Juan Luis Sánchez

“La Red muestra un escenario de periodistas mal pagados, pero con mucha repercusión”

El periodista Juan Luis Sánchez (@juanlusanchez) bajó hace cinco años a la trinchera de la información más humana y comprometida para preguntar a los manifestados del “movimiento 15-M” por sus opiniones y, más importante todavía, por sus sentimientos. Un periodismo que hasta la fecha se había hecho muy poco en el país y cuya esencia ha encadenado a un medio digital independiente, eldiario.es, del que es subdirector y cofundador, con el que pretende reconectar con una sociedad que considera que “ha perdido la confianza en los periodistas”.

¿Cómo se consigue emprender el camino del periodismo independiente a través de eldiario.es en los tiempos de crisis económica, política y periodística que se vivían en 2012?

En lugar de necesitar grandes inversiones para montar un medio, requieres de una fórmula para reconectar con una sociedad que ha perdido la confianza en los periodistas. Se trata de volver a tener relación directa con ella a través de la tecnología.

¿Cuáles crees que fueron las claves de la repercusión en medios de todo el mundo que tuvo tu cobertura del “movimiento 15-M”? ¿Qué era importante destacar de él a pie de calle a nivel periodístico?

El 15-M fue algo novedoso y rico para el trabajo periodístico, con muchas historias de calado que contar. Al tener conexión con la primavera árabe, fue un acontecimiento que llamó mucho la atención y de ahí parte de su repercusión en todo el mundo. Estaba conectado con la crisis y encajaba en el guion internacional. La principal clave fue el poder dinamizar periódicamente: tuitear, enlazar crónicas de compañeros y las tuyas propias con otros medios, subir videos y videos de forma continua, etc. Todo ello se hacía poco hasta la fecha y se consigue visibilidad. En este movimiento había mucho periodista sin esa esencia ni espontaneidad en su trabajo. Yo trataba de guiar a los manifestados por sus opciones y sensaciones.

¿Qué ha supuesto el mundo digital para el trabajo del periodista multitarea y para la profesión?

Internet aporta nuevas herramientas para construir nuevos mensajes en el trabajo periodístico, con nuevos ritmos, sin grandes empresas detrás. Sobre todo, gracias a las redes sociales. La Red muestra un escenario de periodistas mal pagados pero con mucha repercusión. Eso debería hacer reflexionar a los grandes medios. Deberíamos unirnos todos para renovar el sistema de comunicación básico y hacer algo bueno y con calidad, sin grandes inversiones, más sencillo, más libre.

¿Cuál es el futuro cercano de los medios tradicionales en España? ¿Cómo conseguirán sobrevivir?

Hay una complicación fuerte antes de aprovechar mejor internet como soporte al completo: librarse del lastre de la industria periodística. Aun así, surgen nuevos sistemas para poder trabajar, nuevos proyectos, pero siempre está latente el problema empresarial y el modelo de negocio de los medios tradicionales, que se cae. Me preocupa que sobreviva mucho que sobreviva la información y que los periodistas cobren en condiciones por su trabajo, pensando cuál es el nuevo modelo digital que nos vaya a dar de comer.

¿Es posible la transparencia en la comunicación política? ¿Cómo pueden las instituciones políticas lograrla y qué supone para el ciudadano?

La transparencia es la nueva objetividad. Es un mito, pero también un estímulo positivo para lograr una nueva cultura de datos en el contexto político a la que puedas acceder y ver si te mienten o no. Se trata de uno de los valores modernos de la comunicación política, casi panacea de progreso.

¿Cuál es la situación actual del reporterismo de conflictos y paz a nivel internacional? ¿Y visto desde los medios españoles?

Mala, muy precaria. No hay manera de que los medios se relacionen correctamente con los freelance, ya que en los medios solemos tratar a un reportero igual que a un colaborador en Madrid y no es lo mismo. Además, ellos afrontan riesgos innecesarios y desmesurados (a veces se toman un viaje al extranjero como unas vacaciones, acudiendo casi sin experiencia) que no hacen ningún favor al reporterismo.

Foto: Marta Jara (eldiario.es)
Insolvencia medios

¿Asistimos a un cambio en la gestión de los medios tradicionales?

