¡SOS! Hace meses que la publicidad de Instagram me sigue a todos lados. Concretamente, anuncios de zapatos inundan mi muro. Cada tres imágenes de amigos y conocidos, me aparece tal o cual marca en cuya segmentación he caído. También aparece algún que otro negocio que, a la hora de definir su público objetivo, el algoritmo (sí, esa palabra de la que muchos hablan, pero pocos saben) ha decidido que yo era parte del target.
¿A qué se debe que en mi Instagram aparezca publicidad de una marca tras otra de zapatos? En este caso porque a principios de verano me saltó un anuncio con unas sandalias preciosas. No pude resistirme a ver cuál era el precio y cliqué para visitar la web. No acabé realizando la conversión, es decir, la compra, por lo que me quedé en la zona de “atracción” según el llamado funnel de ventas en marketing digital. Personalmente, me echó atrás su coste, la verdad.
Esta interacción, por inocente que parezca, es la que motiva que el algoritmo (sí, volvemos a ello) deduzca que estos productos me interesan y me incluye dentro de las motivaciones que se pueden realizar cuando se segmenta el público objetivo en la confección de un anuncio. Por ejemplo: intereses relacionados con la moda. Como el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, esa misma semana me topé con otra publicidad en Instagram de unas sandalias maravillosas. Accedí al perfil de la red social para conocer más sobre la marca. Y, zas, el algoritmo (otra vez…) me ha capturado. Dos meses ya.
Cuando se realiza una campaña de publicidad en Instagram o Facebook uno de los factores que se tiene en cuenta a la hora de dirigir un anuncio es la interacción que esa persona realiza. Puede ser a través de un “like”, un comentario o haciendo clic en el enlace. Estas plataformas entienden que te ha cautivado dicha publicación y que conecta con tus intereses, por lo que te muestran marcas o productos similares. Y a esto no podemos escapar porque el algoritmo (siempre él…) está constituido para que vigile nuestros pasos y ayude así a la optimización comercial de las empresas.
Esta forma de actuar de las redes sociales no sería negativa si no bombardearan continuamente con este tipo de anuncios. De hecho, a mí me ha ayudado a conocer marcas, sobre todo, pequeñas, que no tienen otra forma de llegar a sus públicos, y cuyos productos me han fascinado por calidad y precio. Si bien es cierto que Facebook cuenta con una opción para indicar que un anuncio no se muestre más de una vez a la semana, cuando se pone en marcha una campaña con el objetivo de interacciones suele aparecer a la gente una media de dos. Es decir, una persona ha llevado a cabo alguna acción con un anuncio, por lo que esta expuesta a que se le muestren más de esa misma marca.
Mientras la publicidad en redes sociales se va optimizando para hacer llegar el mensaje preciso a su correspondiente consumidor –se personaliza cada vez más-, nos vamos a encontrar con este tipo de situaciones. A veces molestan y otras ayudan en la búsqueda de un producto o servicio, por lo que todo el trabajo de nuestro amigo el algoritmo no se hace en vano. Mientras, seguiré viendo más zapatos.