El mundo, contra aquel pronóstico maya interpretado y reinterpretado, no se ha acabado. Sólo hay que pensar en cómo nos hemos puesto las botas estas navidades: que si turroncito por aquí, que si jamón ibérico y buen vino por allá, que si el marisco por doquier, y un etcétera tan largo como cada uno considere (y haya podido).
Tal particular también lo hemos visto reflejado de una manera acusada en los medios de comunicación, pues el debate en torno al Periodismo de ayer y de hoy no ha descansado ni por Navidad. Son tiempos de ríos de tinta integrados o apocalípticos, según quién lo interprete, con excesos y epítetos más o menos emocionales.
Y aunque el mundo no acabó el 21 de diciembre, sí ha cambiado el mes más navideño de todos. Y en algunos casos, como en el periodístico, se ha reinventado. Sirva como ejemplo el último número en papel del Newsweek, y el estreno de su versión online. Entre renovarse o morir, renovarse o digitalizarse. Repentinamente, la duda sobre la viabilidad de los medios en papel se despeja con el paso del año y más que lo hará en 2013 con el debate entre el pago o no pago por contenidos (¿de calidad?).
Eso sí, por muchos trastornos que nos depare la resaca navideña, hay cosas que no mutan de piel, como el siempre recurrente repaso de los medios de comunicación a….. ¡las portadas del año!
Parece que la primera oleada de pronósticos navideños se ha cumplido. Quedan Nochevieja y los Reyes Magos; muchas uvas que tragar y roscones que cortar. No nos manchemos las manos de tinta, o sí.