De la segmentación, la geolocalización: entendida como una referencia informativa geográfica que permite al periodista conocer mejor la configuración de los receptores naturales de las informaciones que difunde desde un medio o agencia de comunicación o un gabinete de prensa, incluso su comportamiento una vez asimilado el contenido. ¿Quiénes lo leen?, ¿lo comparten? ¿lo mencionan? Y si lo hacen, ¿desde qué dispositivo?, ¿qué ruta sigue después el mensaje? ¿hasta dónde llega y con qué sentimiento es recibido por esa audiencia potencial?
Para llegar a ese punto y poder dar respuestas a los interrogantes planteados, el profesional de la comunicación tiene que conocer antes a su cliente, al cliente del cliente, los puntos débiles y los puntos fuertes de ambos polos del hecho a comunicar que los relacionará y, por último, el gusto geolocalizado del destinatario que interpretará conocimiento relacionado con la actividad del primero.
Y el periodista que trabaja en un medio de comunicación o en un blog también puede emplear la geolocalización como herramienta interpretativa del origen de un rumor, de una información veraz o falaz, del sentido de la propagación de un escándalo, de la trazabilidad de una noticia, de la fuente que la propagó, del impacto geolocalizado.
Desde un lado u otro, a partir de una interpretación estadística que analice el comportamiento de una audiencia para el mejor provecho de la tarea informativa de una corporación y para la optimización de la toma de decisiones en materia de comunicación; o desde la vertiente periodística del hecho noticiable y el contexto en que éste se produjo, del interés de quien propagó una información, de la ruta de la noticia hasta saltar a la palestra de una portada; la geolocalización aporta aspectos de interés para quien recurre a ella para interpretar la realidad en relación a determinados objetivos (corporativos / informativos).
¿Y qué herramientas dispone un gabinete de comunicación o un periodista del ‘otro lado’ para conocer esos aspectos configuradores del comportamiento, de las expectativas y de las necesidades de los destinatarios de las acciones informativas que emprende o que publica?
1.- Redes sociales: los propios canales sociales son georreferencia primordial para conocer comportamientos, tendencias, opiniones, informaciones y prescriptores por áreas de influencia
2.- Herramientas de monitorización: las API propias de los canales y sus herramientas analíticas o los dashboards desarrollados por startups para el seguimiento digital del acontecer no sólo permiten configurar rastreos cuantitativos a partir de ítems geolocalizados como los que incluye el usuario de las redes sociales; también ayudan a interpretarlos desde un prisma cualitativo, tanto desde el sentimiento aparejado a un contenido o semántica concretos, la hora o el lugar donde se compartió; como incluso la intencionalidad, la crítica o la influencia del usuario que lo hizo.
3.- Contextos informativos. El contexto informativo al que dirijamos los mensajes condicionará también el signo del contenido. No será lo mismo remitir una información a un colectivo destinatario familiarizado con Youtube, que a la audiencia de un medio escrito tradicional; ni un asturiano que a un andaluz. El contexto, la geolocalización y la oportunidad regirán cómo informar y segmentar el contenido de calidad en cada caso antes de proceder a difundir informaciones.