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Una hoja de estilo para marcar la tendencia en las redes sociales

¿Cómo planifico el contenido que difundo en las redes sociales de mi empresa? ¿Qué hashtag utilizo como enseña corporativa para identificar todos los mensajes que dinamizo desde estos canales? ¿Cuál es el tono que busca la audiencia a la que me dirijo? ¿Qué está haciendo la competencia? ¿Con qué frecuencia y en qué cuentas he de sumar mi aportación a las comunidades online?

Estas y otras preguntas son las que hemos de plantear antes de lanzar cualquier estrategia de comunicación en las redes sociales. Cuanto mejor definidos de antemano tengamos marcados el ritmo, el tono, la cualidad, la cantidad, la forma, el fondo o los contenidos que dirigiremos a la acción orgánica y los que sumaremos a las campañas promocionadas, mejor sabremos conectar con las personas que potencialmente estén más interesadas en los productos, servicios y en sus valores y características.

La hoja de estilo es la herramienta que utilizaremos a priori para marcar todos estos indicadores estratégicos que, además, servirán para evaluar mejor a posteriori la puesta en práctica, activación y dinamización de los contenidos que definirán la estrategia de comunicación que planteemos.

A imagen y semejanza de lo que hacían los medios de comunicación en el siglo XX, con sus libros de estilo y las instrucciones de manejo de sus herramientas para conectar con los oyentes, espectadores o lectores; las empresas, medios o entidades que apuesten por las redes sociales habrán de contar con este recurso para saber por dónde camina la proyección de su identidad corporativa online.

Asimismo, será un instrumento de comunicación interna que implique de forma horizontal o vertical a todos los departamentos del organigrama. Para que, quien más, quien menos, conozca al detalle el sentido estratégico de la presencia de su ‘casa laboral’ en las redes sociales. También de las personas en la organización más reacias a conectar con el prisma online de su representación, la opinión que se tiene de sus productos o servicios y, a la vez, de las personas mismas que prestan o dan la cara por la actividad que brinda.

Por ello, la hoja de estilo ha de imponerse en cualquier estrategia de comunicación y marketing antes de lanzarse a una campaña o presentación; o de comenzar la presencia en las redes sociales de una empresa cuya apuesta era improvisada hasta la fecha o de la que quiere comenzar a apostar por la comunicación online y sus consecuencias medidas, anticipadas, calculadas.

Sobre el mareting noticiable

Marketing noticiable: narrativas de grandes titulares

Cuando se concibe el lanzamiento de un producto o servicio con narrativas que, más allá de una significación publicitaria o promocional, aparejan una singularidad que conecta con el imaginario colectivo, local, nacional o especializado, el efecto llamada puede significar el valor añadido de la noticia.

Y de la noticia, el recorrido adicional por las redes sociales. Es, lo que podemos definir, como marketing noticiable. Una forma de pensar en la repercusión ganada de las campañas que se comunican o dinamizan gracias al ingenio creativo que consigue colocarlas en las prioridades de los medios de comunicación o que recorren los principales perfiles de las redes sociales a través de factores humanos clave para conseguirlo, como la novedad, lo insólito, la simpatía, cercanía, la empatía o la excepcionalidad.

Para conseguir el efecto descrito, es fundamental creer que se puede hacer con un equipo que conozca las especificidades de los medios de comunicación, de los profesionales que en ellos trabajan, las dinámicas de representación de estos hitos en las redes sociales y la forma en que podrían circular por los canales que conectan con el público masivo.

Vídeos de marca, campañas como las celebran días especiales para los sectores en el calendario sectorial de marketing, lanzamientos que coincidan con fechas señaladas u oportunidades para ampliar el recorrido de una acción, contextos de actualidad propicios para incrustarlos y las oportunas habilidades desplegadas para realzar la importancia que tenga la campaña en sí misma, a través de una planificación adhoc, permitirán acercarse al objetivo de una repercusión ganada adicional a la pagada con grandes umbrales de credibilidad.

Porque ser noticia para una campaña es un añadido que pocas veces se consigue o contempla la agencia o la marca impulsora de las acciones pagadas. En términos cuantitativos, apostar por esta guinda del pastel suele significar un escaso porcentaje de la inversión total y la recuperación de la misma suele multiplicarse por más de dos dígitos.

