Siempre es motivo de alegría conocer el nacimiento de un grupo destinado a la protección del trabajo intelectual de los periodistas y de sus derechos como profesionales. Es el caso reciente de la asociación Pi i Margall, que ha surgido en Barcelona con el firme propósito añadido de “reivindicar la convivencia y la concordia entre catalanes y la de estos con el resto de españoles”, según su presidente, Sergio Fidalgo.

También señala que “los medios de comunicación reflejan una Cataluña en la que parece que todos” sean independentistas, por lo que, añade, “es necesario un contrapunto” y trabajar para que todos puedan hacer oír su voz. Un panorama periodístico que considera hoy en este ámbito “un campo de combate” y hace hincapié en la necesidad de profesionales de la información que denuncien “los abusos de los medios públicos de todos los catalanes“.

Una iniciativa por la reflexión periodística

La asociación Pi i Margall se presenta como un lugar de encuentro y de referencia para los periodistas y escritores que “comparten una misma idea del periodismo serio, riguroso, documentado y crítico, con el objetivo de promover un modelo comunicativo reflexivo, coherente, plural y de calidad, tanto en el ámbito público como en el privado”.

Desde ella van a realizar informes de la situación o el estado de la prensa anual, a conceder premios que pongan en valor los contenidos de calidad de un periodista o de un medio que comparta los fines del grupo, a realizar foros, seminarios, simposios y publicación de libros, y a manifestar la posición de la entidad ante cualquier hecho de importancia para ellos.

Pi i Margall, el intelectual de la pluralidad

La asociación eligió el nombre Pi i Margall, presidente del poder ejecutivo de la I República Española, entre otros motivos porque “fue partidario de una España plural y uno de los intelectuales representativos del pensamiento más avanzado de la segunda mitad del siglo XIX“. Defendió en 1873 la Constitución española, que no llegó a aprobarse, y por sus ideas sufrió censura, cárcel y exilio.

Foto: Catalunya Press