La Unesco ha declarado el 13 de febrero como el Día Mundial de la Radio y se celebra este año por primera vez como aplauso a un medio de comunicación que ha sabido sobreponerse siempre a las amenazas que se le han ido asignando a lo largo de su historia.
El tiempo ha demostrado que ningún medio ni soporte periodístico han sido capaces de amenazar la hegemonía de la magia que fluye de las ondas, la misma que conecta de forma privada con la imaginación de cada cual a partir del institucionalizado imaginario colectivo.
La radio saca músculo en la era de la movilidad compartida, de las imágenes exprés, de los sonidos enlatados en dispositivos sociales. Y lo hace celebrando de forma pionera su día. Como única duda a despejar, ¿por qué se ha tardado tanto en encontrar un hueco en el calendario que dedicar a este medio de comunicación inmortal?
Enhorabuena a todos los profesionales que la hacen posible a diario, desde su versión más popular hasta la más anónima, en rincones municipales, comunitarios o virtuales.