Que el periodismo ya no es lo que era lo saben tanto los profesionales como las audiencias. La crisis ha pasado como un rodillo por un sector que no sólo se ha visto reducido a cenizas, sino que además y a diferencia de otros no muestra indicios de recuperarse. Todo lo contrario. La mayoría de los expertos señalan que cualquier cosa que venga después será bastante distinta a lo que se conocía hace unos años.

A la caída acumulada de los ingresos por publicidad cercana al 70% en menos de una década y los costes del papel, impresión y distribución disparados ha habido que sumar la irrupción de internet y las nuevas tecnologías. Las fronteras de la inmediatez y valores como la autoría, la primicia o la exclusividad se han diluido hasta dibujar el panorama que actualmente encontramos. 12.200 puestos de trabajo menos y 350 medios desaparecidos después, lo que queda es en su mayor parte precariedad, sobreatribución de competencias disfrazada de multidisciplinaridad (eufemismo para definir la explotación) y la consecuente pérdida de calidad.

Internet ha permitido maquillar las cuentas de algunas publicaciones o hacer contenidamente rentables a otros de reciente creación, pero desde luego no para revertir la situación de los grandes buques insignia de la prensa española, asolados por expedientes de regulación de empleo que se repiten cíclicamente, reducción de contenidos y ajustes impensables hace sólo unos años.

Así, el cambio en la gestión ha sido obligado y más que lo será en un futuro inmediato. Tanto en la parte financiera como en la productiva. Se acabaron los tiempos de vino y rosas en los que directivos, jefes de sección y de rebote algún que otro redactor disponían de recursos prácticamente ilimitados para conseguir a cualquier precio la noticia. Dietas de desplazamiento para coberturas ‘in situ’, kilometrajes o tarjetas de saldo profundo para relaciones públicas. Y eso que algunos todavía se resisten y son capaces de gastar en una botella de vino lo que le niegan a una sección para un redactor a tiempo completo. Hoy impera la austeridad obligada y ni siquiera con ella se prevé que las cosas cambien. De hecho ya hay quien alerta sobre la “autonomización” de la profesión. De la compaginación con otras actividades, con lo que ello supone.

Incluso el repunte anteriormente señalado en el ámbito ‘on line’ tiene sus amenazas. La alimentación de las redes sociales por parte de los mismos medios como fuente de entrada de tráfico han contribuido a hacerlas crecer tanto que los está fagocitando. Hasta tal punto que los inversores en publicidad se están saltando al intermediario que la prensa era para pasar a difundir directamente sus contenidos.

Todo apunta a que una apuesta seria por la reconversión al nuevo contexto, la utilización de los nuevos formatos y la diferenciación del contenido a través de la calidad podrán arrojar algo de luz sobre los viejos medios. Algo que ni siquiera así está garantizado.

Photo credit: National Library of Ireland on The Commons via Foter.com / No known copyright restrictions
Albufera

El periodismo ambiental resiste

Una de las consecuencias de la crisis económica ha sido, sin duda, el descenso de profesionales en la redacción de los medios de comunicación. Este hecho ha influido directamente en que los periodistas especializados tengan que cubrir más temáticas y puedan dedicar menos tiempo a profundizar en las fuentes y en las investigaciones.

El periodismo ambiental ha sido víctima de esta situación. Los periodistas ambientales han trabajado mucho durante muchos años para que esta información fuera reconocida como cualquier otra sin caer en el ecologismo, ideología con la que muchos compañeros han confundido esta especialidad. Y las circunstancias han borrado del mapa los suplementos ambientales de las grandes cabeceras del país, como El Mundo, El País o ABC.

Las Asociación de Periodistas Ambientales (APIA) trabaja por fortalecer la profesión celebrando un congreso cada dos años en el que se destacan iniciativas y se dialoga sobre la importancia de mantener el medio ambiente en la agenda de los medios. El Premio Nacional de Medio Ambiente ha sabido reconocer esta labor. Gustavo Catalán (El Mundo), Silvia García (Antena 3), Javier Grégori (Cadena Ser), Antonio Cerrillo (La Vanguardia), José María Montero Sandoval (Canal Sur) o Arturo Larena (Efe) son algunos de los periodistas que han recibido esta mención.

Son personas que durante años han dedicado todo su esfuerzo a formarse para luego informar con precisión. La información medioambiental no desaparece porque no genere anunciantes en los medios de comunicación. Las negociaciones climáticas internacionales, los desencuentros geopolíticos originados por recursos naturales o las normativas que afrontan la presión de las multinacionales continuarán día a día y la sociedad necesita periodistas que conozcan el contexto para informar rápida y adecuadamente.

