A pesar de que aún no existen evidencias de que la Covid-19 pueda transmitirse de perros a humanos, controlar la secuencia genética de la población canina sí es posible. Como también lo es practicar en las clínicas veterinarias pruebas preventivas de PCR a las mascotas de quienes sospechen que pueden estar contagiados o hayan superado la enfermedad.
Estas pruebas preventivas sumadas a la evaluación y registro genético de los animales en un censo canino permiten detectar con agilidad eventuales brotes que pudieran darse de transmisión de mascotas a humanos de la Covid-19 y actuar con rapidez para evitar su propagación. Para que se dé esta circunstancia intervienen tres perfiles profesionales: el veterinario, que realiza las pruebas; el laboratorio, que las analiza; y el dueño de la mascota, que vela por garantizar la salud de su perro y la de su entorno más próximo.
Heces en la calle: un problema de salud pública
Porque, más allá de que puedan transmitir la Covid-19 y de cómo prevenirlo, las heces de las mascotas en la vía pública “significan un problema de salud pública en sí mismo para los vecinos de las poblaciones que sufren la presencia de las deposiciones animales”. Enrique Perigüell es el CEO de ADN Canino, la primera empresa que, en colaboración con Colegios de Veterinarios como el de Málaga, ha implantado en España un sistema de registro de mascotas a partir de su secuencia genética.
El registro del ADN canino en España
Precisamente, el registro del ADN de los perros ya es una realidad en numerosos municipios españoles. Cárcer, en Valencia, o Meco, en Madrid, han sido los últimos en incorporar esta posibilidad en su población canina. Una medida que también permite controlar la salud de sus vecinos, prevenir casos de maltrato o abandono del animal o identificar a los infractores que dejan las heces de su mascota en la vía pública.
Así, los más de 5 millones de perros que hay en España tendrían garantizado un seguimiento más real, más eficaz y más actualizado que el que pueden ofrecer los chips con el que actualmente se controla su población. “El problema del chip es que se puede extraer, se puede manipular o se puede olvidar eliminarlo cuando el can fallece, por lo que la información que contiene plantea sesgos que impiden ser eficaces en el control de epidemias, censo y otras actuaciones como las preventivas o las sancionadoras para casos de abandono o maltrato”, señala Perigüell.
Protocolo de actuación ante un caso de zoonosis por Covid-19
En el caso de que la prueba PCR diera positivo, la veterinaria María del Rosario Montaner Signes, recomendaría establecer un protocolo “similar al que seguimos con las personas; en este caso sería aislar y poner en cuarentena al animal”.
Con todo, según asegura la especialista, “por el momento solo ha habido casos aislados de mascotas con la Covid-19 y siempre como portadores del coronavirus, no como transmisores por zoonosis; por ello puede ser recomendable tomar medidas preventivas como las indicadas y hacer las pruebas PCR a los canes de personas que hayan pasado la enfermedad”.
Precisamente, el origen de la Covid-19 es una zoonosis y en el caso de las mascotas hasta ahora han sido los humanos los que han transmitido la enfermedad a los animales de compañía.