Desde que algunos usuarios de la red social de los 140 caracteres convirtieron en TT el #RIPTwitter coincidiendo con la filtración de que Twitter iba a modificar el orden cronológico de la aparición de los tuits en el TL para apostar por un orden lógico, en función de la influencia, presencia, autoridad o notoriedad del mensaje o del mensajero, las comunidades online continúan a la expectativa y asistiendo a un funeral sostenido cargado de vitalidad informativa.
Porque un mes después de ese hashtag apocalíptico la red social celebró su 10 cumpleaños con una sonrisa que hizo dudar al mundo digital acerca de las vidas que le quedan aún por quemar antes de su defunción. Porque Twitter sigue en los titulares, en las ondas y en las escaletas informativas y de programas. Porque continúa estando en auge, aunque en cuanto a número de usuarios Twitter se haya estancado, por lo menos si lo comparamos con el registrado en otras plataformas como Instagram o Pinterest, las que más están acelerando su influencia, o Facebook, que continúa siendo el rey.
Twitter sigue siendo fuerte por la inmediatez, que convierte a la plataforma en noticiable en sí misma. Twitter es noticia y es fuente de noticias. Nos seguimos informando o desinformando de lo que acontece a través de los 140 caracteres. Las necrológicas, los sucesos, los desastres humanos, las tragedias, los atentados, los focos informativos de la actualidad tienen su representación más urgente en los mensajes que comparten los usuarios a pie de la noticia. Y los medios de comunicación aprovechan ese caudal para enmarcar como fuente, cada vez con más frecuencia, el tuit-testimonial de lo acontecido; las declaraciones en forma de tuit del político o futbolista de turno; incluso la ruptura más rosa del mundo del corazón.
Sobre la veracidad. A pesar de esa inmediatez noticiable, no es verdad noticiable todo lo que se comparte en Twitter como novedad, escándalo o ‘última hora’. Es en este punto donde los profesionales de la comunicación periodística han de pararse a verificar el contenido, a contrastar fuentes y a delimitar el dónde del mensaje exprés antes de alentarlo en forma de RT.
Tampoco un TT es noticia. Puede ser un indicador que dé pistas sobre motivaciones que llevan a los usuarios a convertir en tendencia un tema, un nombre o una ubicación; pero no es sinónimo de titular periodístico porque lo que un algoritmo dicta no es noticia, sí una pista para detectar comportamientos, el origen primario de una información o los motivos por los que un hecho provoca que un número indeterminado de personas publique tuits sobre él, aunque éste no sea veraz o no se haya cotejado.
Con todo, Twitter sigue vivo, estancado en cuanto a usuarios activos que lo utilizan a diario, pero considerado diariamente como fuente informativa por medios, empresas y agencias de comunicación.