Photo by @Marga Ferrer
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La obsolescencia de las facultades de comunicación de cara a las nuevas tecnologías

Suele ocurrir cada cierto tiempo que la realidad obliga a modificar los programas universitarios. Algunos se empeñan en dar la razón a los que afirman que el periodismo se aprende ejerciéndolo aplazando el cambio más de la cuenta. Que nada tiene que ver lo que se estudia en las facultades de comunicación con el día a día de una disciplina que tiene más de oficio que de profesión. Sea así o no, lo cierto es que en la actualidad nos encontramos inmersos de pleno en uno de esos ciclos de cambio necesario.

De la misma forma que las promociones de las dos últimas décadas del pasado siglo vivimos la revolución de los ordenadores personales, los programas de maquetación, los editores de texto, los sistemas en red o los albores de Internet, los estudiantes de hoy en día difícilmente encuentran en sus libros aquello con lo que luego se topan en redacciones, emisoras, estudios y salas de producción de la información en cualquiera de sus vertientes.

Hubo un tiempo, no hace mucho, en el que tener acceso a un Mac, una cámara, una mesa de montaje o un simple micrófono era todo un privilegio y más bien una odisea para la mayoría de aprendices. Muchas universidades supieron verlo y enfocaron rápidamente sus programas hacia la práctica, creando sus propios medios por los que los futuros licenciados tenían que pasar obligatoriamente durante un número de horas para aprobar las asignaturas.

Hoy, todo estudiante tiene todos esos adelantos técnicos en su ordenador portátil o incluso en su smartphone, con la posibilidad de emitir en directo desde cualquier lugar en el que se encuentre. Se trata de una de las claves del profundo cambio del ejercicio del periodismo. Una modificación súbita y completa del paradigma que ha dejado atrás a muchos profesionales con décadas de trayectoria que no han sabido adaptarse. Lo mismo ocurre en las facultades.

Por eso se hace más necesario que nunca que las universidades sigan siendo ese templo del saber donde los futuros informadores puedan adquirir una profunda formación cultural y humanística, pero también técnica. Es ahí donde las actuales herramientas juegan un papel fundamental. Redes sociales, instrumentos de analítica, de observación, Big Data y, lo que es más importante, la comprensión de las nuevas reglas del juego, con sus tiempos y peculiaridades tras una crisis que ha arrasado a gran parte del sector pero que ha generado múltiples oportunidades para nuevas fórmulas, deben ser puestas a disposición del estudiante.

Foto: Marga Ferrer
Libros

Demasiados libros para tan pocos lectores

17 días en los que el libro ha sido protagonista. El pasado día 12 echó el telón la 75ª edición de la Feria del Libro de Madrid, la cita literaria más importante de cuantas se celebran en nuestro país. Presentaciones, mesas redondas, conciertos, actividades para niños, coloquios, exposiciones de fotografía… todo en el Parque del Retiro y bajo un denominador común: los libros. En las redes sociales el hashtag #FLM16 fue punto de encuentro y reencuentro para asistentes y curiosos de todo el mundo.

Por Madrid han pasado Rafael Sánchez Ferlosio, Amin Maalouf, Jean Canavaggio, Jean Noël Jeanneney, Marc Lévy, Michel Serres, Jean-Pierre Luminet o Juan Cruz, por citar algunos. De hecho se programaron más de 4.500 firmas de libros. Las cifras que arroja la Feria del Libro de Madrid dan fe de su dimensión: 367 casetas, 479 expositores y una estimación en ventas que supera los ocho millones de euros. Sin duda alguna, un oasis en el inmenso desierto en el que se encuentra la industria editorial española.

Es cierto que en nuestro país se publican muchos libros, demasiados si atendemos a las ventas y más aún a los índices de lectura. Según la agencia del ISBN (International Standard Book Number), en 2014 se publicaron en España 90.000 libros (últimos datos disponibles). De hecho se llegó a decir que el sector editorial había sabido esquivar como pocos la crisis económica apelando a los libros como alternativa de ocio barata. Nada más lejos de la realidad.