En esencia, es poner la fuerza creativa de la campaña en común con la capacidad informativa de profesionales de la comunicación bien contactados, tanto en medios de comunicación como con perfiles del ámbito periodístico en las redes sociales. Una nueva forma de entender los gabinetes de prensa y las relaciones públicas a partir del bagaje tradicional de los que siempre han tenido olfato para conectar con la novedad, la actualidad y las oportunidades para las exclusivas.

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Coronavirus y fuentes informativas

Difícil es para cualquier persona abstraerse de la sobrecarga informativa que encontramos con motivo de la expansión mundial del virus COVID-19 o coronavirus de Wuhan, sobrenombre acuñado por el origen de la propagación en humanos. Tan difícil como saber seleccionar las fuentes adecuadas para disponer de un termómetro informativo adecuado que favorezca establecer opiniones con criterio, a partir del contraste de puntos de vista.

Sarcasmo y oportunismo en Twitter.

La cuenta creada por un oportunista que arrasa en Twitter.

Así, encontramos desde las oportunistas cuentas tuiteras vinculadas a las nomenclaturas del virus, que juegan entre el sarcasmo y la actualidad expansiva del COVID-19; hasta las de minuto y resultado que han introducido los medios generalistas de todo el planeta para dar cuenta de la evolución de los infectados; o las de las instituciones públicas, que se afanan por ofrecer rigor a través de mapeos, practicar el servicio público con datos actualizados periódicamente con el número de ciudadanos afectados, consejos sobre cómo prevenir la infección o no transmitirla, e información de interpretaciones legales, cancelaciones de eventos o decisiones políticas que afectan a núcleos poblacionales más o menos amplios.

Periodistas y coronavirus.

Experiencia de un periodista con coronavirus a través de Twitter.

También encontramos a especialistas, sanitarios, periodistas del ramo y políticos que hablan en primera persona sobre las predicciones que puede conllevar tal o cual ritmo de expansión, sobre cómo y cuándo cambiar del estadio de contención al de restricciones de movilidad o experiencias de infectados en primera persona. De estos últimos, perfiles con cierta capacidad de influencia por ser plumillas o personal de enfermería que, a modo de diario de bitácora y con la aportación de los responsables sanitarios que los auxilian, procuran erigirse en voceros de mensajes de tranquilidad y de contención en sí misma de la alarma social entre las comunidades online que los siguen.

Mapeo del virus COVID19 por instutciones públicas.

Comunicación institucional COVID19 Singapur.

Las asociaciones médicas, las cabeceras de periódicos especializados en Sanidad y otros expertos locales, regionales, nacionales o globales de la materia, completan el círculo del coronavirus en esta era de miedo contenido. Todos ellos fuentes fiables y para ser atendidas antes de caer en mensajes oportunistas que circulan por Whatsapp, fakenews que se propagan a la velocidad en que lo hace el pánico o bulos que en nombre de instituciones públicos u otras entidades se afanan por generar confusión anunciando la cancelación de actos multitudinarios o eventos.

Entidades médicas y el coronavirus.

Formas de comunicar el coronavirus en las redes sociales.

En todo caso, lo que está demostrando el contexto informativo actual pasa por una buena oportunidad para seleccionar fuentes informativas de todos los ámbitos a los que, además del sanitario, está afectando el COVID-19: el financiero, el deportivo, el social, el laboral… En cada uno de ellos, al igual que los ejemplos genéricos señalados para identificar los ejemplos de cómo circula la información en el presente contexto, podemos practicar una indagación de nombres fiables que den credibilidad a lo que nos llega de forma masiva sin filtrar por el ruido preexistente.

Newsletter coronavirus Washington Post

Newsletter coronavirus Washington Post

Así, es recomendable analizar las personas que siguen las fuentes iniciales localizadas, tales como periodistas del ramo o personal docente o sanitario, qué listas tienen creadas en redes sociales como Twitter, suscribirse a newsletters específicas como la que ha creado el Washington Post para sus lectores, practicar seguimientos específicos de los perfiles que hayamos probado trasladan información veraz, atender las alertas más rigurosas, dar credibilidad a los datos en función de quién los emite  y extraer conclusiones desde el contraste.

