterno becario sumido en mil tareas o al matrimonio de toda la vida en situaciones cotidianas pero con un punto de humor y realidad.

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El legado de Forges

El legado de Forges es de más de 250.000 viñetas.

El legado de Forges ha quedado para la posterioridad del periodismo y de las viñetas que lo acompañan. Y, su propio lenguaje: “gensanta”, “insoporteibol”, “Gurtelitis”, “muslamen”… palabras que decían sus Blasillos, funcionarios, políticos, ancianas, etc. Un lenguaje popular que adoptó y con el que consiguió hacerse un hueco en nuestro habla diaria.

Forges comenzó a trabajar como técnico de telecine y mezclador de imagen en TVE, donde comenzó con 14 años. En torno a los 20 años, el tedio le invadió y comenzó a esbozar los primeros dibujos que después le ayudaron a salir de aquel trabajo con 32 años. Jesús Hermida fue quien le descubrió y en 1964 publicó su primera viñeta en el Diario Pueblo. Después pasó por medios como Diez Minutos, Informaciones, Interviú, El Jueves, El Mundo y, finalmente, en El País. En todos estos periódicos y revistas Forges dejó un legado inolvidable de viñetas, con temas de actualidad política, el machismo, las mujeres, el respeto a los animales o la denuncia de la situación laboral en España.

Gracias todo este legado, no olvidamos ni olvidaremos a Forges, maestro de los maestros.

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El teatro apuesta por desenmascar el periodismo

El teatro apuesta por desenmascarar el mundo del periodismo

La compañía catalana Els Joglars está recorriendo los teatros de España con su obra Zenit. La realidad a su medida. Una pieza que trata de comparar el mundo del periodismo, que nació con la intención de transmitir información vital para la sociedad, pero que, sin embargo, en la actualidad, se está convirtiendo en un mundo de espectáculo y negocio.

El afán por conseguir dinero y más poder lleva a los medios de hoy en día a presionar e, incluso, a manipular a la sociedad para conseguir sus metas. La lucha entre los medios por la inmediatez y la exclusiva también se ve reflejada en la obra y es uno de los problemas más grandes en el mundo del periodismo.

Publicar la noticia el primero está por encima de todo, da igual si la información está o no contrastada: todos acaban equivocándose alguna vez y pierden credibilidad. Esa confianza que la sociedad deposita en los medios va poco a poco desapareciendo y el estatus del periodista decayendo. Esta obra nos muestra a la perfección la necesidad de recuperar el periodismo de antes.

Zenit es el nombre del periódico que se pone de ejemplo en la representación para contar todos esos entresijos que tiene una redacción profesional. Vemos la evolución de los periodistas de trinchera, los mencionados plumillas, hacia los media workers y la lucha diaria entre la voracidad de la propiedad por conseguir más clientes a costa de todo y el periodismo ético que se enseña en las facultades y que defienden los periodistas.

Lectores, oyentes y telespectadores han evolucionado durante estos últimos años y han puesto su credibilidad y confianza en los periodistas y no en los medios en los que trabajan. En la actualidad se sigue al profesional por la forma personal de contar las noticias o su manera particular de escribir las columnas. Poco a poco va desapareciendo la lealtad a un medio concreto que se deposita en el individuo. Es por esto por lo que el periodista se va haciendo más independiente del medio y va labrando su marca personal.

Por @angel_ferrer6

Foto: Marga_Ferrer

¿Tiene futuro el periodismo medioambiental?

¿Tiene futuro el periodismo medioambiental?

En los últimos años se ha publicado una cantidad ingente de información acerca del cambio climático, la sostenibilidad y el medio ambiente, etc. Múltiples internautas, webs, blogs y medios de comunicación se han hecho eco de los hallazgos de los investigadores pero en ocasiones la falta de rigor y de veracidad de estas plataformas ha creado una alarma social por el sensacionalismo empleado a la hora de formular titulares. Ante esta vorágine de afirmaciones y este incipiente interés por parte de la ciudadanía de conocer en mayor profundidad estos asuntos, los profesionales de trinchera abogan por la divulgación científica y, por supuesto, por la especialización en el sector.

