El bloguero de viajes Dani Keral opina que “es absurdo no hacer lo que realmente deseamos hacer y que “malgastamos la vida haciendo cosas que no nos llenan, temiendo llevar a cabo lo que, en realidad, nos palpita por dentro”. Él mismo pasó por esta situación hasta que un día tomó la decisión de dejar su trabajo de fisioterapeuta y viajar por todo el mundo de la mano de su blog Un viaje creativo, donde relata sus aventuras y sus experiencias y da la oportunidad a sus lectores de ponerle retos a desarrollar en esos lugares. Actualmente escribe en la revista Yorokobu y ha recibido el Premio PICOT 2017, los Premios Internacionales de la Comunicación Turística.
¿Por qué decidiste cambiar tu estilo de vida, con un trabajo como el de fisioterapeuta, para dedicarte a viajar de manera más auténtica y personal?
Llevaba años notando la necesidad de dedicarle más tiempo a algo que me intrigaba mucho: el mundo, lo que hay fuera del país que ya conozco, España. Así que llegó un punto en el que me di cuenta de que el motivo por el que no salía a viajar e investigar era por temor a contravenir una norma invisible impuesta por la sociedad: la de la búsqueda de una estabilidad basada en una casa, un trabajo, un coche y una pareja con la que crear una familia. Todo eso está bien, pero cuando se está en ese momento vital.
¿Qué te aporta viajar y cuáles son las claves para hacerlo de una manera que te marque?
Viajar me hace aprender, aumenta mi curiosidad, acaba con muchos prejuicios, me quita de la cabeza muchos miedos infundados. Las claves para viajar de una forma que me marque es relacionarme con cada persona que encuentro de igual a igual, compartiendo lo mismo que ellos hacen, conociendo sus costumbres y mostrando interés por su vida y por su mundo. Los paisajes son importantes también, por supuesto, pero quizá la parte humana es la que más me interesa.
¿Qué es un viaje creativo?
Es crear (valga la redundancia) usando el viaje como herramienta, como pincel, como cincel. Cuando elijo hacer un viaje, la mayoría de las veces me planteo darle un sentido al destino y a la forma en la que lo voy a conocer. Visitar el destino con un concepto, con un hilo conductor. De él pueden salir escritos, vídeos, audios e, incluso, dibujos. Y también es jugar con el propio viaje, inventando formas diferentes de conocer un lugar.
¿Qué has aprendido durante estos años a través de tu blog?
Muchísimas cosas. Para mí Un viaje creativo ha supuesto casi una nueva fase universitaria, entrando en un mundo del que conocía poquísimo. He aprendido a manejar las tripas de una página web, a saber los mecanismos que utilizan Google y las redes sociales. Y he aprendido a pulir mi escritura y a ir encontrando mi voz. Esto último es, quizá, lo mejor.
¿Cuál es el mejor reto que te han hecho a través del blog?
El mejor reto me lo pongo yo mismo cada mes, intentando crear contenido interesante para los que buscan historias con emoción y, a la vez, elaborar contenido más útil para aumentar las visitas de cara a Google. En cuanto al apartado “Rétame” del blog, uno de los que más me gustó fue aprender a cocinar algo autóctono y grabarlo, que lo tuve que hacer en mitad de la India profunda.
¿Cómo definirías el estilo de tus fotografías de viajes?
Complicado. Documentalista, quizá. Me gusta captar historias, detalles que documenten un estilo de vida, una acción, una atmósfera. Y también que cuenten la historia personal de la gente que me encuentro. Me gusta hacer fotografías que provoquen en el espectador la necesidad de imaginar una historia.
¿Por qué deberíamos escuchar El vuelo sonoro y qué tratáis de transmitir a vuestros radioyentes?
Buena pregunta. Deberíais escucharlo porque ponemos todo nuestro cariño hasta el más mínimo detalle. Cada uno de los que formamos El vuelo sonoro (Patri de la Cosmopolilla y David e Irene de Tragaviajes) somos unos auténticos talibanes del detallismo, de lograr el mejor contenido posible (útil, divertido y relevante) y transportar al oyente al lugar del que hablamos en cada programa.