El periodista Gabriel Jaraba (@GabrielJaraba) afirma que “el ejercicio del periodismo en la actual sociedad de la comunicación, que es por definición una sociedad compleja, obliga al periodista a una formación más extensa y sólida”. Educación, una de las patas que sostienen su propia carrera profesional desde la Universidad Autónoma de Barcelona, donde anima a sus alumnos y a todo aquel comunicador que desee una puesta a punto en su profesión en materia de ‘ciberperiodismo’ a seguir creciendo y aprendiendo para mejorar como periodistas.
¿Qué es importante tener en cuenta a la hora de desarrollar la profesión de periodista en un medio tradicional o digital?
Tanto en uno como en otro, hacer de periodista y no de otra cosa. Si hemos de hacer periodismo, eso quiere decir que hemos de trabajar con información. Y nuestra misión como periodistas es trasladar a nuestro público información veraz, con las fuentes debidamente contrastadas para asegurar su verificación; información contextualizada, para que sea debidamente comprendida e interpretada; información relevante, cuya difusión sea pertinente en términos de actualidad, es decir, que “sea noticia”. Al hacer esto, aseguramos el cumplimiento de nuestra responsabilidad principal: administrar el derecho a la información, del que son titulares todos los ciudadanos y no únicamente los periodistas. Pero tanto si hacemos de periodistas como si llevamos a cabo otras tareas comunicacionales, lo que marcará la diferencia siempre será: producir y publicar contenidos de calidad; contenidos con valor añadido para el lector, espectador u oyente; contenidos que diferencien a nuestro medio en términos de calidad, credibilidad e interés; contenidos por los cuales, si es el caso, valga la pena pagar. Todo lo demás es ruido innecesario y tráfico intrascendente.
¿De qué manera trata de “promover y entrenar la creatividad como una manera de vida y de realización personal y transpersonal”?
Me interesa la creatividad como el modo en que se expresa el aprendizaje. Creo en el aprendizaje continuo como forma de vida, pues el profundo cambio cultural y ‘civilizacional’ que estamos empezando a vivir nos obliga a estar en cambio constante, asimilando no sólo nuevos conocimientos, competencias y habilidades, sino adaptándonos a transformaciones cuyo ritmo y profundidad pueden ser intensos. La creatividad es una facultad común a todos los seres humanos, mediante el ejercicio de la cual realizamos nuestra adaptación al medio, que es la clave de la supervivencia y la evolución. Cada vez hallaremos menos seguridades y refugio en la repetición de formas superadas de hacer y de vivir, y nuestra realización como seres humanos nos va a demandar la capacidad de vivir en lo imprevisto y actuar dentro de lo inesperado. Ese modo de vivir va más allá de lo personal, pues tiene implicaciones que superan los límites de nuestra propia persona: se refieren a la preservación de la ecología del planeta, a la construcción de una conciencia planetaria común por parte de los seres humanos como especie y al desarrollo de una vida espiritual que no se refiere solamente a lo trascendente, sino a lo más depurado del arte y de la cultura.
¿Cómo ayuda el estudio de una ciencia como la psicología en el trabajo de periodista?
Un periodista es por definición una persona enormemente curiosa y, por tanto, debería de ser natural que incorporase a su profesión saberes de otros campos de conocimiento. La psicología puede ayudar al periodista a reflexionar sobre las motivaciones de las personas, a comprender las mentalidades de los grupos sociales e, incluso, a prever ciertos comportamientos.
¿Qué trata de acercar a sus alumnos acerca del funcionamiento y uso del ciberperiodismo actual?
En primer lugar, que entiendan que ciberperiodismo no es otra cosa que periodismo. En segundo, que lo que marca la diferencia no es la tecnología y las rutinas de su utilización, sino las realidades sociales y comunicacionales a las que da forma. En tercero, que lo que hace de alguien un periodista no es un título o una habilidad concreta, sino una manera de pensar y una actitud. Alguien que piense como periodista y actúe como tal es esencial en cualquier entorno, ciberperiodístico o no, y será ello lo que determine su futuro desempeño en la profesión. El ciberperiodismo es, por encima de todo, escritura periodística. Se escribe con letras, pero también con imágenes y sonidos. Los medios digitales, en contra de lo que muchos creen, obligan a una escritura de mayor calidad y precisión, y su lectura, más rápida y volátil, demanda del periodista mayor capacidad de captar la atención del lector y de mantenerla. No hay pues ciberperiodismo sin dominio de la escritura periodística, y nadie aprende a escribir bien si no lee mucho.
¿Cuán importante ha sido la inclusión del uso de las redes sociales en el trabajo diario de los periodistas?
