El periodismo gastronómico lleva implícito un cariño y una atención especial hacia la buena cocina. El conocimiento más amplio y detallado contado de manera directa y cercana a un público ávido de nuevas y emocionantes experiencias en la mesa de un restaurante. Una crítica marcada, pero que suele ayudar a ensalzar un local de calidad o que tiende la mano hacia su mejora si no cumple con las expectativas esperadas.
La ‘gastronómada’ Concha Crespo (@conchacrespo), como le gusta denominarse, trata de lograr que cada pieza periodística que compone tenga utilidad para sus lectores, pero dejando siempre una puerta abierta a que decidan ellos acudir al establecimiento y tomar sus propias valoraciones.
¿Qué importancia ha tenido la gastronomía en tu vida?
No entendería mi vida sin la gastronomía. He tenido la fortuna de poder vivir de lo que para tantos es una afición. A estas alturas de mi trayectoria vital sigue siendo la estrella que me guía. Disfruto cocinando y viendo cocinar, viajando para seguir su evolución y para confirmar que la tradición es igual de apasionante. Poder contarlo sigo viviéndolo como un privilegio.
¿Cuáles son las claves para realizar periodismo gastronómico de calidad?
Que te guste y que lo quieras compartir. El periodismo gastronómico requiere que te documentes, que pruebes mucho, que te actualices en los innumerables congresos que se celebran a propósito de la cocina, de la sala, del producto, etc. Y, en televisión, que además te quiera la cámara porque no te imponga y que cuentes con un equipo que sienta la misma pasión y el mismo respeto.
¿De qué manera asesoras a las empresas del sector gastronómico? ¿Qué echas en falta en la mayoría de ellas a nivel comunicativo?
Mi agenda después de 20 años es sabrosa y copiosa. Me encanta conectar gente y compartir con mis seguidores y mis colegas. Igual convoco a los medios de comunicación para presentarles un producto o un restaurante que desmonto y remonto estrategias, establecimientos, etc. Presento innumerables actos organizados por FAcyre y Acyre, por ejemplo. Soy embajadora de productos como Ibéricos Fisan, Almazaras de la Subbética o Ahumados Domínguez, acercándolos a la alta cocina. Echo en falta el “saber hacer” y el conocimiento de los mensajes, los medios y los receptores adecuados.
¿Crees que las redes sociales están teniendo una presencia importante para que la sociedad conozca de cerca la cocina y cada uno de sus secretos?
Creo que todavía queda mucho recorrido para rentabilizar las redes como soporte fundamental de divulgación gastronómica.
¿Y para animar a la gente a que cocine de manera sencilla y rápida?
Sí, en cuanto a divulgar recetarios las redes están siendo decisivas ya.
¿La cocina de qué ciudad española destacas?
La valenciana porque, habiendo vivido en Valencia hasta los 30 años, 20 años después siguen sorprendiéndome los hallazgos y las transformaciones de cocineros, productores y sumilleres.
¿Qué valoras de un buen restaurante, su servicio y su cocina?
Un buen restaurante para mí es el que proporciona felicidad -desconexión/conexión- desde que haces la reserva, aparcas y te reciben hasta que te despides llena de gratitud hacia todo el equipo de sala y de cocina, con buen sabor de boca y de espíritu. Habiendo disfrutado de la sobremesa y deseando volver y contarlo.