En tiempos de hiperespecialización móvil y a la carta se impone el contenido de calidad servido a su destinatario potencial. Atrás quedan remitidos a medios envueltos en la excusa del alcance masivo. Y no es que, como dicen algunos, la nota de prensa haya muerto, sino que ésta ha de saber ser camaleónica y multiplicarse en las versiones y enfoques necesarios para conectar con las audiencias a las que se dirigen.
De ahí que sea más importante, al igual que siempre ha hecho el periodista que trabaja en medios tradicionales con el oyente, el lector o el telespectador; ponerse en el lugar del destinatario de las informaciones: por un lado, en el del colega periodista o bloguero que va a recibir el contenido; y, por otro, en la temática informativa que habitualmente maneja. De esta forma, facilitamos su tarea de filtrado y nos adaptamos tanto a su soporte como a su lector.
En la tarea de segmentación habrá que tener en cuenta, pues, el ámbito geográfico, la oportunidad informativa, la novedad, la exclusividad en la cesión del texto o la cercanía en el trato y el tiempo para cocinar a fuego lento contenidos de calidad periodística adaptados a la singularidad tecnológica, móvil, local y especializada que nos toca vivir.