De entrada, les ha hecho ser conscientes de que hay un público ahí afuera, que los lectores, oyentes o espectadores no son una audiencia meramente pasiva, sino que reacciona, actúa y efectúa opciones. Luego, les ha permitido conectar directamente con ese público, interactuar con él e, incluso, hallar una difusión para sus noticias y contenidos que puede alcanzar lugares hasta entonces inéditos. Por último, les ha hecho atisbar que hoy día un medio de comunicación sólo puede vivir en un ecosistema comunicacional que lo trasciende, que ya no se puede considerar en términos de audiencia sino de red social humana, de interacción constante de intercambio de opiniones e informaciones. Sería bueno que, además, los periodistas fuesen capaces de hallar en esas interacciones datos y fuentes válidas de las que pudieran surgir noticias, de conocer mejor la realidad social y humana que les rodea, de percibir mejor las preferencias del público. Y, sobre todo, que acertaran a no tratar al público con paternalismo o, por el contrario, sometiéndose a un dictado de gustos que siempre tiende a la baja calidad.
¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de arrancar una investigación periodística ya sea para utilizar en medios de comunicación o en docencia universitaria?
Por encima de todo, que la investigación se plantee como respuesta a una pregunta. Una pregunta que sea pertinente, relevante para el interés general y que encierre respuestas posibles que pueden aportar algo nuevo, descubrir algo que no se sabe y producir conocimiento. Todo periodista es un investigador, pues el periodismo es un método de interpretación sucesiva de la realidad social. Una vez determinada la pregunta o preguntas, es necesario acotar el campo de estudio, para tratar de que la investigación sea manejable y los resultados, identificables y contextualizables con claridad. En el caso de investigar para los medios, la investigación debe ser un trabajo periodístico de cariz noticioso, que pretenda descubrir algo que no sólo se desconoce, sino que hay alguien que no tiene interés en que se sepa, y que su descubrimiento es de interés público.
¿Cuál es el panorama actual del periodismo que se realiza en televisión en Cataluña? ¿Y al compararse a nivel nacional?
En Cataluña, el periodismo de calidad se centra en TV3, Televisión Española-Cataluña y, en parte, en 8 TV. Es un periodismo demasiado dependiente de las agendas políticas y declaraciones, pero ese es un mal común a todos los medios en toda España. TV3 tiene una tradición de reportajes y de documentales informativos y de investigación de gran calidad, y la tertulia de actualidad de 8 TV supera en su género a las de las televisiones públicas. Comparado esto con las cadenas de alcance nacional encontramos más diversidad temática, de géneros, de puntos de vista y una calidad en la producción y realización, puesto que las cadenas privadas nacionales, a excepción de lo que hace Jordi Évole, parecen instaladas en actitudes rutinarias que favorecen la tendencia a ocuparse excesivamente de temas de sucesos o de corazón y de personajes famosos o curiosos.
¿Qué diferencias encuentra entre la prensa catalana que se realizaba en la época en la que ejercía su profesión en este tipo de medios y la actual en términos de calidad?
Dígase lo que se diga, la prensa catalana de los años 60 y 70, cuando empecé a trabajar en ella, era una porquería, como toda la prensa española: no hay prensa de calidad bajo una dictadura. Todo lo que ha venido después no ha sido más que una mejora. El inicio de la transición desencadenó el enorme potencial que encerraba el sector, y aparecieron nuevos medios y empresarios innovadores que consiguieron en muchos casos que la información fuera negocio. Los problemas actuales en el sector de la información vienen de la desorientación de las empresas, el desánimo de los profesionales y la falta de comprensión de las nuevas realidades socio comunicacionales. Es una situación tan extraña que en ella se pide a los periodistas que se pronuncien sobre el modelo de negocio y a los empresarios, sobre los contenidos. La información debe volver a centrarse y a admitir de una vez que no es posible que los periódicos se limiten a publicar noticias del día anterior que todo el mundo conoce por la televisión e internet, que las televisiones hayan sustituido a Hola!, Diez Minutos y Lecturas en su línea de contenidos y que Twitter y Facebook no son demonios que disminuyen la calidad de los medios, sino que es la propia baja exigencia de sus gestores la que lo hace.
¿Alguna cosa más que desee añadir?
El ejercicio del periodismo en la actual sociedad de la comunicación, que es por definición una sociedad compleja, obliga al periodista a una formación más extensa y sólida. La tarea de la comunicación ha sido siempre la de informar, entretener y formar, y ahora estas tres misiones están aún más acentuadas. Un periodista es, quiéralo o no, un educador social. La práctica de la comunicación va de la mano con la preocupación por la educación, más allá de la escuela y la formación reglada, pero que las incluye. Y el periodista tiene la facultad de proponer y de abrir nuevos horizontes al público, descubrirle nuevas posibilidades, otros modos de hacer y de vivir. Eso explica mi preocupación por la educación y por la vida creativa. Estamos a las puertas de un verdadero tsunami, un cambio global de civilización tras el cual no reconoceremos la mayor parte de lo que hoy es la comunicación, la cultura, la educación y el trabajo. Debemos prepararnos para vivir en un nuevo mundo que no pertenece al futuro, sino que ya se cuela en el presente. Corazones cálidos, mentes claras, actitudes dinámicas, capacidad de aceptar el cambio y de crear nuevas realidades. Porque las desigualdades escandalosas, injusticias insoportables y opresiones aberrantes que viven hoy amplios sectores de la humanidad se van a agudizar aún más y de nuestra respuesta adecuada depende la supervivencia de las personas y del planeta que habitan.