Desde hace unos años atrás, el espacio dedicado en los medios de comunicación a la información del ámbito de la salud se ha visto reducido de forma considerable, dejando atrás el boom que vivimos en España antes de la crisis, donde se editaban suplementos con más de 20 páginas en prensa y se emitían numerosos programas divulgativos de salud en otros canales. En su lugar, los foros y portales de internet se han hecho eco de estas cuestiones, generando desinformación. Algo que desconcierta a la sociedad, que sigue demandando estos contenidos de forma creciente pero se ha visto relegada, en muchas ocasiones, a estas plataformas en las que circulan muchos bulos.
Y es que la peor enfermedad que existe es la desinformación, según el sector de la comunicación. Hablar sobre temáticas relacionadas con salud es una tarea ardua, que requiere de un vocabulario técnico específico, la jerga especializada en medicina, y no siempre es comprensible para el público general. Es ahí donde interviene el periodista, el encargado, como en otras materias, de traducir esos vocablos incomprensibles y explicar en qué consiste de un modo más sencillo y conciso.
Dicho lo cual, todavía hay periódicos y publicaciones digitales que cometen algunos errores, a la hora de informar sobre este campo, entre los cuales se destaca, la información fuera de contexto y los términos mal utilizados, pues en temas de salud una información incorrecta o fuera de proporción podría cambiar por completo el diagnóstico de un paciente.
Es por ello que los periodistas tienen la misión investigativa de empaparse de todo aquello relacionado con los temas de salud, antes del proceso de la redacción y la ejecución de las entrevistas. Investigar, leer constantemente y tener las fuentes adecuadas ha sido, es y será crucial para la carrera profesional de cualquier periodista.
Confidencialidad
Otra parámetro a tener en cuenta a la hora de informar sobre salud en la prensa es la confidencialidad de la información médica, comparable al Off the record de la profesión, referido a que no se puede publicar aquella información pactada con anterioridad con las fuentes, que en este caso son los médicos que no pueden ofrecer el diagnóstico del paciente. Los datos orientativos facilitados por los especialistas en medicina han de servir para apoyar la pieza periodística y abrir nuevos horizontes donde ahondar, pero nunca para hacerlo público.
Teniendo en cuenta lo siguiente, en la promoción de la salud es fundamental una buena comunicación. Es importante entender cómo funcionan estos procesos comunicativos, así como analizar el papel cada vez más activo de los pacientes en Internet y las redes sociales, pues en internet circula mucha información falsa y mitos y es trascendental discernir sobre los mismos y corroborar la información con un experto en medicina antes de hacerla pública.
En este sentido, los especialistas recomiendan a los periodistas que cuando hablemos de ciencia lo presentemos de una forma anecdótica o con base científica, pero siempre respetando la información que se da, especialmente cuando se trata de personas que no son figuras públicas.