Siempre que abordamos la transición del concepto tradicional de profesión periodística tendemos a asociarla a la que viven los medios de siempre en relación a las nuevas tendencias digitales que asumen la empresa informativa y el periodista del siglo XXI. Pero en esta etapa, también hemos de poner el foco en la información periodística especializada que fluye de los gabinetes de prensa, actores principales del cambio de rutinas que afronta el plumilla.
La relación entre el profesional que difunde contenidos desde la oficina de comunicación de una institución, empresa o partido político se ha visto modificada en los últimos tiempos por la generalización del uso de las nuevas tecnologías, el cambio de hábitos en el consumo de información y la nueva inmediatez a la que se enfrentan las redacciones tradicionales de los medios de comunicación.
De ahí que sea imprescindible que los profesionales de la comunicación que difunden mensajes, contenidos, informaciones y datos a sus colegas de redacción, a los que recogen la producción del primero como base de sus artículos, como respaldo informativo a sus crónicas o como justificante oficial a la versión de los hechos que presentan en sus secciones; lo hagan teniendo en cuenta la accesibilidad, inmediatez y formatos digitales que dejaron hace tiempo durmiendo al fax y que ahora están haciendo lo propio con el concepto tradicional de nota de prensa.
El comunicador de gabinete de prensa, al igual que sus colegas del ‘otro lado’, ha de familiarizarse con los nuevos lenguajes, saber anticiparse a la versión en papel que se publicará al día siguiente gracias a las pistas informativas que aborde desde el 2.0 al respecto de la información que haya difundido; mantener el contacto con los periodistas especializados en su área a través de los nuevos canales; monitorizar la actualidad de su sector e inducir contenidos que redunden en una lectura positiva de su empresa o institución en los medios de comunicación, tanto en el corto plazo (ediciones digitales), como en su versión tradicional.
Pero también redactar contenidos pensando en facilitar una lectura contextualizada al receptor, con enlaces, documentos, precedentes, informes, datos corporativos, cuentas de usuario de los protagonistas en los canales sociales… Y hacerlo sin olvidar que todo lo que publique o mediante cuya acción induzca a publicar, deja una huella en el ámbito digital que ha de plasmar la mejor versión de sí mismo y el mejor posicionamiento de la empresa o institución para la que trabaje.
Como se dijo en la presentación del informe de la Sociedad de la Información en España, asistimos al nacimiento de la figura del comunicador digital permanente, de la que el periodista ha de ser en todas sus representaciones protagonista del guión.