El periodista Javier Pérez de Albéniz (@eldescodificador) ‘descodifica’ cada semana lo que se emite en televisión desde la crítica periodística más constructiva, pero sin dejar títere con cabeza cuando considera que se hacen mal las cosas. Ha trabajado en prensa y radio, medios tradicionales, pero no obsoletos para él si consiguen adaptarse correctamente al digital.
¿De qué manera “descodificas” el mundo del periodismo en medios de comunicación tradicionales y sus temáticas esenciales?
Es muy sencillo: sentido común. Los grandes medios están acabados: tras años y años de vacas gordas, no han sabido o no han querido adaptarse a los nuevos tiempos. Se han negado a evolucionar, en muchos sentidos, tanto profesionales como económicos. Dependen de los bancos, de sus enormes deudas, de los sueldos de sus viejos jefes, de las exclusivas que les filtraba el poder. Ese negocio es insostenible. Agoniza. Y mientras muere, se descose, dejando ver todas sus miserias, vicios y mediocridades. Solo hay que estar un poco atento.
¿Cuál es el panorama actual del periodismo que se realiza y que percibes en las televisiones nacionales? ¿Existen diferencias con las autonómicas o regionales?
Desolador. La televisión pública está en manos de un gobierno que la utiliza como instrumento de propaganda. Las privadas son esclavas de la audiencia (la publicidad, los beneficios, etc.): accidentes, asesinatos, YouTube y aquello que pueda beneficiar a su grupo mediático. Las autonómicas tienen menos medios: películas de vaqueros de serie B en lugar de debates del corazón. Y en cuanto a los informativos, también están a las órdenes de los correspondientes gobiernos autónomos.
¿Cómo encuentras los programas políticos de televisión que se emiten en la actualidad en las grandes cadenas? ¿Por qué hay más de entretenimiento que de debate de interés en ellos? ¿Tienden más hacia espacios de sociedad, prensa rosa y deporte como Sálvame o El Chiringuito de Jugones?
Tendenciosos, repetitivos e insoportablemente aburridos. Y, por supuesto, esclavos de las audiencias (de la publicidad, de la pasta). Un ejemplo: Se supone que La Sexta es la cadena progresista, pero las estrellas de sus tertulias son periodistas (por llamarles de alguna manera) de derechas. Y los presentadores, que presumen de hacer periodismo, matan por ser los protagonistas de las entrevistas, de las noticias. La audiencia respalda su show político, de enorme banalidad, como respalda Sálvame o El Chiringuito. Una pena.
¿Qué han supuesto positivamente las redes sociales y las nuevas tecnologías para el aumento del alcance y de las posibilidades del periodismo de actualidad? ¿Y en contra de la profesión?
A favor, una aparente democratización de la información: antes solo se podía informar desde un diario, una radio o una tele. Hoy es más ‘barato’ o ‘accesible’ hacer periodismo que llegue a la gente. Y acceder a todo tipo de información, de medios.
En contra, los mismos factores de antes se vuelven en contra: se banaliza la información, que nos llega a toneladas (cantidad sin calidad), pero sin filtrar. Una trampa, puesto que la saturación de información de baja calidad es algo desastroso. En cualquier caso, prefiero la situación actual. El esfuerzo hay que hacerlo en separar el grano de la paja, algo difícil, pero no imposible, si lo que se quiere es estar medianamente bien informado.
¿Es la blogosfera una buena plataforma para que los periodistas hagan llegar de forma más cercana y rápida la información periodística a los lectores?
Si, la blogosfera y Twitter. A mí me gusta mucho Twitter, me recuerda a los viejos teletipos de agencias internacionales prestigiosas, escupiendo noticias sin parar. La clave es la selección de las fuentes. Si consigues hacer una lista interesante de blogueros y tuiteros, fiables y brillantes, con buenas fuentes, puedes crear tu propia red de contactos solventes e informarte de manera interesante.
¿Crees que tendrán futuro los medios tradicionales a largo plazo o que deben ceder definitivamente al digital? ¿De qué manera?
Me temo que el papel ya es una anécdota, una exquisitez para nostálgicos (entre los que me encuentro). No se trata de ceder frente al digital, de caer derrotado, sino de evolucionar, de adaptarse a los nuevos mundos, como se pasó de las tablillas de madera a la imprenta, de la tele en blanco y negro al color. Evolución. Nada raro, viene siendo así desde el principio de los tiempos.