Las noticias falsas, conocidas en inglés como fake news, siguen estado a la orden del día a pesar de las medidas que Google o Facebook han intentado poner. Por ello, se han convertido en un problema en el que los políticos están tratando de poner freno. Así pues, el pasado mes de diciembre, el Gobierno español introdujo este tema en su estrategia de ‘Seguridad Nacional’.
La aparición de este tipo de noticias falsas, que tergiversan la realidad, ponen en cuestión políticos, gobiernos o marcas y extienden bulos de los que, en ocasiones, los propios medios de comunicación se hacen eco. Las redes sociales contribuyen a que la bola de nieve se haga más grande, llegue a más y más gente, por lo que luego es complicado desmentir o arreglar.
Recientemente se lanzó el I Estudio sobre el impacto de las fake news en España en el que se indica que el 86% de la población se cree las noticias falsas. El informe, elaborado por Simple Lógica en colaboración con el grupo de investigación en Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, indica que el 60% de los españoles cree que sabe detectar las noticias falsas, pero la realidad es que solo el 14% las diferencia.
En este sentido, el estudio señaló algunas fake news que la gente se creyó, como que Amazon iba a lanzar un supermercado robotizado, que Wikileaks confirma que Hillary Clinton vendió armas al ISIS o que los pelirrojos naturales están en peligro de extinción.
Asimismo, se explica que el 78% de los encuestados de entre 16 y 20 años no supo diferenciar entre una noticia verdadera y una falsa. Mientras, este porcentaje llega al 92% en los mayores de 55 años. De esta manera, aunque el porcentaje sigue siendo algo, los jóvenes logran distinguir mejor una fake new de otra que no lo es. Es interesante también el dato que apunta que el 4% de la población admite crear y distribuir estos contenidos. De ellos, la amplia mayoría lo hace por pura diversión o porque pensaban que no iban a ocasionar daño alguno.
Según el director del grupo de investigación, las fake news “a veces son contenidos claramente falsos y en tono humorístico que nos persiguen un condicionamiento del comportamiento. Otras, son informaciones falsas pero creíbles, creadas de forma intencionada, que buscan sembrar dudas o crear realidades paralelas para influir en las personas”. Además, añade que esta información falsa se incorpora a los recuerdos “cuando no tenemos una memoria fuertemente asentada sobre estos hechos, cuando es congruente con nuestras expectativas o creencias y cuando consideramos las fuente de información fiable”.
Redes sociales, medios y gobiernos están luchando contra las noticias falsas. Por eso, la ciudadanía debe ser consciente sobre aquello que lee para saber dirimir si es correcto o no. Informarse en medios de comunicación, seguir a periodistas experimentados, contrastar diversas fuentes, etc. pueden ser algunos consejos. Y los medios también deben hacer lo propio para no difundir esas mentiras, ya que se viralizan enormemente. Las fuentes oficiales, comparar y verificar datos, hablar con las fuentes de la noticia o ver de dónde proviene una información son algunas de las actuaciones que hay que afianzar. Por ello, el Periodismo es más útil hoy que nunca, con profesionales formados que sepan cómo afrontar las fake news.