Las librerías se despoblaron de clientes mientras las estanterías seguían repletas. Como consecuencia, cierres masivos. Los últimos datos arrojan que cada día se cierran 2,5 librerías (912 en 2014) y que únicamente quedan en activo 3.650 espacios. Sin embargo, a pesar de este panorama un estudio del Observatorio de la Lectura y el Libro detalla que cada semana nacen en nuestro país una media de seis nuevas editoriales, casi una al día. Pero, ¿dónde están todos esos libros?

El 40 por ciento de los españoles reconoce no leer nunca o casi nunca y del 60 por ciento restante, sólo un tercio lee a diario y el 42 por ciento lee menos de cuatro libros al año. Recientemente el diario El País recogía que “para vender 100 libros se imprimen 160 lo que explica el afán de los editores por jugar a muchos números con la esperanza de que les toque la lotería del best seller”.

En medio de este panorama habrá que ver si el crecimiento de las ventas estacionales -Navidad, Feria y Día del Libro- viene acompañado de una recuperación en la actividad en las librerías durante el resto de meses. Ojalá este verano sea un punto de inflexión y veamos a mucha gente con la toalla y el libro en la mano.

 

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La importancia del lenguaje en el periodismo

Que la herramienta de trabajo en el periodismo es el lenguaje resulta una obviedad a estas alturas. Que la carga académica dedicada al lenguaje en las facultades de periodismo españolas, públicas y privadas, es mínima también es un hecho. Y si a la rapidez habitual del periodismo unimos internet, se suma un escenario de consumo inmediato de información que no promueve dedicar tres minutos a releer para comprobar lo escrito.

Cuando un profesional domina el lenguaje hay más posibilidades de que no cometa errores. Para ello ha tenido que pasar por una formación pero el cuidado de las palabras no se ha de quedar en el título universitario colgado en el salón de los padres. Los periodistas tenemos la responsabilidad del contenido que publicamos, ya sea por el fondo en cuestión como por la forma. Igual de importantes son los mensajes que transmitimos desde los medios porque sabemos que crean opinión pública, tendencias y modelos de comportamiento como el modo de expresarlo.

¿Cuántos ‘solo’ continúan acentuados si hace más de cuatro años se estableció que no era necesario? La Real Academia Española de la Lengua (RAE) establece las normas a seguir atendiendo a los usos y costumbres de la sociedad. ¿Por qué atendemos a la recomendación de escribir ‘selfi’ para la adaptación de la denominación de autorretrato en inglés pero seguimos colocando la tilde a la letra ‘o’ cuando se sitúa entre cifras?

Respeto al lenguaje
La necesidad de respetar las normas del lenguaje van más allá de la ortografía. También tenemos que recordar la gramática y la diversidad de sinónimos y antónimos. Con la revolución digital en la comunicación los periodistas dejamos de ser los únicos que hemos de cuidar la lengua: los blogueros, ya vivan de sus portales digitales o no, y toda persona cuya capacidad comunicativa en las redes sociales es alta ha de ser consciente de su responsabilidad como comunicador.

De nada sirve quejarse de que las nuevas generaciones no saben elaborar oraciones derivadas si nosotros tampoco lo hacemos para que aprendan cuando nos leen. Las prisas dejan de ser excusas aceptables cuando la RAE se esfuerza en ofrecer herramientas de trabajo que faciliten la tarea como es la revisión abreviada de la ortografía o la nueva gramática básica de la lengua española. Libros de bolsillo aptos para todas las edades.

Por otro lado, la Fundación del Español Urgente –Fundéu BBVA– atiende dudas lingüísticas a través de Twitter con una capacidad de respuesta muy alta y su web es un lugar clave para aclarar incertidumbres. ¿Nos parece poco? Pues echemos un vistazo a Escribir en internet. Guía para los nuevos medios y las redes sociales y consigamos que el respeto a la lengua no se pierda entre tuit y tuit.

Snapchat para periodistas

Snapchat para el trabajo de los periodistas

En enero de este año, la Casa Blanca abrió las puertas del despacho oval en Snapchat. Eventos como el referéndum griego fueron retransmitidos a través de esta plataforma digital y, en estos momentos, se están sumando más hechos noticiables como campañas electorales o eventos deportivos en diversos países.

Es la red social de moda (aunque hay quien no lo cataloga como red social). Snapchat se ha convertido en un fenómeno gracias a la incorporación de los más jóvenes a esta plataforma digital y, sobre todo, por el contenido efimero. Cada día alcanza los 150 millones de usuarios activos al día, la mayoría con edades comprendidas los 13 y los 34 años.

