Las invitaciones de toda la vida, las que te permitían acceder a un club selecto de personas vinculadas al sujeto o empresa invitadora, hoy tienen forma de prestigio online para quien las recibe, pero también de spam nervioso. Encontramos el ejemplo reciente de Google+, que se ha puesto en marcha mediante una estrategia de invitaciones probadoras, dirigidas a los prescriptores que sus creadores creen indicados para hablar bien o mal de su nueva apuesta social tras los fiascos de Buzz o Wave.
Estar invitado en el ámbito online es todo un honor o toda una decepción, como también lo había sido hasta ahora en reductos offline de exclusividad; es un privilegio en cuanto que encuentras el sabor de probar una nueva aplicación antes que el otro, pero también es una condena por lo que significa hacerse partícipe del ruido que sobrevuela en las últimas semanas otros canales como Twitter o Facebook con el particular de darle aire a la estrategia ideada por los googlelianos.
Ruido y más ruido bajo el seudónimo del estás invitado, ruido y más ruido bajo la confusión del privilegio bien utilizado, ruido y más ruido en la selva de los egos retroalimentados por el movimiento natural de RT, compartidos o me gusta prestigiosos (o no).
Posted by @360gradospress
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