Hace año y medio millones de periodistas en todo el mundo se hicieron eco de una noticia de calado informativo que se transmitió a través de un corto tuit: la muerte del fiscal Alberto Nisman, horas antes de que este compareciera en el Congreso para detallar la denuncia contra la entonces presidenta de la Nación Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y sus allegados por encubrir a sospechosos iraníes en el atentado terrorista de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).
El encargado de lanzar ese comunicado en 140 caracteres fue el periodista Damián Pachter (@damianpachter), que todavía recuerda con intensidad aquel momento y que ha luchado todo este tiempo por demostrar que lo de Nisman no fue un suicidio, sino un asesinato en toda regla para silenciar su acusación. Actualmente trabaja como freelance cubriendo noticias sobre conflictos y paz en Oriente Medio.
¿Qué supone el periodismo para ti?
El periodismo para mi es la herramienta mediante la cual expreso mi vocación y pongo a prueba mis capacidades personales. Por supuesto que también es una forma de vida, bastante dura de por sí. No siempre uno encuentra el lugar adecuado ni tampoco es generalmente bien pagado, pero es toda una experiencia que te permite vivir experiencias únicas.
Destacaste profesionalmente a nivel mundial por el famoso tuit sobre la muerte del fiscal Nisman. ¿Dónde reside la responsabilidad de un periodista previa a lanzar una exclusiva de tal calado?
La responsabilidad primordial reside en asegurarse que aquello que estés por publicar haya pasado los requisitos fundamentales de la profesión: fuentes confiables, chequeo y rechequeo de la información, para finalmente publicar. Siempre es necesario comprender que aquello que el periodista informa tiene consecuencias inmediatas para la sociedad en la que vive y la responsabilidad que recae sobre el mismo es evidentemente enorme. Por supuesto que se necesita una buena dosis de huevos y hay que estar dispuesto a pagar el precio que semejante noticia como la del caso Nisman implica. Dudas siempre hay, pero cuando te basas en buenas fuentes (a las cuales uno debe proteger hasta la tumba), aquellas se esfuman rápidamente. Asimismo, es importante destacar que, al menos en mi caso, el haber trabajado anteriormente en medios internacionales como la BBC y The Associated Press (AP), fueron fundamentales para desempeñarme en el oficio.
¿Por qué un medio como Twitter para dar esa información?
La decisión de dar la noticia vía Twitter fue el resultado de varios factores. Hay que entender que todo el país estaba aguardando la presentación del fiscal Alberto Nisman para el día siguiente y Twitter me pareció la mejor forma para crear notoriedad de lo que estaba ocurriendo en forma rápida, prácticamente inmediata. Eventualmente, el haber publicado la noticia impidió que el gobierno argentino impusiera la tesis del suicidio, hecho que les arruinó su plan original. De no haber sido por esa alerta temprana, el gobierno, encabezado por la entonces presidenta Cristina Kirchner, hubiera tenido aún más tiempo para limpiar la escena de aquello que considero que fue un asesinato encargado y determinar su muerte como un suicidio. Lo intentaron de todas formas, pero sin suerte. Y salvo un grupo marginal de la sociedad, nadie cree que Nisman se suicidó.
¿Qué labor están cumpliendo las redes sociales para el mundo del periodismo y, sobre todo, para los corresponsales y reporteros de guerra?
Las redes sociales, sobre todo Twitter, son una herramienta increíble para nuestro oficio. Nos permiten no sólo dar a conocer información en forma inmediata, sino que también, adquirirla. Eso implica, desde ya, una responsabilidad aún más grande sobre los periodistas, claro está. Pero esa rapidez tiene la contracara de dejarse llevar por la liviandad que existe para publicar, lo que implica un mayor margen de error. Sin embargo, manteniendo las pautas profesionales, ese riesgo disminuye muchísimo. A fin y al cabo es el lector quien cierra el círculo, dependiendo obviamente de la información que se le brinde. De todas formas, es fundamental tener la espalda editorial y, mejor aún, la combinación entre ambos: trabajar en un buen medio y, además, publicar mediante Twitter, etc.
¿Cuáles son los momentos más duros que has vivido como corresponsal en Oriente Medio?
El momento más duro es el actual. Ya estoy buscando trabajo fijo más allá de mis trabajos como corresponsal freelance en varios medios. Es algo bastante jodido. Espero poder conseguir una corresponsalía en algún medio en español. Ese es mi mayor objetivo ahora. Aún me queda por vivir la experiencia de corresponsal de guerra neto, ya que desde que llegué a Israel, en enero 2015, todavía no se generó ninguna. Teniendo en cuenta que me encuentro en Medio Oriente, es sólo cuestión de tiempo. Es un vecindario bastante jodido.
Actualmente resides en Israel. ¿Cuál es el panorama actual del periodismo en Jesuralem? ¿Qué trabas te has encontrado a la hora de ejercer tu profesión allí? ¿Y en comparación con Argentina?
Hoy en día el periodismo está en una situación bastante complicada ya que Israel no escapa de esta tendencia mundial que identifico como un fenómeno de polarización social, en la cual los medios juegan un papel determinante. Ocurrió en Argentina a niveles extremos y también se ven ciertos indicios de ello aquí. No obstante, es de una magnitud muchísimo menor. Más que trabas, hay un problema de origen al intentar echar luz sobre los eventos políticos que ocurren en Latino América, y esto se debe a que simplemente hay muy poco interés en aquella parte del mundo. Con Daesh al norte, Hamas al sur, Irán con altas probabilidades de convertirse en potencia nuclear a medio plazo y un auge general del fundamentalismo islámico, es entendible. De todas formas, uno intenta y debo mencionar que todo lo que ocurrió en Argentina respecto a la muerte del fiscal Nisman despertó un enorme interés en el ámbito local, sea público o privado. También está relacionado con temas sensibles para Israel como la seguridad de los judíos en el extranjero (caso AMIA), Irán y Hezbollah. Intentar cubrir Sudamérica es un desafío para cualquiera.
¿Cuáles son las claves para la elaboración de una pieza periodística de conflictos y paz veraz y de calidad?
Es fundamental incluir a las dos campanas del conflicto y, además, agregar un especialista en el tema que siempre sabe muchísimo más que uno y que le genera un valor adicional a cualquier contenido. En tal sentido, creo que hay un enorme desconocimiento de fondo respecto al fundamentalismo islámico en la región por parte de la prensa hispanohablante. El hecho de que haya pocos expertos sobre el tema es un factor determinante, y se nota. Generalmente, muchos se dejan llevar por los prejuicios o le brindan un enfoque equivocado a las razones de los conflictos en esta región por la formación académica de donde provienen. En Argentina, estos casos son la regla. Tienes “expertos” que no hablan ni árabe, ni hebreo, ni inglés, pero los ves en la televisión pública brindando columnas de internacionales sobre Medio Oriente muy limitadas. Lamentable. El problema del terrorismo va muchísimo más allá de la explicación superficial que brindan esos supuestos expertos. No se trata solamente de un simple individuo con un mal pasar económico, o que debido a la falta de integración en la población donde habita decide realizar un atentado. Vale recordar que Osama Bin-Laden, difunto líder de al-Qaeda, perteneció a una de las familias más ricas de Arabia Saudita. Creo que lo más importante es formarse como profesional y profundizarse en la región donde uno trabaja con la cultura, el idioma y las prácticas sociales.