La Federación de Asociaciones de Periodistas de España junto con la Fundación César Egido han desarrollado la primera edición del Premio Palabra. Este galardón tiene como fin conmemorar a todas aquellas personas e instituciones, tanto nacionales como internacionales, que a través del uso de la palabra hayan ayudado a fomentar la convivencia, la justicia o el desarrollo social y cultural, bien a través de los medios de comunicación o de cualquier otro medio de difusión.
La presidenta de la FAPE, Elsa González, nos aclara algunas dudas al respecto de esta nueva iniciativa.
¿Cómo surge este proyecto?
Lo propone la Fundación César Egido Serrano, a través de algunos periodistas. Una entidad que propone elevar el valor de la palabra como vínculo de la humanidad.
¿Qué objetivo perseguís con él?
Básicamente, el mismo objetivo que confluye en ambas organizaciones. El uso de la palabra como elemento para mejorar la sociedad y hacerla más justa.
¿Cuáles son los parámetros que impondréis para determinar al ganador?
La palabra como elemento de concordia que mejora a la humanidad.
¿Qué ha supuesto el surgimiento de nuevas plataformas de comunicación para la libertad de información y expresión?
Todo lo que suponga esfuerzo para fortalecer las libertades es importante y, como periodistas, esencial para el desarrollo de nuestro trabajo.
¿Cuán determinante pensáis que es el uso de la palabra para el correcto desarrollo de una democracia?
Vital. Es el arma de la paz en una democracia.
¿Creéis que hoy en día es más difícil hacer un buen uso de la palabra?
Con sus dificultades como en otros momentos. Aunque, ahora, el acceso al escenario público es más fácil gracias a las redes sociales. Asimismo, el receptor de los medios de comunicación ya no es un ser pasivo, forma parte del engranaje informativo.
¿Deberían establecerse también códigos deontológicos para aquellos métodos de difusión que no son estrictamente medios de comunicación?
Siempre está la Ley para frenar los abusos y creo que no se precisan más normas, solo aplicar las que existen. No obstante, creo en la autorregulación. Y es preciso, en una sociedad democrática, que se imponga el respeto a la dignidad del ser humano, su pensamiento y sus creencias, sin que eso suponga autocensura.
Como ves, la palabra es importante.
Sharon Reguera
Foto: Marga Ferrer