Desde la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), puntualizan que hay futuro en el periodismo medioambiental, siempre y cuando vaya respaldado por una buena preparación, formación y una exposición de los contenidos, que sea ingeniosa y de calidad. En este sentido, ya existen perfiles que ejemplifican el buen hacer de este tipo de periodismo como es el de Ricardo Fraguas Poole, periodista de referencia en España que se dedica a la difusión y a la promoción de la sostenibilidad.

Su obra “Amor y Sostenibilidad” y su trabajo en el programa radiofónico Emisión Cero corroboran que efectivamente existe futuro para el periodismo medioambiental. De hecho, su faceta de escritor le ha llevado también a retratar el paradigma del cambio climático y el espectro social desde la investigación, mostrando para ello las evidencias que llevana a asumir a la sociedad realidades distintas de las que se han dado a conocer en los medios.

Según Poole, “la realidad del petróleo no es nada nuevo que no se pueda llegar a saber pero tampoco se trata de una información de fácil acceso para la ciudadanía y que veamos a diario en las portadas de los medios de comunicación“. Sin embargo, afortunadamente se está produciendo un cambio, aunque todavía queda mucho camino que recorrer.

Tal y como resalta Poole en su libro, es necesario trasladar a la sociedad la tranquilidad de que conocemos los recursos y tenemos la capacidad para abordar esta situación y terminar con la falta de agua potable, de alimentos y concibir un estado de bienestar en el que todos tengan acceso a la educación, a la sanidad y a un trabajo digno. Ese es precisamente el mensaje que hay que transmitir desde el lado periodístico y no alimentar los bulos como la extinción del cacao en 30 años y la apocalipsis que auguran portales de dudosa credibilidad.

Es por tanto deber del profesional indagar en las investigaciones científicas y rescatar el dato que corrobore dichas afirmaciones o negativas que realicen estos portales o medios, en algunos casos, para poder esclarecer las dudas que afloran en el imaginario propular ofreciendo una información clara, concisa y veraz. Si todo ello se cumple el periodismo medioambiental continuará prosperando y desempeñará un papel fundamental en el ecosistema social, como transmisor de esta información.

Fake news

Las fake news, una lucha prioritaria en la sociedad

Las noticias falsas, conocidas en inglés como fake news, siguen estado a la orden del día a pesar de las medidas que Google o Facebook han intentado poner. Por ello, se han convertido en un problema en el que los políticos están tratando de poner freno. Así pues, el pasado mes de diciembre, el Gobierno español introdujo este tema en su estrategia de ‘Seguridad Nacional’.

La aparición de este tipo de noticias falsas, que tergiversan la realidad, ponen en cuestión políticos, gobiernos o marcas y extienden bulos de los que, en ocasiones, los propios medios de comunicación se hacen eco. Las redes sociales contribuyen a que la bola de nieve se haga más grande, llegue a más y más gente, por lo que luego es complicado desmentir o arreglar.

Recientemente se lanzó el I Estudio sobre el impacto de las fake news en España en el que se indica que el 86% de la población se cree las noticias falsas. El informe, elaborado por Simple Lógica en colaboración con el grupo de investigación en Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, indica que el 60% de los españoles cree que sabe detectar las noticias falsas, pero la realidad es que solo el 14% las diferencia.

En este sentido, el estudio señaló algunas fake news que la gente se creyó, como que Amazon iba a lanzar un supermercado robotizado, que Wikileaks confirma que Hillary Clinton vendió armas al ISIS o que los pelirrojos naturales están en peligro de extinción.

Asimismo, se explica que el 78% de los encuestados de entre 16 y 20 años no supo diferenciar entre una noticia verdadera y una falsa. Mientras, este porcentaje llega al 92% en los mayores de 55 años. De esta manera, aunque el porcentaje sigue siendo algo, los jóvenes logran distinguir mejor una fake new de otra que no lo es. Es interesante también el dato que apunta que el 4% de la población admite crear y distribuir estos contenidos. De ellos, la amplia mayoría lo hace por pura diversión o porque pensaban que no iban a ocasionar daño alguno.

