El periodista Dicky del Hoyo (@zuloko) supura lecciones de periodismo por cada poro de su piel. Y ello lo da cada experiencia laboral, cada puerta cerrada y abierta (la siguiente), cada noticia cubierta, cada fuente entrevistada. Está especializado en comunicación corporativa, nuevas tecnologías de la información, redes sociales y relaciones públicas y fue uno de los pioneros en el mundo de la blogosfera, cuando abrió su propio espacio en la red allá por el pleistocénico año 2001, como él mismo recuerda.
¿Cuál es el atractivo que le encuentras a la profesión de periodista?
El atractivo que le encuentro a la profesión periodística es que, si quieres ser un buen periodista, cada día debes reinventarte, aprender elementos nuevos, estar muy atento a las novedades y, sobre todo, no me canso de repetir lo que dijo Kapuściński: “para ser buen periodista hay que ser buena persona”. En esta profesión se puede ser brutalmente competitivo, pero nunca un cínico o un mal compañero. La experiencia me ha enseñado que uno de los mejores activos que puede atesorar un periodista es tener buena reputación para el resto de sus compañeros.
¿Cuáles son las claves para realizar la comunicación corporativa de una empresa de forma eficaz y de calidad?
En primer lugar, creo que es importante conocer bien al cliente, definir su mensaje y establecer una relación de absoluta confianza. El dircom de una empresa es uno de los puestos más sensibles para la buena marcha de una organización. Aquellos que dejan, por ejemplo, su comunicación en redes en manos de aficionados (el primo, el cuñado, Peláez que, aunque trabaja en logística es muy listo con el ordenador, etc) deberían tener reservado un círculo del Infierno de Dante. Yo no concibo hacer comunicación de algo que no me creo, de una cuenta que vaya en contra de mis valores. Coincido en que todas las empresas, organizaciones y personajes públicos deben tener la posibilidad de que sus acciones, méritos, deméritos o situaciones de crisis sean comunicadas de la mejor manera posible. Y hacerlo bien supone tener una buena agenda de periodistas que sepan que cuando levantas el teléfono lo que le vas a “vender” no es mercancía averiada, que eres honesto con lo que cuentas y que si en algún momento las tornas cambian y la situación pasa a ser una comunicación de crisis también estás listo para contestar y dar explicaciones. Y saber contarlo, tener un mínimo de habilidad en la escritura, en la forma y el fondo. Y eso lo da la práctica y las muchas lecturas. Mis amigos, profesores de las facultades de periodismo, se quejan amargamente de estudiantes ágrafos que nunca han comprado, ni por supuesto leído, un periódico. Mal vamos. En mi trayectoria profesional he llevado la comunicación de cuentas pequeñas y grandes, de empresas y departamentos gubernamentales y si hay algo que los periodistas agradecen, y que siempre te lo hacen saber, es que estés dispuesto a coger el teléfono en cualquier momento, no sólo cuando sea conveniente a tus intereses. Y la honestidad en tu respuesta. No digo que todo se pueda ni se deba contar en cualquier momento, pero tu interlocutor debe saber que cuando puedas se lo explicarás y que no le estás engañando.
¿Qué han supuesto las redes sociales y las nuevas tecnologías para el aumento del alcance y de las posibilidades del periodismo de actualidad?
Soy nativo digital desde más de lo que me gustaría reconocer. Está claro que a nivel histórico la irrupción de las nuevas tecnologías supuso un enorme shock para el periodismo tradicional del que todavía nos estamos recuperando. Los primeros damnificados fueron los periodistas de mi quinta que no supieron reciclarse y que acabaron, y están acabando, como dinosaurios atascados en un pozo de brea. Y luego llegó el gran cataclismo de la monetización de los contenidos que hizo que cerraran decenas de cabeceras y medios. Eso en lo negativo. En el aspecto positivo creo que los medios digitales le han dado inmediatez al periodismo, cosa que es buena. Me imagino los grandes acontecimientos históricos retransmitidos con las herramientas actuales y hubiera sido asombroso haber estado en la Belle Alliance de Waterloo con un Smartphone con streaming en directo y lanzando tuits. Por otra parte todavía estamos buscando la fórmula que otorgue rigor a esa inmediatez y a esas nuevas plataformas digitales. Que el periodismo digital esté en la pelea del clickbait no dice mucho de su rigor. No obstante veo con esperanza iniciativas digitales que recuperan el reportaje largo y la investigación.
