Aprovechar a través de las relaciones públicas una oportunidad para colocar el nombre de la empresa en el disparadero, incluir a la persona indicada en un evento que enfoque los valores y servicios de la mercantil, identificar los prescriptores que pueden hablar bien de ella en los canales más adecuados, propiciar sinergias de comunicación transversal para obtener un beneficio mutuo con entidades afines o complementarias, crear competencia afín y competitiva.
Mantener una relación fluida con los medios de comunicación, encontrar firmas de prestigio para el canal propio de la empresa, tanto en redes sociales como en su versión corporativa online, navegar por la especialización de los contactos, favorecer convenios y acuerdos que repercutan en visibilidad y en beneficios comerciales para la firma, salir afuera y dar a conocer la materia gris de la compañía, orientar sus esfuerzos en la creación y participación de citas sectoriales, agendar la acción de sus departamentos por objetivos estratégicos y de visibilidad a corto, medio y largo plazo…
¿Todo eso corresponde al departamento de PR de una empresa? Son pinceladas a modo de brainstorm escrito conforme fluyen las letras desde la experiencia en la materia de quien las escribe. Con todo, lo que se pretenden al plasmarlas es reflexionar sobre la importancia que juega en la organización el papel del PR.
Ya sea una misión externa o interna, lo importante es que se haga una apuesta bajo un estricto control de avances, protocolos y con la vocación de integrar esta figura en el organigrama de la organización, con la toma de decisiones como una de las principales bondades de la misma. Porque apostar por las virtudes aparejadas a las relaciones públicas significa también poder medir qué retorno repercute en una organización en función de los objetivos de toda índole que se marque por fases temporales, ya sean mensuales, trimestrales o anuales.
De los servicios de comunicación, marketing y PR dependerá, en buena medida, el necesario acompañamiento a la estrategia comercial de la compañía, pero también a los intangibles de la reputación online, de los valores de marca y de la repercusión bien o mal entendida de los mismos en los foros adecuados, en la opinión de los expertos y prescriptores sobre los mismos o en la evolución positiva de los principales indicadores de la empresa.
El resto, procederá de la confianza que plasme la firma en un equipo bien contactado, con iniciativa propia y con capacidad para anteponerse a los desafíos que procedan del mercado, con capacidad para planificar improvisaciones de forma inmediata o argumentarios que permitan encauzar crisis a través de los cauces más indicados, sin que la realidad vaya por delante de la reacción de la compañía.
Un ejercicio apasionante, rentable y divertido si se practica o se deja en manos de profesionales capacitados para llevarlos a cabo con discreción, seguridad y valentía.