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Lo que el tiempo dejó en las redes sociales

Pasan los años y los usuarios de las redes sociales envejecen al mismo ritmo que los jóvenes implementan los nuevos lenguajes en su cotidianeidad. Los primeros han dejado de ser tan intensos y románticos en sus incursiones por el social media; los segundos han elegido los gif, los memes, las historias efímeras y los emojis para conectar con comunidades cada vez más complejas.

Complejas por la hiperespecialización, por un lado, del espectro temático que se abre ante los ojos de los nuevos lenguajes. Y, por otro, la sencillez generalista que todo lo impregna en grandes contenedores que aglutinan toda esa hiperespecialización. Esto es, canales abiertos a una gran masa de comunidades que marcan la capacidad de influencia de marcas, empresas y hábitos.

Hábitos cada vez aparentemente más saludables pero, a la vez, más engañosos. Porque del 100 por 100 de aceite de oliva virgen extra que lleva una bolsa de patatas fritas con un 99% de aceite vegetal y cuyo 1% restante sí se ha hecho con ese aceite de oliva virgen extra 100% aceite de oliva virgen extra; al sin azúcares añadidos a los ya de por sí continentes en la magdalena sin gluten y sin procesar con harina que no es 100% integral porque el 50% de la harina restante que no es 100% integral ha sido procesada… nos dejamos liar o llevar ante una realidad ruidosa pero poco especializada en realidad.

O sí, quizás más especializada de lo que pensamos. Porque si usamos a la vieja usanza la información que circula por las redes sociales, por las más generalistas como por las menos, podemos seguir conectando con perfiles interesantes. De los de antaño y de los de ahora. Desde el médico que puede trazar una prospectiva de hacia dónde discurrirá la evolución del coronavirus y su posible antídoto con base científica al gamer que podrá vaticinar quién será la nueva estrella de la temporada siguiente de la liga de esports de turno.

Del auge de los youtubers a su veteranía diez años después, del auge de los snaps a su confluencia con el idioma de TikTok, de la información tuiteada a la conversión tuiteable de las imágenes y del silencio de las fuentes más cualificadas, de lo de antes a lo de ahora, de las formas de consumir información a las formas de seguir consumiéndola, pero de otra forma.

De lo viejo desde lo nuevo. De las redes sociales y de su constante evolución. De la necesidad de seguir analizando los hábitos sociales para comprender mejor nuestro comportamiento en las plataformas en que proyectamos estilos, formas de ser, lo políticamente correcto, las mentiras de un producto, las verdades de una marca y hasta la manera en que nos gustaría vivir por como pensamos que nos perciben a quien se lo contamos.

Filosofía del social media en reflexiones abiertas a la aportación desde el prisma o formato que cada cual desee, veteranos o noveles.

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Claves del periodismo móvil

El periodismo móvil o mobile journalism (#mojo) es la potencialidad que tenemos los periodistas que vivimos a este lado del siglo XXI de optimizar el ejercicio de nuestra profesión y la conexión con la audiencia gracias a la universalidad tecnológica móvil. Las herramientas que disponemos para enriquecerlo son las mismas que tienen a su alcance el resto de los mortales. ¿Vamos a dejar que las utilicen por nosotros sin que siquiera sepamos cuáles son, qué ventajas informativas nos reportan o cómo se utilizan?

Las herramientas básicas que dispone el periodista pasan por un dispositivo móvil, unas aplicaciones y unos gadgets. De serie, el plumilla ha de estar equipado de las siguientes aptitudes: ingenio, sentido común, olfato, creatividad, capacidad de organización, dedicación, ganas (querer es poder), instinto y contactos.

Para organizar la información aplicaciones como Feedly o Flipboard permiten al periodista hacer un seguimiento informativo de las materias, de los enfoques y de las fuentes que pueden enriquecer su especialización. A la vez, puede agrupar temáticas y autores a partir de feeds y de alertas.

Otra app que contribuye a automatizar ciertos procesos es IFTTT (If This Then That), que a través de otras como Buffer y de las cuentas en redes sociales habilitadas para que el plumilla, da órdenes de que si ocurre una publicación ‘a’ se publique de otra manera ‘b’.