No todo el mundo sabe cómo funciona porque está pensada para una generación que ha nacido con el móvil bajo el brazo. Su base reside en las características de una mensajería instantánea con el atractivo de que el contenido que se sube, ya sean fotos, vídeos o mensajes, se autodestruye en un plazo máximo de 24 horas. Realmente se está utilizando para expresarse en el momento y retratar aspectos cotidianos de la vida que no importa que permanezcan en el tiempo.

Muchos afirman que es una red social de críos y que su moda entre los milennials es pasajera. Pero lo cierto es que Snapchat tiene muchas posibilidades y los medios de comunicación, en general, y los periodistas, en particular, pueden aprovechar el potencial que desprende. De esta manera, además, se pueden acercar las noticias a los más jóvenes. He aquí el principal objetivo de la Casa Blanca.

A principios de 2016 esta plataforma digital incorporó Discover, un carrusel de historias que proviene de equipos editoriales de diferentes medios, según explicaron. Se trata de una sección en la que se encuentran canales como Vice, CNN o Daily Mail. Aquí la información aparece dosificada, sin la ‘infoxicación’ que se sufre en el timeline de Twitter. Y aunque no se incluye el número de seguidores, el gran volumen de usuarios que aglutina Snapchat merece la pena. Hay que recordar que la aplicación no está pensada para dirigir tráfico a las páginas web, ya que no permite incluir enlaces o dirigir fuera de la aplicación. Eso sí, con un buen contenido, el usuario puede ir directamente a la web.

Además, la plataforma efímera quiso potenciar la creación de contenidos con las Live Stories, historias en directo que cubren un evento masivo, como los premios Oscars o la Super Bowl. Esta posibilidad permite, por tanto, retransmitir acontecimientos en directo haciendo una serie de snaps consecutivos. Se debe tener en cuenta que los vídeos duran 10 segundos y son verticales. Éstos, aunque reúnen un montón de detractores, son más compartidos que las piezas horizontales, ya que es la forma natural de coger el dispositivo móvil.

Las historias que puede tratar un periodista son en primera persona y traslada una experiencia directa. Además, esta cercanía debe verse en los snaps, ya que dejan añadir filtros, geofiltros y un estilo original con su herramienta de dibujo. Puede que se trate de informaciones poco profundas, pero el caso es que son atractivas y diferentes, que es lo que han visto los más jóvenes en esta red.

Hace unas fechas, por ejemplo, The Washintong Post relataba cómo sus corresponsales utilizaban Snapchat, sobre todo, para contar a su comunidad historias más lights del estilo cómo conseguir trabajo en Beijing o cómo es el metro de Londres. Los periodistas comparten los snaps como vídeos verticales en un blog diario del Post.

Políticos, celebrities e influencers se han incorporado a la plataforma de contenidos fugaces para compartir de primera mano su vida y sus intereses. Saben que las nuevas generaciones han apostado por Snapchat, huyendo de otras redes sociales como Twitter o Facebook en las que están sus padres.

Los milennials se nutren de vídeos e imágenes, apenas leen noticias y, si quieren hacerlo, lo buscan en Internet. Por eso, qué mejor que acercarse con su mismo lenguaje a los futuros consumidores de noticias, aunque eso implique otra readaptación de los medios de comunicación y de los periodistas a las nuevas plataformas digitales que van surgiendo.

Posted by @_guiomar_ 
transmedia

El Transmedia, en su mejor momento hasta la fecha

El espectador ya no se conforma con disfrutar de contenido de calidad (audiovisuales, digitales, etc.) de manera unilateral. Desde hace ya algunos años quiere interactuar y participar de él. Quiere vivirlo. El Transmedia está dando la oportunidad de hacer ese sueño realidad, alcanzando cimas aún más altas como la de la educación. Pero, ¿de qué se trata realmente? Eduardo Prádanos (@EduardoPradanos), CEO de la agencia de innovación creativa FLUOR, fundador de innovacionaudiovisual.com y miembro del comité asesor del EuroTransmedia nos lo cuenta.

¿En qué consiste el Transmedia?