¿Es la blogosfera una buena plataforma para que los periodistas hagan llegar de forma más cercana y rápida la información periodística a los lectores?
Aposté por tener un blog profesional en el pleistocénico año, para los blogs, del 2001. Me ha proporcionado infinitas satisfacciones e incluso sirvió como plataforma para lanzar una exclusiva informativa de la que me siento muy orgulloso: la injusticia que se cometió con la familia del joven Enaitz Iriondo y que cambió la percepción social ante las víctimas de accidentes de tráfico. Creo que todo periodista debería tener un blog, y reitero un blog. Es bueno para un profesional de la información estar en Twitter o Facebook. Te da muchas pistas y visibilidad, pero las plataformas mutan y quizás no estén mañana. La bitácora es tu casa virtual, que has pagado y que nadie te puede arrebatar. Es bueno utilizarla para ampliar los contenidos que por su formato no caben en los medios tradicionales, para dar un punto de vista más personal a determinadas informaciones o para crear una identidad digital más elaborada. Para eso y para más.
En un mundo cada día más digital y audiovisual, ¿seguirán teniendo cabida medios tradicionales como la radio en un futuro periodístico a largo plazo?
La radio es un medio con mucho futuro. No sé en qué formato oirán radio los oyentes de dentro de un siglo. Quizás sea algo diferente a las actuales emisiones o a los podcast, pero siempre habrá una persona que necesite sentirse acompañada por una voz en la distancia, pero a la vez cercana, que le proporcione información y algo más.
¿Crees que tiene suficiente presencia el periodismo cultural en los medios generalistas o que es un ‘lujo’ de calidad más reservado a los medios especializados?
La presencia cada vez más exigua de la cultura en los medios es un reflejo de la importancia que a la misma se le da desde la sociedad o por nuestros políticos. Y creo que es un error. La buena información cultural es sexy y vende. Sólo tenemos que ver los medios anglosajones para comprobar que a la cultura allí se le da espacio y les proporciona prestigio y lectores. No obstante, reitero, estamos en un momento de cambio de modelo, los grandes grupos de comunicación de nuestro país no tienen claro cuál es modelo. Se optó en su día, de forma algo ingenua, por no decir que insensata, por no cobrar los contenidos en Internet. Ahora dar la vuelta hacia la cultura del pago va a ser complicado. Si a eso unimos que las plataformas van a mutar, que están cambiando, es un momento de desconcierto general. Lo viejo está moribundo y lo nuevo no acaba de nacer.
¿Alguna cosa más que desees añadir?
El primer día de la carrera mi primer profesor nos dijo, a los casi 300 nuevos alumnos de periodismo que estrenamos aula: “de todos ustedes, unos cincuenta acabarán la carrera, de esos cincuenta diez encontrarán trabajo, y de esos diez, uno o dos, con suerte, trabajarán de periodista”. Quiero decir a los periodistas y a los futuros periodistas que el periodismo lleva siglos en crisis, pero que siempre serán necesarios periodistas. Los periodistas necesitamos hacernos valer como generadores e intermediarios de la información de calidad. Pero ahí está la clave, en la calidad, el rigor, y eso no se consigue sin trabajo, aprendizaje continuo, sentido común y mucho esfuerzo. El periodismo es vida porque, en ocasiones, cuenta la vida, otras nos cuesta la vida y, gaudeamus igitur, es más vida que la propia vida. ¡Viva el periodismo!