A 48 horas de una nueva jornada electoral, la cuarta cita con las urnas en cuatro años, parece buen momento para analizar el papel de los medios en la preparación de estos comicios. Como garante de la democracia, el periodismo debería ser lo más ecuánime posible –ya no objetivo, el concepto de objetividad está perdiendo peso en su condición de cuasi-utópico–, pero, una vez más, es fácil comprobar que la ecuanimidad aparece quebrada en casi todas las cabeceras del país.
Un repaso rápido por los principales diarios españoles confirma la intuición –y los prejuicios– que el votante español medio puede tener en relación al sesgo ideológico de la prensa patria. Por ejemplo, a primera hora de la mañana, tres de las cuatro noticias de apertura de eldirio.es ponían el foco en las últimas novedades de Vox, de su estrategia electoralista a sus desmanes, concediéndoles quizás demasiada atención con el previsible propósito de agitar el fantasma de la ultraderecha. En el otro extremo del arco ideológico, La Razón y OK Diario alternan declaraciones de Pablo Casado con las últimas novedades del ‘caso CDR’, tal vez con la idea de reforzar la supuesta amenaza del independentismo catalán –y todos los que negocian con ellos– contra el sano funcionar de la democracia. Luego, más centrados, El País y El Mundo también enseñan su línea editorial de manera implícita: el primero abre con los planes del Gobierno para impugnar una medida teóricamente antidemocrática de los partidos conservadores y apoya la noticia con una entrevista al presidente; el segundo se hace eco de las últimas declaraciones de Albert Rivera y Pablo Casado en la dirección ideológica que uno esperaría de dicho periódico. Conclusión: en los diarios españoles es difícil encontrar informaciones que pongan en entredicho –o hagan pensar sobre– las afinidades políticas de sus lectores.
Observamos que la línea editorial es excesivamente protagonista en el contenido más promocionado de cada publicación, con abundancia de periodismo declarativo y fidelidad a la agenda de los partidos, quedando en el debe las técnicas que mejor sintonizan con la reputación periodística: la originalidad en los enfoques, el reportajismo y la investigación. En ese sentido, el periodo electoral no debería servir para que los medios se conviertan en muros sobre los que pegar la propaganda discursiva de cada candidato, su función es más sustanciosa y parte de una premisa incontrovertible: la población tiene capacidad para pensar por sí misma si se le ofrece información veraz; necesita datos, no tutorización.
Ocurre que muchos medios de comunicación en España han terminado por asimilar dinámicas y comportamientos propios de los partidos políticos, y, como periodista, cuesta abstraerse de la doctrina marcada por quien paga el salario a final de mes. Por eso, a modo de parapeto deontológico, para futuros comicios –también sirve durante el periodo de pactos que se abre el domingo–, enlazamos aquí siete ideas para coberturas electorales elaboradas por el periodista Fernando-Alonso Ramírez y publicadas por la prestigiosa Fundación Gabo. Subraye estas dos nociones: “Siga el dinero” y “no ayude a la violencia verbal”.