Hoy, Día Mundial de la Libertad de Prensa, resultan estremecedores los datos recogidos por el ranking de Reporteros sin Fronteras que tiene como objetivo denunciar la falta de libertad, así como las agresiones y amenazas, que sufren los profesionales del periodismo. La falta de libertad a la hora de informar se creen propias de países como Siria, México o China, sin embargo son muchos los ciudadanos que desconocen como esta situación también está afectan a países de occidente, a la propia Unión Europea y a España.
La concentración de medios, la alarma social extendida sobre la amenaza yihadista y el reciente triunfo de Donald Trump han instaurado a la Unión Europea en una situación de alarma que ha llevado a que muchos países adopten medidas que atacan directamente a la libertad de prensa y dificultan el correcto trabajo de los periodistas. Ejemplo de ello son países como Reino Unido –puesto 40- el cual apRObó la Snopper Charter (Carta de los fisgones) con la cual es lícito interceptar los datos de millones de personas. Otro ejemplo es el caso alemán –puesto 16- donde se ha aprobado una ley a través de la cual se puede espiar tanto a periodistas nacionales como extranjeros. Este tipo de prácticas tienen un único fin: acabar con el periodismo de investigación y los problemas que este supone para las grandes potencias.
Sin duda, el miedo a los atentados terroristas ha sido clave para el desarrollo de este tipo de prácticas. Amparados por este temor, los países de occidente se han resguardado en la búsqueda de una mayor seguridad para proclamar leyes que van en contra de los principios de una democracia, así como de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Otro ejemplo: la Eurocámara ha aprobado una Directiva de Secretos Comerciales que impone la obligación de periodistas y fuentes a demostrar que la información que se pretende publicar corresponde a un “a un bien público”.
En cuanto a España –puesto 29- la situación que vive el periodismo es alarmante e inconcebible para los profesionales. A una limitada Ley de Transparencia, se suma la manipulación y censura de los entes públicos –así como el uso de los medios de comunicación de los que estos disponen- o la concentración del mercado periodístico de masas en unos pocos.
Es evidente que la lucha por la libertad de prensa es una tarea que atañe a todos los países, no solo a aquellos que los medios occidentales enjuician y presentan como lo erróneo.
Sharon Reguera
Foto: Marga Ferrer