Rosa Rivas (@gastrorosarivas) ha luchado a lo largo de su carrera periodística, junto a otros colegas, por colocar la gastronomía y el mundo de la cocina en las páginas de los periódicos como parte de la cultura española. Y lo consiguió de la mano de El País. En su trayectoria profesional ha colaborado en RTVE y Canal+, así como en otros medios internacionales como Food Magazine (Suecia), Precious (Japón) o CBS Boston (EE.UU.). Fue galardonada con el Premio Nacional de Gastronomía 2010 y es coautora de Basque, territorio creativo.
¿Qué importancia ha tenido la gastronomía en tu vida?
Siempre he tenido contacto con la gastronomía, pero a nivel profesional ha costado un poco más porque hace 15 años no existía la gastronomía como parte de la cultura en el mundo del periodismo, ni tampoco la difusión de su conocimiento. Pero el tesón tuvo recompensa, ya que trabajé duro junto con otros colegas para lograr que tuviera el lugar que merecía. Como, por ejemplo, en 2007, cuando conseguimos que la gastronomía tuviera su propia sección en El País. También ayudó muchísimo el fenómeno Ferran Adrià y el trabajo de otros grandes chefs.
¿Y cómo se mostraba antes el mundo de la cocina en los medios?
Mi primer contacto con la información gastronómica fue editando recetas de Simone Ortega (autora del su libro 1.080 recetas de cocina, de 1972, uno de los libros más vendidos en España) en El País Semanal. En los noventa la gastronomía no era un hecho cultural, no era noticia y, menos, abría telediarios como ahora. En los 80 solo encontrabas Con las manos en la masa, con Elena Santoja, que fue muy importante, y, después también ha influido como gran divulgador Karlos Arguiñano.
¿Y has dado con personas que te han ‘facilitado’ el trabajo?
A lo largo de mi carrera he conocido a personas maravillosas y muy generosas. Y claro que me han supuesto un apoyo a la hora de trabajar. Tenemos suerte de contar en España con cocineros geniales abiertos a la experimentación y al cabo conocimiento e investigadores que han llevado nuestra gastronomía a la vanguardia.
¿Cuáles son las claves para realizar periodismo gastronómico de calidad en papel y en digital?
La labor de los periodistas gastronómicos es informar y ofrecer datos al público para que conozca lo que hay, no solo incentivarle a que se ponga ciego a comer en los restaurantes a través de las críticas. Hay que saber comunicar. Y comunicar y documentarse mucho. Nunca se deja de aprender en este mundo.
¿Crees que las redes sociales están teniendo una presencia importante para que la sociedad conozca de cerca la cocina y cada uno de sus secretos?
Las redes sociales y los medios digitales ayudan a que las personas coman con los ojos, pero la información tiene que ser la misma que en cualquier otro medio: no puede decaer su calidad para que las personas saquen a través de ellas sus conclusiones, se pongan a cocinar o acudan a restaurantes. Aunque no soy muy partidaria de las críticas: si me gusta un restaurante, me gusta, pero no le voy a decir a un chef lo que tiene que hacer. Un tuit debe acertar y estar bien hecho para no ser un troll. Es algo instantáneo que influye en la gente. Al igual que las fotos, que deben ser muy visuales e informativas, con calidad.
¿Cómo ‘trata’ la sociedad hoy en día a la gastronomía?
Muchas personas la ven como una moda y hay mucha pose en el mundo de la gastronomía, en lo que la gente percibe a través de los medios y de las redes sociales. Y la gastronomía no puede ser una moda; es cultura, conocimiento y productos que hay que aprender y conocer desde sus orígenes. Falta mucha pedagogía gastronómica en nuestra sociedad. En los colegios se debería enseñar nutrición, salud y cocina. Que los niños sepan cocinar.
¿Por qué no debemos dejar de leer Basque. Territorio creativo? ¿Qué ha supuesto la cocina vasca para la gastronomía nacional?
La nueva cocina vasca de finales de los años 70 es el germen de toda nuestra gastronomía vista como hoy en día la vemos. Sus cocineros han enseñado a combinar tradición e innovación, así como a respetar la cocina como se merece. A partir de ahí hubo una evolución y se hizo historia. En cuanto al libro, es muy útil para conocer nuestro pasado, el origen de la vanguardia española, desde el respeto al producto.