Las iniciativas, productos o narraciones Transmedia forman parte del relato y son concebidas como tal. Extienden la trama del eje principal a distintas plataformas y permiten desde el germen que los usuarios colaboren para ampliar su universo. La importancia de las narrativas Transmedia es que cada una de esas plataformas, ventanas, piezas o elementos forman parte de la historia, aportan al conjunto del relato y no están desvinculadas entre ellas. Así, cada parte de la narración es única por la propia esencia de la plataforma en la que se desarrolla (internet, cómics, redes sociales, videojuegos, juegos de mesa, etc.).

¿Qué supone para el disfrute del espectador y para su conexión con la historia?

Supone proporcionar unos recursos narrativos que crecen exponencialmente a medida que sabemos aprovechar las fortalezas de cada ventana y que sirven para que el espectador pueda tener diferentes puntos de entrada a la historia. En las narrativas Transmedia, los usuarios colaboran en la construcción del relato, lo que supone que estos vivan una experiencia de inmersión plena en la historia. Como escribe Simon Sticker, Transmedia is about the story, not the tools”  (El Transmedia se refiere a la historia, no a las herramientas).

Star Wars, Matrix o Lost son claros referentes del Transmedia a nivel mundial, pero ¿y con sello español?

Águila Roja, El Barco, El Ministerio del Tiempo o Innovación Audiovisual. Me gustaría detenerme en este último caso. Un proyecto entre 93 personas con perfiles profesionales súper potentes que comenzó siendo un blog, después un grupo de colaboración secreto en Facebook, más tarde se constituyó en un Manifiesto, luego saltó a un foro de debate mensual, posteriormente a una sección de radio (y un podcast) de entrevistas a los autores, luego unas conferencias por el mundo (Cuba, Brasil, etc.) y actualmente se encuentra estableciendo los parámetros estratégicos de aquí al año 2020. Es, sin duda, un caso que nos enorgullece muchísimo a todos los que estamos dentro y que cada vez tiene más seguidores.

¿Qué series o películas, por poner ejemplos, con buen guion y buena trama, hubieran cosechado mayor éxito del que tuvieron gracias al Transmedia?

Es una pregunta complicada. Muchas, sin duda, aunque no todo debe ser Transmedia. Lo ideal sería analizar cada caso. En publicidad sucede lo mismo: muchas campañas podrían ser mucho más grandes si no se pensaran ‘monomediáticamente’.

¿Cuál es el presente y el futuro del Transmedia? ¿Qué posibilidades tiene?

Cada vez se están desarrollando más proyectos Transmedia relacionados con la educación. Es un área que a mí me encanta y con muchísimos avances por hacer. Es en un buen momento para el Transmedia, el mejor que hemos vivido hasta ahora. Sin saber cómo se llama exactamente, sí nos damos cuenta de que el espectador/consumidor demanda estrategias Transmedia y, cuando se las damos, las disfruta. Así que me gusta vivir este momento desde dentro.

Foto: @marga_ferrer
Periodismo de guerra

El trato en la actualidad de los periodistas que cubren conflictos

Casi un año de cautiverio estuvieron retenidos los periodistas Antonio Pampliega y José Manuel López y el fotoperiodista Ángel Sastre, secuestrados en Siria el año pasado y liberados hace un mes. Los tres son freelance y trabajan para diversos medios, entre ellos El País.

La historia del Periodismo de guerra, de esos reporteros que, armados con su papel y bolígrafo o su cámara, nos informan de un conflicto, ha estado marcada por la evolución de los propios conflictos. Muchos quieren ser periodistas para poder cubrir este tipo de acontecimientos y contar las historias que los envuelven con la motivación de que no vuelvan a suceder.

Esta evolución, a su vez, ha ido acompañada por la figura del periodista como profesional. Hoy, más que nunca, el número de freelance (o autónomos) se ha incrementado exponencialmente y la crisis que atraviesa el sector ha llevado a que muchos se precipiten a la aventura para poder informar de los conflictos.

Por ello, el trato que reciben los periodistas cuando cubren un conflicto puede complicarse, puesto que muchos carecen de nómina fija en un medio de comunicación que les pueda respaldar. De hecho, el Sunday Times de Reino Unido se negó a aceptar las fotografías de un freelance en Siria, ya que no querían “alentar a periodistas freelance a asumir riesgos excepcionales”. Una decisión que ha recibido tantas críticas como alabanzas.