Con todo, la tecnología y las apps móviles fusionan las tareas de cada perfil profesional periodístico. Pero salvaguardan a la vez la exclusividad de sus respectivas cualificaciones, haciendo que éstas sean diferentes a partir de las habilidades de origen. La diferencia pasa, precisamente, por usar las herramientas móviles que tienen a su disposición. Y de las oportunidades especializadas que les brindan a aquellos que no están sujetos a la infraestructura de un gran grupo o medio de comunicación.

Así, por ejemplo, el redactor podrá recurrir a Call Recorder para grabar las entrevistas que realice a través del móvil sin necesidad de hacer malabarismos con el manos libres o con otro dispositivo externo. También es recomendable el uso móvil de la app de WordPress, con un editor de contenidos calcado a la verisón de escritorio y que contirbuye a pegar primero a la hora de publicar por parte del periodista una información (con el beneficio que ello tiene para la inmediatez e incluso para el posicionamiento del contenido que publique gracias a ser el primero o a la originalidad del contenido).

Otro ejemplo que traemos es Wakelet, la app sustituta natural del antiguo Storify, que permite componer crónicas de autor enriquecidas con recursos externos tales como vídeos de terceros publicados en Youtube, tuits y otros contenidos publicados en entornos digitales.

¿Nos ponemos a practicar el #MOJO? Nosotros proponemos usar una etiqueta sin anglicismos de por medio: el #PEMO (Periodismo Móvil). Seguiremos informando.

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El despegue de la publicidad en la mensajería instantánea

En los círculos del marketing digital se dice que 2020 va a ser el año de la mensajería instantánea. Si bien es cierto que su uso comercial se ha extendido, no ha terminado de despegar, sobre todo, por temas de privacidad. WhatsApp es el ejemplo más claro, una plataforma ideal para poder realizar acciones directas e individualizadas con los usuarios, pero mucha gente considera invasiva. Para ello, las empresas están preparando el lanzamiento de diversas opciones en las que se indique de forma transparente que se trata de publicidad.

La mensajería instantánea por excelencia va a desarrollar de forma exhaustiva en 2020 WhatsApp Business, una herramienta de pago a través de la cual las marcas podrán ofrecer un servicio personalizado de atención al cliente. Para ello, las marcas deben configurar y verificar su cuenta para que quede claro su rol. Así pues, la publicidad como tal llegará intercalada en los estados, primero en Estados Unidos, para después ir extendiéndose por el resto de los países.

Para poder crear y lanzar anuncios en WhatsApp hará falta hacerlo desde el Business Manager de Facebook, tal y como se está haciendo actualmente con la publicidad que se lanza en los Stories de Instagram. Además, aunque todavía no se ha asegurado al 100%, parece que si una persona le da “like” a una marca, esta podrá contactar de forma directa a través de la mensajería instantánea.

Desde que Facebook compró esta plataforma de mensajería instantánea ha tratado de buscar la forma de monetizarla, ya que cuenta con 1.500 millones de usuarios activos. Si bien WhatsApp nació con la intención de no incluir publicidad, su enorme potencial ha hecho que Mark Zuckerberg no pueda resistirse y, tras la marcha de sus fundadores, se ha encontrado con vía libre para hacerlo. Por tanto, va a comenzar copiando el modelo utilizado por los Stories de Instagram. Sin embargo, no se va a quedar ahí: los rumores apuntan a que Facebook está trabajando para que pueda haber anuncios entre las conversaciones, a modo de texto, algo que ha ocasionado un gran revuelo y que puede acabar con un trasvase de usuarios a otras mensajerías instantáneas como Telegram o Line.

Asimismo, en 2020 también podremos ver la integración de las mensajerías instantáneas de Instagram, Facebook Messenger y WhatsApp. De esta manera, estas tres herramientas estarán interconectadas, pudiendo recibir un mensaje en una y contestarla en otra.

En definitiva, el año que viene será el año de la mensajería instantánea y quedará reducido al círculo Facebook-Instagram-WhatsApp, las plataformas que aglutinan el mayor número de usuarios activos y en las que se puede microsegmentar el público objetivo. Por tanto, será una nueva oportunidad que las empresas no van a dejar escapar y a la que ya empiezan a adaptarse. Sin embargo ¿habrá una avalancha de quejas y abandonos de las personas que utilizan estas redes?

