Hace unos días conversaba en Twitter con José Manuel Rodríguez (@rpicallo) acerca del carácter urgente que acompaña a determinados tuits cuyo contenido se asemeja a las noticias de última hora que otros medios como la radio han ofrecido tradicionalmente.
¿Hemos de establecer algún género periodístico dentro de las redes sociales vinculado a ese germen de inmediatez que apareja una información ‘urgente‘? ¿Un medio de comunicación que comparte informaciones de alcance que acontecen en el momento en que las comparte a través de las redes sociales ha de acompañarlas de la etiqueta de URGENTE o de ÚLTIMA HORA? ¿No es Twitter es sí misma una red social cuya inmediatez ha quedado demostrada en sobradas ocasiones en acontecimientos como los JJOO, las cumbres europeas o el ya más lejano caos aéreo provocado en España durante el puente de diciembre de 2010 -hito que comenzó a generalizar en España el uso de Twitter como canal de información de servicio-?
Algunos medios de comunicación ya han redactado guías de estilo de su presencia en las redes sociales. Quizás, al igual que el resto de la producción informativa tradicional, habrán de saber institucionalizar el sentido del uso de esos recursos que apelan a la inmediatez para establecer un consenso entre los profesionales y los destinatarios de los mensajes. Así evitarán colocar el apellido de urgencia gratuitamente en hechos poco noticiables o de poco alcance y, con ello, no confundir a los destinatarios de los mismos. También se ahorrarán ‘cosificar’ el sentido noticiable de los hechos que acontecen y alejarán a su vez de ámbitos participativos y dinámicos como las redes sociales, los tics heredados de los soportes tradicionales.
No hemos de olvidar que los usuarios y la audiencia de Twitter también es heterógenea, y dispersa , compuesta por un universo de usuarios que ya se asemeja a la sociedad tal y como la hemos abordado desde los medios de comunicación tradicionalmente. Por ello, estaría bien delimitar unas reglas de juego desde los medios de comunicación, en general, y desde los periodistas, en particular, para que nadie se llevara al engaño de qué tiene una incidencia grave, urgente o noticiable y de qué es prescindible de llevar ese apellido.
De los periodistas depende cumplir esa misión. Del establecimiento del orden del ruido y de la lógica deontológica profesional, también. Este post no es urgente, quizá sí el debate profesional de la idoneidad o no de su contenido.