Dentro del abecé de la profesión periodística encontramos la necesidad ética de ofrecer a la audiencia los contenidos separados por secciones y, como praxis deontológica primaria, especificar bien cuándo un espacio publicitario invade uno informativo. Aspecto cualitativo tan importante como discriminar la opinión de la información en aras a favorecer que el criterio y la valoración del receptor sean los que, por encima de la intencionalidad editorial, interpreten el contenido sin engaños.
Este modus operandi se enseña en todas de las facultades de Periodismo para que los futuros periodistas lo emprendan como tic habitual. Pero, ¿cómo separar la información de la opinión en un tweet?, ¿el hashtag es el recurso más periodístico dentro de la red social de los 140 caracteres para conferir al post un carácter de publicidad, de información o de opinión en cada caso?
Cabría abrir un debate dentro de los muchos que ya se han iniciado en relación a las nuevas funciones del periodista en las plataformas digitales y en las redes sociales, particularizándolo en cómo ejercer con los mismos criterios deontológicos que lo ha hecho tradicionalmente cuando comparte un análisis en alto por estos canales. Una buen vía podría ser la de plasmarlo en las hojas de estilo del periodista 2.0 que ya comienzan a circular por redacciones, organizaciones y empresas.
¿Tendría que escribir el hashtag #opinión cuando publicara en Twitter un juicio de valor respecto a algún hecho de actualidad o cuando enlazara a un artículo de opinión, aunque los caracteres escritos en la red social del pajarito estuvieran plasmados en un tono informativo?; Y cuando compartiera el tweet de otro usuario con sus seguidores, ¿cómo ‘apellidarlo’ para encasillar su contenido en relación a su intencionalidad?
Sin duda, y continuando con el caso de Twitter, 140 caracteres dan para lo que dan, pero jamás han de servir de excusa para caer en la dejadez de las virtudes que se le presuponen al profesional de la comunicación, el más y mejor cualificado para ordenar, contrastar y verificar todo el ruido que se genera a diario en las redes sociales en general y en Twitter en particular.