Que la herramienta de trabajo en el periodismo es el lenguaje resulta una obviedad a estas alturas. Que la carga académica dedicada al lenguaje en las facultades de periodismo españolas, públicas y privadas, es mínima también es un hecho. Y si a la rapidez habitual del periodismo unimos internet, se suma un escenario de consumo inmediato de información que no promueve dedicar tres minutos a releer para comprobar lo escrito.
Cuando un profesional domina el lenguaje hay más posibilidades de que no cometa errores. Para ello ha tenido que pasar por una formación pero el cuidado de las palabras no se ha de quedar en el título universitario colgado en el salón de los padres. Los periodistas tenemos la responsabilidad del contenido que publicamos, ya sea por el fondo en cuestión como por la forma. Igual de importantes son los mensajes que transmitimos desde los medios porque sabemos que crean opinión pública, tendencias y modelos de comportamiento como el modo de expresarlo.
¿Cuántos ‘solo’ continúan acentuados si hace más de cuatro años se estableció que no era necesario? La Real Academia Española de la Lengua (RAE) establece las normas a seguir atendiendo a los usos y costumbres de la sociedad. ¿Por qué atendemos a la recomendación de escribir ‘selfi’ para la adaptación de la denominación de autorretrato en inglés pero seguimos colocando la tilde a la letra ‘o’ cuando se sitúa entre cifras?
Respeto al lenguaje
La necesidad de respetar las normas del lenguaje van más allá de la ortografía. También tenemos que recordar la gramática y la diversidad de sinónimos y antónimos. Con la revolución digital en la comunicación los periodistas dejamos de ser los únicos que hemos de cuidar la lengua: los blogueros, ya vivan de sus portales digitales o no, y toda persona cuya capacidad comunicativa en las redes sociales es alta ha de ser consciente de su responsabilidad como comunicador.
De nada sirve quejarse de que las nuevas generaciones no saben elaborar oraciones derivadas si nosotros tampoco lo hacemos para que aprendan cuando nos leen. Las prisas dejan de ser excusas aceptables cuando la RAE se esfuerza en ofrecer herramientas de trabajo que faciliten la tarea como es la revisión abreviada de la ortografía o la nueva gramática básica de la lengua española. Libros de bolsillo aptos para todas las edades.
Por otro lado, la Fundación del Español Urgente –Fundéu BBVA– atiende dudas lingüísticas a través de Twitter con una capacidad de respuesta muy alta y su web es un lugar clave para aclarar incertidumbres. ¿Nos parece poco? Pues echemos un vistazo a Escribir en internet. Guía para los nuevos medios y las redes sociales y consigamos que el respeto a la lengua no se pierda entre tuit y tuit.