 

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Tik Tok ¿la app que desbancará a Instagram?

Si tienes más de 30 años, puede que no te suene esta red social que está siendo número uno de descargas en los dispositivos móviles: Tik Tok. Se trata de una red social ‘made in China’ a la que muchos auguran como la próxima que va a desbancar a Instagram. ¿Por qué? Entre otras cosas, porque ha llevado más allá el uso de los Stories, ese formato que creó Snapchat e Instagram lo plagió hasta llevarlo al éxito más absoluto.

Tik Tok ha hecho suyos los Stories, mejorando el formato con vídeos de 15 segundos, verticales y a través de los cuales el usuario puede ir moviéndose por las cuentas haciendo scroll. Incluye filtros, canciones de moda y todo lo necesario para viralizar contenidos audiovisuales originales y con los que se puede utilizar toda la imaginación posible. De hecho, la música es su base, ya que es heredera de la plataforma Musical.ly. Seguro que, sin darte cuenta, has visualizado alguno sin darte cuenta en alguna red social como Facebook o Twitter. Por ello, Tik Tok está robando a las generaciones más jóvenes a Instagram -porque la red de Mark Zuckeberg ya está catalogada como ‘viejuna’ y en la de microbloggin quedan políticos, periodistas y trolls.

A finales del año pasado, Tik Tok ya contaba con 500 millones de usuarios: China ha dado el pistoletazo de salida a la conquista del mundo a través de sus redes sociales. Y ha empezado con los más jóvenes. No obstante, cabe recordar que la empresa fue multada por la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos por violar la privacidad de los menores con una multa de 5,7 millones de dólares. La aplicación aterrizó en EE.UU. en 2017 y está siendo una amenaza para las grandes redes sociales nacidas allí. La generación Z ha aceptado como suya Tik Tok para expresarse, para mostrar sus idea, su espontaneidad y su visión e, incluso, para dejar de ver a los perfectos influencers que copan Instagram.

Tik Tok es ágil y se encuentra en consonancia con el tipo de contenido que consumen las nuevas generaciones basado en memes, humor, creación sin límites a través de llamativos efectos especiales, y todo ello muy visual. Si bien es cierto que integra funciones de Instagram, como el envío de mensajes o el sistema de seguidores y seguidos, la aplicación rápidamente muestra cuáles son los vídeos más populares y, a partir de ahí, comienza a realizar recomendaciones en función de gustos e intereses. Así pues, aunque no se tenga seguidores o no se siga a nadie, Tik Tok trata de encontrar las publicaciones perfectas para cada usuario.

Parece que Tik Tok va a ser la próximo red social masiva, ¿adelantará a Instagram en su empeño?

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La publicidad de Instagram me persigue

¡SOS! Hace meses que la publicidad de Instagram me sigue a todos lados. Concretamente, anuncios de zapatos inundan mi muro. Cada tres imágenes de amigos y conocidos, me aparece tal o cual marca en cuya segmentación he caído. También aparece algún que otro negocio que, a la hora de definir su público objetivo, el algoritmo (sí, esa palabra de la que muchos hablan, pero pocos saben) ha decidido que yo era parte del target.

¿A qué se debe que en mi Instagram aparezca publicidad de una marca tras otra de zapatos? En este caso porque a principios de verano me saltó un anuncio con unas sandalias preciosas. No pude resistirme a ver cuál era el precio y cliqué para visitar la web. No acabé realizando la conversión, es decir, la compra, por lo que me quedé en la zona de “atracción” según el llamado funnel de ventas en marketing digital. Personalmente, me echó atrás su coste, la verdad.

Esta interacción, por inocente que parezca, es la que motiva que el algoritmo (sí, volvemos a ello) deduzca que estos productos me interesan y me incluye dentro de las motivaciones que se pueden realizar cuando se segmenta el público objetivo en la confección de un anuncio. Por ejemplo: intereses relacionados con la moda. Como el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, esa misma semana me topé con otra publicidad en Instagram de unas sandalias maravillosas. Accedí al perfil de la red social para conocer más sobre la marca. Y, zas, el algoritmo (otra vez…) me ha capturado. Dos meses ya.