Según el director del grupo de investigación, las fake news “a veces son contenidos claramente falsos y en tono humorístico que nos persiguen un condicionamiento del comportamiento. Otras, son informaciones falsas pero creíbles, creadas de forma intencionada, que buscan sembrar dudas o crear realidades paralelas para influir en las personas”. Además, añade que esta información falsa se incorpora a los recuerdos “cuando no tenemos una memoria fuertemente asentada sobre estos hechos, cuando es congruente con nuestras expectativas o creencias y cuando consideramos las fuente de información fiable”.

Redes sociales, medios y gobiernos están luchando contra las noticias falsas. Por eso, la ciudadanía debe ser consciente sobre aquello que lee para saber dirimir si es correcto o no. Informarse en medios de comunicación, seguir a periodistas experimentados, contrastar diversas fuentes, etc. pueden ser algunos consejos. Y los medios también deben hacer lo propio para no difundir esas mentiras, ya que se viralizan enormemente. Las fuentes oficiales, comparar y verificar datos, hablar con las fuentes de la noticia o ver de dónde proviene una información son algunas de las actuaciones que hay que afianzar. Por ello, el Periodismo es más útil hoy que nunca, con profesionales formados que sepan cómo afrontar las fake news.

periodistas autónomos

Periodistas autónomos y el reto de la profesión

Muchos profesionales del periodismo han tenido que pasar a ser freelance o, mejor dicho, periodistas autónomos, desde que comenzara la crisis. La dificultad de encontrar trabajo como asalariados ha hecho que un 25% de los que trabaja en medios de comunicación y un 27% de los que lo hacen en gabinetes de prensa empresariales o institucionales son autónomos. Además, muchos han tenido que crear su propio medio o empresa.

Según la Federación nacional de Trabajadores Autónomos (ATA), 15.000 periodistas se dieron de alta como trabajadores por cuenta ajena en los últimos ocho años. Una cifra nada desdeñable, pues muchos compañeros se encuentran trabajando en estas condiciones de forma precaria y mal remunerada. De hecho, ATA indicó a EFE el año pasado la preocupación que existe por el crecimiento de esta figura en el sector periodístico. Por ello, indicaron que quieren trabajar para “evitar que el binomio periodistas-autónomos signifique un trabajo precario”.

Las condiciones que se ofrecen a los periodistas autónomos de los medios de comunicación son muy inferiores a si hubieran sido asalariados. Y ello pese a realizar el mismo trabajo o, incluso, mayor. Unas condiciones que denunció la presidenta de la Asociación de Prensa de Madrid, Victoria Prego, subrayando que, de esta manera, se ha expulsado “de la seguridad laboral a miles de periodistas”, dejándolos “desamparados” tanto económica como laboralmente. Por ello, en el Informe de la Situación Periodística de 2017 se hace hincapié en la idea de que el 79% de los periodistas afirma que son autónomos porque las circunstancias les han obligado.

Asimismo, el informe recoge que la edad de los periodistas autónomos oscila entre los 30 y los 44 años y se encuentran en esta situación desde hace menos de cinco años. El 37% de ellos trabaja en medios, mientras que el 42% son comunicadores. Desglosando este último punto, un 37% trabaja en medios nativos digitales, 32% en revistas en papel y un 20% desarrollan contenidos digitales en medios convencionales. A ello se añade este dato: el 50% afirma que colabora con más de una empresa a la vez, lo que viene a señalar las condiciones precarias en las que se encuentran. Esto es, el 46% de los periodistas autónomos cobra menos de 1.000 euros, un porcentaje que desciende entre los comunicadores (33%).

En definitiva, se trata de una situación que afecta, en primer lugar, a los propios profesionales del periodismo, a sus condiciones laborales y vitales. Y, en segundo, a la ciudadanía, pues la calidad de las noticias queda mermada. Parece que la máxima “sin periodismo no hay democracia” aún está muy lejos de conseguirse por las condiciones laborales tan delicadas en la que vive un sector fundamental para la sociedad. Todo un reto que, desde el sector, se espera que se solvente para poder ofrecer información elaborada por profesionales que trabajan en condiciones dignas.