El periodismo como vertebrador del cine de denuncia

El mundo del periodismo ocupa un lugar de honor en la historia del cine y muchos directores han querido hacer uso de él para crear el ambiente y aportar el contexto a sus películas, ya sea para hacer crítica de su funcionamiento en lugares y épocas determinados o bien para ensalzarlo en la lucha contra las injusticias desde la información y la defensa de los más desfavorecidos.

Hacemos un recorrido por cinco de las películas que mejor han reflejado el panorama de la comunicación en contextos de relevancia histórica reciente o en ficticios muy conectados con la realidad de cada momento.

Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976). La película utiliza como columna vertebral el caso ‘Watergate’, la trama de corrupción del Partido Republicano estadounidense que condujo a la dimisión del presidente Nixon y que fue desvelada por los periodistas del Wahington Post Bob Woodward y Carl Bernstein. Robert Redford y Dustin Hoffman interpretan de manera brillante a estos dos profesionales de la comunicación que destaparon el espionaje telefónico que se hacía al Partido Demócrata, luchando contra viento y marea tanto desde la redacción del propio periódico como en las ‘calles’ en las que investigaban y que, en diversas ocasiones, les devolvían amenazas de silencio. Todo un ejemplo de buena praxis periodística, persistencia y uso adecuado de las fuentes de información.

Network, un mundo implacable (Sidney Lumet, 1976). Howard Bale, interpretado por Peter Finch, es un veterano presentador y estrella de un programa de baja audiencia que es despedido y que, en su última emisión, decide revelarse ante los espectadores anunciando que va a suicidarse en directo. Una impactante crítica al poder de la pequeña pantalla en la sociedad, en unos años en los que ésta se mantenía cegada frente a esa realidad; a la manipulación de los medios en pos de un mayor impacto y seguimiento de sus noticias, y a la encarnizada competición de las cadenas por alcanzar récords de audiencia que imponen su dictadura.

Buenas noches, y buena suerte (George Clooney, 2005). La cinta echa mano de un caso real para contar las vicisitudes de una importante televisión estadounidense y cómo la censura y las presiones políticas trataban de cortar las alas del periodismo comprometido y de denuncia que se trataba de hacer. Narra el enfrentamiento entre el periodista y presentador de la CBS Edward R. Murrow (David Strathairn) junto a su productor, Fred Friendly (George Clooney), contra el senador Joseph McCarthy, conocido por su ‘caza de brujas’ anticomunista durante la década de los 50 en el país norteamiercano.

Nightcrawler (Dan Gilroy, 2014). En un giro hacia el thriller más siniestro y brillante, la película que protagoniza Jake Gyllenhaal cuenta la travesía que recorre Lou Bloom por el oscuro mundo del periodismo criminalista en la ciudad de Los Ángeles para confeccionar una feroz radiografía del sensacionalismo de nuestros días que se une a la falta de ética de algunos medios de comunicación.

Spotlight (Thomas McCarthy, 2015). Un regreso al estilo narrativo de Todos los hombres del presidente para contar cómo un equipo de reporteros de investigación del Boston Globe destapó los escándalos de pederastia cometidos durante décadas por curas de Massachussets y cuya publicación sacudió a la Iglesia Católica como institución tras el fallido intento de ocultamiento de los hechos que realizó la archidiócesis de Boston. Una magnífica manera de conocer las rutinas de una redacción cuando se descubre la punta del iceberg de una posible gran noticia y cómo, tras la exhaustiva investigación, el contraste de fuentes y la meticulosa escritura no sensacionalista, se consigue hacer denuncia efectiva desde la información.

Fotograma de la película ‘Spotlight’ (Thomas McCarthy, 2015)

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