Los fotógrafos de prensa acumulan en verano más estrés que el resto del año, por la carestía de coberturas, por la indefinición de temas de agenda y por los sobresaltos relacionados con la actualidad de sucesos e incendios. La oficialidad de las ruedas de prensa, el periodo de sesiones aparcado en las asambleas legislativas o el poco ajetreo de la actualidad que principal (y desgraciadamente) viste los periódicos condicionan el trabajo veraniego de los fotoperiodistas. Unos profesionales que además se ven obligados a tirar de imaginación informativa para captar instantáneas que den pie a construir un tema en torno a ellas.
Asimismo, las plantillas de los medios de comunicación quedan mermadas en periodo estival por los turnos vacacionales que se distribuyen en la redacción, lo que habitualmente deja sólo a uno o a dos fotoperiodistas frente a la improvisación noticiable señalada. Todo ello aderezado con las altas temperaturas (el fotógrafo trabaja en la calle con el acarreo de unos cuantos kilos de peso todo el día, el de su equipo) y con las pocas ganas de colaboración que habitualmente encuentran cuando dan cobertura a noticias desagradables, de las que suelen salir entre insultos y reproches.
El mejor desenlace que puede encontrar el fotoperiodista a estas rutinas de verano pasa por la obtención de una buena instantánea, de una exclusiva fotográfica o de un encuadre convertido en portada. Imaginación al poder, y en verano más que nunca, también en la vertiente fotográfica de la profesión periodística. Por suerte, en agosto vuelve el fútbol…
photo by @Marga Ferrer
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Rutinas periodísticas de verano (II). La radio