El vídeo se ha convertido en uno de los formatos más consumidos en Internet desde el ‘boom’ de los smartphones y el incremento de velocidad de navegación. Pero no todos generan el mismo engagement, sobre todo, con la evolución hacia el vídeo interactivo. Existen grandes distinciones entre este, en el que existe una experiencia inmersiva y emocionante, y el pasivo, en el que el espectador no interactúa ni forma parte de la historia.
Según la plataforma de creación de videos interactivos PlayFilm, el engagement que se genera se eleva al 68%, mientras que con un formato lineal se traduce en un 22%. “En general, el valor principal del vídeo interactivo es que mejora los ratios de conversión y la experiencia del usuario al permitirle tomar decisiones que afectan a la historia”, comentan.
Así pues, las principales diferencias entre el video interactivo y el lineal son:
Vídeo interactivo
- El usuario es el protagonista, es partícipe de la historia con sus clics.
- Está 100% libre de anuncios, por lo que la marca tiene el control de lo que se anuncia en sus vídeos.
- Permite realizar una compra sin salir del vídeo.
- Incluye metadatos que ayudan a posicionar la página en la que está embebido, no un canal de terceros como YouTube.
- Se pueden realizar cambios en el vídeo, reemplazarlos o introducir imágenes sin tener que volver a exportar y perder las visitas ya conseguidas.
- El diseño del player y sus funcionalidades disponibles son personalizables para adaptarlos a las necesidades e imagen de marca.
- Cuenta con métricas avanzadas que permiten conocer a la audiencia a través de los clics.
Vídeo lineal
- El espectador es pasivo, por lo que no forma parte de la historia.
- Lleva el tráfico a una web de terceros y, aunque esté embebido, los datos se registran en el canal de YouTube o Vimeo, y no en el del sitio web.
- Cada ajuste o cambio que se necesite realizar significa exportar y publicar un contenido nuevo, por lo que se pierden las visitas y las métricas conseguidas hasta el momento.
- Aparecen anuncios de terceros en los vídeos, lo cual no se puede controlar.
- Diseño del player predeterminado, con colores e imagen de marca de la plataforma de terceros en la que se alojan los videos sin posibilidad de personalizarlo.
Por tanto, la evolución del vídeo hacia lo interactivo posibilita que el usuario pueda obtener información de un producto mediante fichas integradas en el vídeo o que pueda comprar productos o servicios sin abandonar el vídeo. Además, puede tomar decisiones que varíen el rumbo de la historia, con múltiples líneas narrativas y desenlaces.
Para las marcas, este formato les ayuda a captar datos sobre la audiencia, desde cómo interactúa, hasta dónde muestra más interés. También puede conseguir datos personalizados a través de formularios totalmente integrados y cuenta con la posibilidad de gamificar vídeos, creando retos y rankings que fomenten la repetición de la experiencia y aumentan el tiempo de permanencia en el vídeo.
Asimismo, la tasa de abandono de un usuario ante un vídeo interactivo se sitúa en el 23% frente al 70% del vídeo lineal, tal y como asegura PlayFilm, empresa participada por Angels Capital, que le apoya en la gestión y desarrollo del modelo de negocio, y que ha trabajado con empresas como Coca-Cola, Universal Pictures o Microsoft. También han podido constatar a través de sus proyectos que el ratio de clic asciende a un 23%, mientras que en el formato pasivo no llega al 1%.