De lo planificado en el ámbito de la comunicación

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Foto: Marga Ferrer/Soma Comunicación

Foto: Marga Ferrer/Soma Comunicación

Siempre se dice que detrás de las marcas hay personas y que esas personas también tienen una marca, la del sello o rastro que deja su paso por internet. Tanto en un caso como en otro es aconsejable saber hacia dónde caminamos antes de lanzarnos a compartir informaciones, datos, pareceres, fotografías, hechos…

Lo malo es que tendemos a la impaciencia, parece que lo de perder tiempo no va con el ser humano, que es impulsivo por naturaleza y suele querer poner en práctica sus apetencias antes incluso de medir las consecuencias a priori.

En la vida empresarial como en la personal lo difícil es ganar el tiempo, la paciencia o la virtud de ordenar las ideas en torno a unos objetivos y de poner los medios más adedcuados para alcanzarlos.

Porque las herramientas son las mismas para todos y el usarlas es tan fácil como registrarse con un nick de usuario y una contraseña, o escribir una nota de prensa, o enviar contenido a diestro y siniestro sin tener muy claro siquiera quién es el destinatorio del mismo, cómo va a ser percibido tanto por los que lo esperaban como por los que no, qué resultado se va a obtener de ello o qué visibilidad/repercusión tendrá y qué canales son los más adecuados para transmitirlo.

Cuesta mucho leer un libro, mejor leer la reseña (o ni eso, el titular); cuesta mucho pensar en los recursos comunicacionales que han de desplegarse para que la audiencia te perciba en consonancia a éstos; cuesta una barbaridad dedicar tiempo a leer sobre lo que han conseguido o malogrado otros; cuesta más todavía escribir lo que se quiere conseguir; y más todavía planificar una pauta, un público, una duración, un contexto…

Planificar no es de sabios, es de prudentes. Medir no es de matemáticos, es propio de a los que no les gusta dejar en manos del azar el devenir de una firma personal, periodística o empresarial, tanto en el ámbito offline como en el online. Planificar y medir son rasgos que identifican también a los que no les interesa tumbar la mejor versión (o la peor mejorada) de alguien que deposita la confianza en un profesional de la comunicación (en su sentido más amplio, global, cercano, planificado, sostenido, humano, humilde y  empático).

Posted by @360gradospress

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