En Ibiza, la actualidad periodística del verano está condicionada por la afluencia masiva de famosos a la isla. Para un lugar que durante el resto del año lo único que remueve los cimientos de la rutina son los conciertos de alguna estrella fugaz de paso por Las Dalias o las incursiones de líderes políticos de gira en tiempos electorales, la importancia que se le da en las redacciones a la cobertura de los insignes famosos es máxima.
Como el periodista de sucesos, que vale lo que su agenda de contactos dentro de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado o de los tribunales; el periodista encargado de afrontar la llegada masiva de famosos a la isla desde una perspectiva periodística, la de buscar la entrevista directa más allá del ‘posado’ de revista del corazón, la de dar coherencia informativa bajo la forma de una crónica o reportaje de color, vale lo que pesan sus contactos. Una agenda que se forja el resto del año en los puntos estratégicos de afluencia de deportistas, actores, cantantes y otra gente de bien.
Ese trabajo significa para el periodista una estrategia repetida basada en hacer otro tipo de posados, los de nalgas en los taburetes (no siempre acolchados) de los chiringuitos de ses Salines durante guardias eternas, en el aeropuerto vigilando las llegadas, en tiendas del puerto de Ibiza, en el quiosco donde compran libros y prensa los personajes VIP, en el estanco donde adquieren tabaco, en el dique seco donde se revisan los yates antes de botarlos… Lo que, a su vez, requiere ir equipado de un poemario de recursos dialécticos, de contexto informativo (documentación), líquidos, sonrisas y paciencia.
Sin embargo, es un episodio que no siempre termina en buen puerto; a veces tus contactos quedan lejos en ocasiones de los del periódico de enfrente, bien porque el peso comercial que ejercen sus respectivos equipos en sitios de anunciantes pesa más que la destreza informativa (la pela es la pela), bien porque el contacto te falla en el momento en que se deja seducir por los encantos del oportunismo de quien llega antes.
Aún así, en tiempos de copia y pega, de reportajes servidos a golpe de cuestionario respondido por correo electrónico, de entrevistas realizadas mediante telefonazo, o de trajes y corbatas impuestas desde la oficialidad, siempre adereza la canícula veraniega de la profesión recordar rutinas de periodismo salvaje.
Photo by @Marga_Ferrer
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