Cuando se realiza una campaña de publicidad en Instagram o Facebook uno de los factores que se tiene en cuenta a la hora de dirigir un anuncio es la interacción que esa persona realiza. Puede ser a través de un “like”, un comentario o haciendo clic en el enlace. Estas plataformas entienden que te ha cautivado dicha publicación y que conecta con tus intereses, por lo que te muestran marcas o productos similares. Y a esto no podemos escapar porque el algoritmo (siempre él…) está constituido para que vigile nuestros pasos y ayude así a la optimización comercial de las empresas.

Esta forma de actuar de las redes sociales no sería negativa si no bombardearan continuamente con este tipo de anuncios. De hecho, a mí me ha ayudado a conocer marcas, sobre todo, pequeñas, que no tienen otra forma de llegar a sus públicos, y cuyos productos me han fascinado por calidad y precio. Si bien es cierto que Facebook cuenta con una opción para indicar que un anuncio no se muestre más de una vez a la semana, cuando se pone en marcha una campaña con el objetivo de interacciones suele aparecer a la gente una media de dos. Es decir, una persona ha llevado a cabo alguna acción con un anuncio, por lo que esta expuesta a que se le muestren más de esa misma marca.

Mientras la publicidad en redes sociales se va optimizando para hacer llegar el mensaje preciso a su correspondiente consumidor –se personaliza cada vez más-, nos vamos a encontrar con este tipo de situaciones. A veces molestan y otras ayudan en la búsqueda de un producto o servicio, por lo que todo el trabajo de nuestro amigo el algoritmo no se hace en vano. Mientras, seguiré viendo más zapatos.

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Thread Reader, transforma hilos de Twitter en artículos

Thread Reader convierte en artículos los hilos de Twitter, con el fin de tener recopilados una historia que se encuentra a través de esta red. De esta manera, se puede visualizar de un solo golpe todos los tweets que conforman auténticas micro novelas en algunos casos. Todo el mundo recuerda la “novela 4.0” de Manual Bartual que acumuló miles de seguidores en la red de microbloggin. De hecho, fue tal el éxito que creo la cuenta La Hiloteca, con las mejores historias que aparecen en esta plataforma en español. Así pues, con Thread Reader estos fragmentos se pueden seguirse desde un mismo lugar para no perderse entre comentarios e imágenes.

Thread Reader funciona gracias a un bot. Según explican en su web, hay que seguir la aplicación en Twitter para mencionarlos. El usuario debe seleccionar un hilo y mencionar la palabra clave “desenrollar” (“unroll” en inglés). Hasta el momento en que se ha escrito este artículo, Thread Reader cuenta con 352.692 hilos “desenrollados”, lo que refleja el éxito, no solo de la plataforma, sino también de este tipo de tweets.

Los hilos se han convertido en uno de los formatos más populares de Twitter. Se cuentan desde historias reales, inventadas, se emiten opiniones, se informa de la actualidad, etc. Obviamente, no todos tienen la calidad suficiente o, directamente, no son interesantes. De todas formas, los que son interesantes, reúnen miles de fans, como cuando un blog atrae miles de lectores.

Cuando Twitter amplió a 280 caracteres, aun se quedaba corto para mucha gente que quería desarrollar sus ideas. Por esto, los hilos se han convertido en una herramienta fantástica a través de la cual un usuario se va respondiendo a sí mismo, tejiendo una historia. Además de un texto, se pueden añadir imágenes, vídeos o gifs, por lo que los hacen aún más entretenidos, y el resto de perfiles puede dar ‘feedback’ a uno de los tweets que se lanzan. De ahí que sea una de las máximas expresiones de lo que supone la filosofía de la web 2.0: compartir e interactuar.

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La comunicación y su vigencia en Twitter

“Twitter está muerto”. Esta afirmación, con la que muchos dan hoy por muerta a la red social del pajarito azul, puede significar un arma de doble filo para quien la pronuncie. Por un lado, podría suponer un ejercicio de falta de asimilación de la fisionomía camaleónica de la plataforma de los 280 caracteres; por otro, una capacidad profética sin precedentes, o bien una realidad palpable para quienes quizás no estén tan cerca de los usuarios de Twitter y vean desde la distancia que “ya no es lo que era” (sic). De una forma u otra, el poder de la comunicación en la plataforma de microblogging sigue vigente, por lo menos desde el punto de vista de la influencia que mantiene en la agenda de la cosa pública.

