Twitter llegó hace cerca de una década para hacer la vida más fácil a los periodistas, aunque estos, rezagados y desconfiados, no comenzaran a tomarla en serio hasta pasados un par de años. Como recalca José Luis Orihuela (@jlori), profesor en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra y autor de Los medios después de internet (UOC, Barcelona, 2015), después de Google, se trata de “la herramienta en línea que mayor impacto ha tenido sobre el ejercicio del periodismo y sobre el acceso del público a los contenidos periodísticos”.
Este servicio de microblogging abrió un canal de comunicación directa entre el medio (también gabinete de prensa y agencia de comunicación) y las fuentes, al igual que con el público, y permitió a todos los actores involucrados contar y seguir la actualidad en tiempo real.
Un instrumento que los periodistas, como explica Orihuela, pueden utilizar, a la hora de preparar una noticia, para monitorizar fuentes y tendencias, identificar y contactar con expertos y testigos, mejorar la relación con sus audiencias y dar mayor visibilidad al contenido de sus medios. Pero la clave para un uso periodístico adecuado se encuentra en la verificación de los puntos de referencia y de la información que difunden, el cuidado escrupuloso de la redacción y de la ortografía, la frecuencia regular de la publicación, el enfoque temático de las cuentas profesionales para aportar valor y evitar las trampas, bulos e interacciones con usuarios ‘tóxicos’.
Sin olvidar que el principal error que cometen los comunicadores cuando no cumplen con las premisas mencionadas es pensar que el propio Twitter es la fuente, cuando solo se trata del espacio en el que, eventualmente, es posible encontrarla. Además, es importante asumir que todo lo que se publica (como la propia palabra indica) es público y que siempre puede ser malinterpretado. “Los temas personales y controvertidos deben ser tratados con mucho cuidado y, ante la duda, lo mejor es evitarlos”, recomienda el profesor.
Twitter puede ser para un periodista una gran herramienta si se utiliza bien y se conocen sus ventajas y sus limitaciones. Y nunca debería ser el único recurso de investigación, ni el único ámbito temático de cobertura. Solo un “regalo” informativo que nos brinda la Red y que puede formar parte de nuestras vías de confección de contenidos de calidad.