Tanto medios de comunicación como redes sociales acompasaron su preexistencia en el año bisiesto con la evolución hacia nuevos hábitos de consumo por parte de las audiencias y de los consumidores. El año 2016, además de llegar con el 29 de febrero debajo del brazo, lo hizo con transformaciones notables, como la proyectada por Instagram o la evidencia de que los medios tradicionales –por fin- apostaron definitivamente por el medio digital para conectar con su público mayoritario: el móvil.
En el capítulo de las redes sociales, la plataforma del año fue Instagram, la reina de 2016. Y lo fue por el crecimiento de usuarios activos (600 millones frente a los 300 de 2014) y por las transformaciones registradas en su usabilidad. Por un lado, la efervescencia del canal -que nació como una mera aplicación móvil para iOS en 2010- llegó por su nuevo diseño, además de por las funcionalidades implementadas desde el mes de agosto, especialmente con Stories, con polémica incluida al recibir numerosas críticas por copiar aspectos singulares de la otra red social de moda: Snapchat.
Por otro lado, en su subida al carro de lo efímero, con las retransmisiones por streaming o a la mensajería instantánea; así como las nuevas formas de publicidad para conectar a las marcas con la capacidad segmentación de su ‘papá’, Facebook, pero aumentando espectro de influencia hacia un target más joven gracias, precisamente, a su snapchatización. Una transformación que amenaza con continuar en 2017 con la posibilidad de comprar los productos retratados en las instantáneas compartidas en la aplicación, que podrá convertirse en una suerte de bazar para amenazar a otra de las redes sociales con personalidad propia enfocada hacia ese fin: Pinterest. ¿Quién se resistirá? ¿Qué red social saldrá viva del torbellino iger? Twitter ya ha sido una de sus primeras víctimas, al haber sufrido en 2016 un estancamiento en el número de usuarios activos y un retroceso en el número de mensajes compartidos a través de los 140 caracteres.
Los medios de comunicación, mientras, se subieron definitivamente al carro de las plataformas digitales en este año bisiesto ya caducado. ‘Hiperespecialización’, contenidos propios, elaboración adaptada al canal y a la audiencia, productos informativos a la carta, búsqueda de datos, verificación de las informaciones que circulan por las redes sociales, filtrado de fuentes, reconocimiento del periodismo ciudadano y abierto como manantial de enfoques; reporterismo social; formación de los periodistas de medios locales y tradicionales en la familiarización y asimilación de las plataformas digitales y móviles que emplean sus lectores en las rutinas del día a día; reconocimiento de que el papel caducó y obstinación por conocer a partir de todos los aspectos señalados cómo exprimir la nueva rentabilidad de las empresas informativas.
Hitos periodísticos que, como proyectó 2016, poco a poco forman parte de lo cotidiano tanto para los profesionales que trabajan en los medios como para los que lo hacen en el lado oscuro, en los gabinetes de comunicación. Porque los anunciantes saben del poder de las plataformas digitales y los medios de comunicación han despertado del letargo para acompañar a los anunciantes –y no sólo a las instituciones que han mantenido, y que han seguido manteniendo durante el bisiesto, a numerosos medios impresos en la UCI con respiración artificial subvencionada-, a las marcas que buscan especialización, credibilidad, posicionamiento, conexión con públicos objetivo, interacciones y conversión. Acciones relacionadas con herramientas de marketing digital conectadas a las habilidades cualificadas de los profesionales de la información, los perfiles más preparados para conciliar ambas caras de lo redactado y conectar con una audiencia deseosa de calidad, credibilidad y especialización; y unas marcas que auspician esa práctica porque saben que ahí están sus potenciales compradores.
Con todo, este post no trata de rescatar los grandes titulares de 2016. A estas alturas ya se han escrito numerosos balances informativos del año. Solo pretende marcar desde un plano cenital tendencias manifiestas que van a consolidarse en 2017. Al menos así lo hemos percibido consecuencia del trabajo diario acometido desde la agencia, en Somasland.