El periodista Antonio Martínez Ron se ríe al ser preguntado por el interés que en la actualidad pueda tener el Gobierno por la investigación científica, aunque ya no estemos sumergidos de lleno en la crisis económica. Una risa enlatada y sarcástica detrás de una temática a la que lleva dedicando gran parte de su carrera profesional, la ciencia, tanto en prensa como en radio y en televisión.
Es el responsable de proyectos digitales de divulgación exitosos como Naukas.com y Fogonazos.es, trabaja como redactor jefe de Next (Vozpopuli.com) y es colaborador de la revista Quo. También es autor de los libros El ojo desnudo (Crítica, 2016) y ¿Qué ven los astronautas cuando cierran los ojos?, director del documental El mal del cerebro y creador del podcast Catástrofe Ultravioleta.
¿Cómo definirías el periodismo en pocas palabras?
No recuerdo cuál era la definición canónica que nos daban en la facultad, pero te diría que el periodismo consiste en ir, tratar de entender y contar. No creo que haya un oficio más fascinante.
¿Cómo llegaste al periodismo científico?
Cuando yo estudiaba la carrera, el periodismo científico se mencionaba de pasada en una asignatura llamada ‘Periodismo especializado’, pero ni siquiera era una posibilidad real de futuro, al menos en mi universidad. Por suerte creo que las cosas han cambiado y ahora los estudiantes tienen otra perspectiva. Yo llegué al periodismo científico a la vez de rebote y de forma natural, porque eran el tipo de historias que siempre había querido contar y encontré la manera de dedicarme a ello.
Ahora que se vislumbra la luz después de años de crisis, ¿crees que se vuelve a dar algo más de importancia a la investigación científica desde el Gobierno o que no ha mejorado la situación?
(Risas enlatadas)
¿Cuál es el panorama actual de la divulgación científica en los medios generalistas?
Hay honrosas excepciones, pero a mi juicio sigue siendo un panorama bastante desolador. Los medios siguen sin dedicar a la ciencia un espacio equivalente al que le dedican a otras cosas mucho menos relevantes para nuestras vidas.
¿No ha mejorado la situación entonces?
La divulgación está ganando terreno en algunos campos en concreto, como la nutrición, pero en otros sigue siendo un desierto. En los informativos de televisión, que siguen siendo una referencia para una mayoría de la población, sigue siendo raro que aparezca una noticia científica. Y cuando aparece es casi peor, porque a menudo se aborda sin rigor.
¿Cuál es la última noticia sobre ciencia que has conocido, de elevada relevancia, pero poca difusión en medios?
¡A ti te la voy a contar! ¡Ja, ja, ja! No, es broma. Puedes entrar en Next Ciencia y encontrarás muchas historias que te sorprenderán, pero que no has visto en los grandes medios o en horarios de máxima audiencia. En general siempre tiene más difusión lo más llamativo, aunque su trascendencia real sea menor. Por ejemplo, se han dedicado horas y horas al descapotable espacial de Elon Musk y a otras misiones de NASA o ESA, con resultados científicos interesantísimos, no se les dedica ni un minuto.
Siendo la ciencia una temática que en radio suele quedar más relegada a la noche, ¿cómo conseguías captar la atención del espectador radiofónico a través de tu colaboración en ‘Te doy mi palabra’?
En las tres temporadas y media en las que estuve intenté hacer lo que pude, llevando la ciencia a un público que no está muy familiarizado con ella. El truco está en contar historias que nos afectan a todos, ya sea nuestra salud, nuestra relación con la tecnología o nuestra forma de entender la realidad. Es lo que hacemos también en el podcast Catástrofe Ultravioleta y lo que hemos hecho en Onda Marciana.
¿Crees que la sociedad en general se ha hecho menos curiosa que en los años 70 y 80 con respecto a las informaciones de ciencia o que espacios de entretenimiento como Big Bang Theory han vuelto a reavivar ese interés a través de la comedia?
La sociedad siempre es curiosa, pero cambian los focos de atención. En los 70 y 80 aún estábamos fascinados por la carrera espacial; hoy nos flipan más las historias de robots y algoritmos, los coches automáticos o la posibilidad de vivir 200 años. Los intereses cambian de la misma manera que cambia la sociedad.
¿Qué destacas de lo que el lector puede descubrir a través de El ojo desnudo y ¿Qué ven los astronautas cuando cierran los ojos??
Cuando escribo un libro intento transmitir, sobre todo, la fascinación por la ciencia y la manera en que se hacen los grandes descubrimientos. Y aspiro a que los lectores piensen que aún no está todo hecho ni está todo contado, ¡y que la realidad es alucinante!
Por @casas_castro