Hubo un tiempo en que en Twitter conversabas abiertamente con Arturo Pérez Reverte, por poner un ejemplo de perfil notable. Por aquel entonces, en los últimos años de la primera década del XXI, la red social florecía a un ritmo de fascinación que implicaba a grandes y pequeños a partes iguales, estableciendo una horizontalidad de interacciones que pasaban por encima del quién eras. Y eso era lo más importante. Daba igual que fueras un escritor de renombre, un periodista deportivo, una investigadora universitaria, un taxista, un recepcionista, una geógrafa, un restaurador, un arquitecto, una fotógrafa, una doctora, un marketer, un desarrollador web, un panadero, un herrero, un sastre… Estabas en Twitter. Y eso generaba una empatía favorable entre los que utilizaban la red social del pajarito, por entonces con 140 caracteres, ni uno más; ni uno menos; sin imágenes que añadir al TL, caracteres, arrobas, hashtags y punto.

Una etapa de fascinación que perduró, como mínimo, hasta diciembre de 2010, cuando la crisis provocada por la huelga de los controladores aéreos en España significó un punto de inflexión para la red social, que encontró nuevos usuarios en los viajeros desesperados por conocer noticias sobre la situación de sus vuelos. La encontraron en Twitter de forma más inmediata que en la radio. La democratización de los smartphones había irrumpido en paralelo, con lo que la movilidad compartida de mensajes facilitó a posteriori el crecimiento exponencial de usuarios, especialmente los de perfil institucional. Porque desde ese mes, Aena dio el paso a informar a través de Twitter, y con esta entida pública, comenzaron a desembarcar poco a poco todo el aparato institucional: medios de comunicación, artistas, famosos y profesionales de reconocido prestigio.

Twitter se puso de moda. El número de usuarios se disparó y, con ellos, el de interacciones, robots o cuentas anónimas, sin nombre ni apellido; auspiciados por nicks de usuario de los que emanaban insultos, dádivas a favor o en contra del partido político de turno, mensajes de ida sin vuelta, comentarios carentes de suma a un punto de vista y ruido. Ruido mostrenco que fagocitó la sostenibilidad inicial. Los famosos de la vida real dejaron de hablar con los que no lo eran, los profesionales que se famosizaron por su acción tuitera desaparecieron y el comunicado oficial se instauró en las cuentas deshumanizadas de los actores de siempre, los mismos de la tele o de la radio.

Una evolución que condicionó el desarrollo paralelo de la plataforma, con la incorporación de lenguajes propios de otras redes sociales a la biografía: vídeos, fotografías, hilos y hasta 280 caracteres en vez de 140. Twitter había cambiado. ¿Asimilaron el cambio los usuarios? Es la pregunta que cabría realizar en este punto a los apocalípticos que hoy opinan que “Twitter está muerto”. ¿Lo opinan quienes conocieron la versión anterior a diciembre de 2010-2011? ¿Piensan eso los nuevos usuarios? ¿Y los que utilizan el canal con la misma frecuencia de siempre?

Solo por existir debates como el que plantea la esencia de este post, el relacionado con la vigencia o no de la red social del pajarito, puede servir para afirmar que “sí, Twitter está muy vivo”. Aunque quizás de otra manera, en constante evolución, en la que hoy se requiere invertir más tiempo que antes para acondicionar un TL propicio para que sea útil, más especializado, más segmentado, más veraz. Al menos, más práctico para que sea utilizado con criterio informativo, con vocación de relaciones públicas, con el marchamo del sé que Twitter me puede ayudar a conectar con prescriptores, fuentes, enfoques, personas anónimas con capacidad profesional sobrada en cualquier ámbito, temático o geográfico. Valores inherentes a la comunicación digital que cualquier planificador estratégico no habrá de desdeñar.

La comunicación tiene que seguir creyendo en Twitter. Twitter necesita su tiempo. Tiempo al tiempo.

@os_delgado o @360gradospress