Prometo que no suelo inmiscuirme en conversaciones ajenas – ¡palabra! –, pero hace poco en un reducido brindis tras la finalización de un curso escuché cómo una recién graduada en periodismo hablaba de sus planes en el corto plazo. Y sí, decidí abordarla: quería saber cómo había sido su experiencia en una universidad distinta a aquella en la que yo cursé mis estudios, así como tantear su transición al mundo laboral desde allí. Conclusión: nada nuevo.
En respuesta, ella mostró especial interés por mi trabajo – me recordó tanto a mí apenas dos años atrás, ¡tanto a todos en los inicios! –. Por supuesto, le expliqué brevemente mi trayectoria – lo cual no requirió de un gran ejercicio de síntesis, todo hay que decirlo –, a lo cual ella respondió con un: “A mí es que lo digital no me va mucho”. A pesar de lo mucho que me gusta, el momento no invitó al inicio de un debate. Pero, afortunadamente, para eso existe este blog. Traducción: sí, el sermón os ha tocado a vosotros.
No pretendo adoctrinar ni sentar cátedra, sólo compartir una duda existencial, la misma que reza el titular del post: ¿podemos los periodistas permitirnos el prescindir de eso, de lo digital? Nadie cuestiona que la formación del ‘plumilla’ pase por la televisión, la radio y la prensa escrita. Sin embargo, como ajenas a los términos en que se maneja la sociedad actualmente, muchas facultades de comunicación parecen olvidarse de ese otro medio que ya no es la quimera de unos pocos, sino la realidad de unos muchos.
Insisto en una convicción que vengo compartiendo a raíz de mi propio paso por la universidad: creo que estos centros deberían encabezar la exploración de nuevas plataformas, inculcar esa curiosidad a los alumnos y actualizar su plan de estudios continuamente, no sólo adaptándose a aquello que se cuece en el presente, sino también arriesgándose con predicciones de futuro. Cierto, un mayor apoyo a la investigación – tanto económico como moral – en la disciplina ayudaría sobremanera, pero podría comenzar por un sencillo cambio en la actitud de los implicados.
Aclaro que no defiendo arrinconar ningún medio, sólo que tengo la sensación de oír cómo muchas puertas se cierran mientras uno de los existentes no se atiende. Y llegó el turno de réplica: ¿cuál es vuestra opinión al respecto? A veces, pienso que este maldito idealismo 2.0 va a acabar conmigo…