Cuando una marca, entidad, institución o empresa planifica su comunicación, lo puede hacer en tres términos claramente diferenciados: medios propios, medios pagados y medios ganados.
Si traducimos los tres polos al plano coloquial, nos referimos, en primer lugar, a las herramientas de comunicación interna propias (página web, newsletter, redes sociales, manual de estilo corporativo y de relación con stakeholders); en segundo lugar, al plan de medios, esto es, a la programación de los formatos, objetivos y del presupuesto destinado a la publicidad en medios de comunicación; y, en tercero, al gabinete de prensa y PR, o la capacidad de ser noticia por los valores implícitos al producto o servicio que tenga en el mercado, por la habilidad de serlo por algún aspecto transversal trabajado con clientes o proveedores o, entre otros más aspectos, por la relación de la actualidad informativa con la actividad o especialización de la compañía.
Con todo, lo normal es que desde las firmas se tienda a confundir los tres planos de trabajo de cara a la repercusión positiva en medios de comunicación y redes sociales. Bien porque no lleguen a asimilar que su organización pueda tener implícita una carga informativa ganada, bien porque la construcción de los mensajes, informativos o publicitarios, no la proyecten con la capacitación técnica necesaria para hacerlo en el mismo idioma del medio de comunicación, esto es, bajo estándares estructurales y con los materiales de apoyo que requieren los soportes para ser aliados antes que enemigos.
Tanto una repercusión pagada o ganada en medios trabajada con sentido como un trabajo de calidad asociado a los objetivos comerciales, estratégicos y a los valores de la empresa en los medios propios, aparejan su correcta proyección a las redes sociales. Porque un trabajo bien hecho en las tres perspectivas de la comunicación de la empresa se traduce en un sentimiento positivo aparejado a los. Intangibles descritos. Como también un beneficio reputacional y económico para las compañías.
La clave está en asimilar los tres ejes comunicacionales y relacionales y ponerlos en manos de profesionales que ejerzan de consultores estratégicos de comunicación, de relaciones públicas y de transmisores de mensajes de calidad para cada una de las audiencias a las que la empresa dirija sus informaciones, productos y servicios.