Las gafas de realidad virtual son uno de los gadgets tecnológicos de moda. Ya sean los modelos más rudimentarios, que pueden fabricarse en casa con cartones o comprarse por muy poco dinero (1), u otros más completos, sofisticados y (también más caros) vendidos por grandes marcas (2), el objetivo es el mismo: disfrutar de unas imágenes en 360 grados, que permitan al usuario moverse sobre sí mismo descubriendo con su propio rumbo corporal todo aquello que la escena esconde.
Aunque hasta la fecha la realidad virtual se ha aliado principalmente con la ficción y la información, una tercera vía se abre paso con fuerza entre los usuarios y los productores de contenidos para este formato: la publicidad. De sobra conocidos son los usos de las gafas en videojuegos o películas, así como en informativos y reportajes, en los que el portador observa a su alrededor todo cuanto ocurre: desde una carrera de coches a toda velocidad, el asalto a una nave espacial o un bote de refugiados a la deriva por el Mediterráneo, esta tecnología aporta un realismo y una capacidad de empatizar como no se había visto hasta la fecha.
Pero, con la publicidad, también se abre un nuevo panorama: usuarios que sabrán, casi en primera persona, cómo funciona y responde un producto. Sus gafas serán sus ojos, y la realidad virtual puede servir para hacer demostraciones fidedignas que logren hacer de aquello que trata de venderse algo realmente atractivo. Según unestudio de la compañía Ericsson (3), dos terceras partes de sus encuestados destacaba de esta tecnología la posibilidad de obtener una mayor y mejor información de los productos que querían comprar por internet para poder saber su desempeño real antes de adquirirlos.
Y, además de una grata experiencia al usuario, servirá para que anunciantes, agencias y creativos tengan ante sí un nuevo reto generacional: el de adaptarse al formato, convertirlo en atractivo y no espantar a unos potenciales clientes emocionados por la novedad. Este tipo de metrajes se han puesto al alcance de los usuarios de a pie con la posibilidad de subir vídeos en 360 grados a Facebook (4), por lo que el caramelo ya está en la boca de la gente y ahora son los creadores quienes tienen que responder a la altura. El potencial está ahí, sólo hay que aprovecharlo.