En los últimos años se ha publicado una cantidad ingente de información acerca del cambio climático, la sostenibilidad y el medio ambiente, etc. Múltiples internautas, webs, blogs y medios de comunicación se han hecho eco de los hallazgos de los investigadores pero en ocasiones la falta de rigor y de veracidad de estas plataformas ha creado una alarma social por el sensacionalismo empleado a la hora de formular titulares. Ante esta vorágine de afirmaciones y este incipiente interés por parte de la ciudadanía de conocer en mayor profundidad estos asuntos, los profesionales de trinchera abogan por la divulgación científica y, por supuesto, por la especialización en el sector.
Desde la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), puntualizan que hay futuro en el periodismo medioambiental, siempre y cuando vaya respaldado por una buena preparación, formación y una exposición de los contenidos, que sea ingeniosa y de calidad. En este sentido, ya existen perfiles que ejemplifican el buen hacer de este tipo de periodismo como es el de Ricardo Fraguas Poole, periodista de referencia en España que se dedica a la difusión y a la promoción de la sostenibilidad.
Su obra “Amor y Sostenibilidad” y su trabajo en el programa radiofónico Emisión Cero corroboran que efectivamente existe futuro para el periodismo medioambiental. De hecho, su faceta de escritor le ha llevado también a retratar el paradigma del cambio climático y el espectro social desde la investigación, mostrando para ello las evidencias que llevana a asumir a la sociedad realidades distintas de las que se han dado a conocer en los medios.
Según Poole, “la realidad del petróleo no es nada nuevo que no se pueda llegar a saber pero tampoco se trata de una información de fácil acceso para la ciudadanía y que veamos a diario en las portadas de los medios de comunicación“. Sin embargo, afortunadamente se está produciendo un cambio, aunque todavía queda mucho camino que recorrer.
Tal y como resalta Poole en su libro, es necesario trasladar a la sociedad la tranquilidad de que conocemos los recursos y tenemos la capacidad para abordar esta situación y terminar con la falta de agua potable, de alimentos y concibir un estado de bienestar en el que todos tengan acceso a la educación, a la sanidad y a un trabajo digno. Ese es precisamente el mensaje que hay que transmitir desde el lado periodístico y no alimentar los bulos como la extinción del cacao en 30 años y la apocalipsis que auguran portales de dudosa credibilidad.
Es por tanto deber del profesional indagar en las investigaciones científicas y rescatar el dato que corrobore dichas afirmaciones o negativas que realicen estos portales o medios, en algunos casos, para poder esclarecer las dudas que afloran en el imaginario propular ofreciendo una información clara, concisa y veraz. Si todo ello se cumple el periodismo medioambiental continuará prosperando y desempeñará un papel fundamental en el ecosistema social, como transmisor de esta información.