Startups y medios de comunicación llevan tiempo buscando una etiqueta que defina su relación: ¿es un romance, una historia de desamor o un dechado de fría indiferencia? Esa fue la cuestión central que se puso ayer sobre la mesa en el Edificio EDEM de Marina de Empresas, en València, con motivo del Media Startups organizado por Lanzadera y el Ayuntamiento de la capital levantina. Periodistas y emprendedores dedicaron 5 horas a descifrar una situación sentimental que, después de muchas carantoñas y algún titubeo, se consumó con el esperado final feliz.
Más de 20 speakers y 15 periodistas de los principales medios locales y nacionales debatieron sobre la cobertura informativa que se hace habitualmente del ecosistema startup. Antes, en la inauguración del evento, la vicealcaldesa de València Sandra Gómez valoró el marco en el que se encuadra dicha cobertura, un cambio de paradigma provocado por la era digital donde “surgen nuevos medios y, al contrario de lo que se piensa, se consume más información de calidad”.
Un concepto, el de calidad, que sobrevoló las tres mesas redondas dispuestas en el Media Startup a través de la pregunta: ¿hasta qué punto las startup generan información de calidad? Para Javier Jiménez, director de Lanzadera, el ecosistema startup de València está haciendo “cosas que merecen ser contadas, porque podrían ser la próxima gran revolución, pero sin el los medios es difícil que el esfuerzo de los emprendedores llegue y cale al resto de la sociedad”. Según esto las buenas historias estaban ahí fuera, faltaba debatir si éstas se contaban de la manera adecuada.
La primera mesa redonda giró en torno a la visibilidad que los emprendedores tienen en los medios de comunicación. ¿Es suficiente? Pese a que la respuesta fue en general afirmativa, los periodistas presentes recomendaron algunas estrategias con las que acrecentar esa presencia, como, por ejemplo, que los emprendedores sean capaces –o deleguen en algún periodista que lo sea– de traducir su jerga y su negocio para que llegue al resto de la sociedad.
La segunda mesa, con más protagonismo de los inversores, ahondó en la idea de que el periodismo actual no se agota en los números: necesita historias humanas que pongan rostro a esas cifras. Los relatos de éxito de personas hechas a sí mismas logran fijar el foco sobre las startups, les proporciona prestigio y les procura mejores inversiones. En definitiva, el periodista necesita al emprendedor para llenar sus páginas; el emprendedor al periodista para llenar la caja.
La última mesa fue el plato fuerte del evento: ocho emprendedores contra ocho periodistas. El debate empezó encendido con una sentencia arrojada sobre los primeros: “Solo por existir no sois noticia”. Y otra más reveladora: “Tendréis espacio en los medios si conseguís ser la solución a un problema”. Resultó ser la mejor definición del concepto startup; todos los emprendedores presentes evidenciaron que eran soluciones a problemas concretos, con lo que solo faltaba encontrar el momento y el modo de contarlo. ¿Cómo lo hacemos?, se preguntaron.
La solución estaba delante. “Emprendedores vs periodistas” pasó a ser un “profesionales toman café con otros profesionales”. El encuentro terminó siendo una guía de cómo entrarle al periodista para servirle de fuente habitual. De cómo crear un vínculo que ayude a contar algo relevante –y verídico– para un tercero, el lector. Al final, la relación entre las startups y los medios de comunicación se parece mucho al resto de relaciones sanas: es todo una cuestión de confianza.