Está claro que los reporteros suponen un objetivo, tanto por razones políticas como económicas. Por eso, organizaciones como Rory Peck Trust ayudan a periodistas independientes y a sus familias, y recomienda no viajar a zonas en conflicto como Siria sin una capacitación en entornos hostiles y primeros auxilios

Además, el incremento de mujeres periodistas que van a los conflictos ha hecho que surjan nuevos riesgos, como el acoso o la violencia sexual, como sucedió con la reportera de guerra de la cadena CBS en la Plaza Tahrir en El Cairo en 2001. Desde la UNESCO, por ejemplo, se lamentó que las periodistas sufrieran un “doble ataque”, tanto por su género como por su profesión. De hecho, en la Resolución 222 de 2015 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se destacó el “riesgo particular” al que las periodistas y trabajadoras de medios de comunicación están expuestas en los conflictos.

Reporteros sin Fronteras (RsF) ha actualizado su manual de seguridad para periodistas, una versión que aporta nuevas medidas de protección para nuevos peligros, “como el secuestro, y aborda el reto de la seguridad informática durante una misión en zona de riesgo, esencial para la protección de las fuentes, la información y la integridad de quienes realizan la cobertura”. Asimismo, ante los tratos vejatorios que pueden sufrir las mujeres, la guía cuenta con puntos específicos para las reporteras.

El veterano periodista Ramón Lobo, que ha cubierto conflictos como el de Kosovo, Afganistán, Ruanda o Chechenia recomienda en RsF a los periodistas que vayan a cubrir un conflicto bélico que se preparen antes de ir, que estén siempre localizados, tener un seguro de vida y accidentes o poseer conocimientos de primeros auxilios.

Los consejos se deben llevar a rajatabla, sobre todo en el caso de los freelance, muchos buscados por las agencias internacionales para que cubran un conflicto. Estos periodistas, normalmente, no pueden pagar una buena formación en seguridad ni tienen el material adecuado para trabajar. Muchos, como el fotoperiodista Maysun, aseguran que la industria de los medios se desentiende de los profesionales independientes, ya que se mantiene dicho status “para no tener que responsabilizarse si sucede algo en el terreno”.

Por todo esto, y dado el acoso que pueden sufrir los profesionales de la información en una zona en guerra por ser testigos directos y contarlo al mundo, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha condenado en diversas ocasiones el trato que reciben los periodistas, instando a los Estados a que protejan a los reporteros e investiguen los ataques que se produzcan.

Internet y las nuevas tecnologías

Por otro lado, las nuevas tecnologías, unidas a Internet y, sobre todo, a las redes sociales, también han cambiado la percepción, ya que la ciudadanía cuenta con mucho material para poder conocer qué está sucediendo. Por tanto, la labor que puedan realizar los profesionales del periodismo de guerra queda diluida por lo que se transmita a través de las redes, muchas veces en directo.

Esta situación influye en los periodistas que están cubriendo un conflicto: hay que ser el primero en difundir la noticia, la primicia. Esto conlleva a que la información muchas veces no sea verificada y el trabajo no tenga la calidad suficiente. Ni se investiga ni se contrastan los datos en pro de la rapidez, lo cual afecta, y mucho, al trato que puedan recibir los periodistas: la fuente puede engañar, manipular u omitir datos con más facilidad.

Se pensaba que con las nuevas tecnologías, los periodistas iban a mejorar sus condiciones, pero parece que las situaciones de secuestro, asesinato o tratos vejatorios siguen a la orden del día en los conflictos bélicos, quedando impunes en muchas ocasiones. Otras culminan con un final feliz, como el de los tres compañeros liberados recientemente.

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“En la fotografía para blogs eres más artista”

A raíz de abrir su propia empresa de comunicación, la fotoperiodista Marga Ferrer, vinculada a los medios tradicionales, se inició en el mundo de la fotografía para blogs. En sus palabras, descubrió entonces “un pequeño oasis en el que poder hacer cosas a lo mejor más bonitas, más creativas y visuales, no tan informativas ni tan documentales”. Ahora combina esta labor con la de fotoperiodista en medios digitales, explorando las diversas vertientes del oficio.

¿Cómo interactúa el mundo blogger con la fotografía?

Es brutal. En internet, donde todo funciona más rápido, la foto impacto todavía tiene más sentido. En los blogs, la edición es fundamental.

¿Qué diferencia el trabajo de fotoperiodismo tradicional y el de la fotografía para blogs?

Como te indico, en internet la fotografía tiene que estar más editada. Ha de ser más visual, más estética.  En los medios es otra historia completamente distinta y en los blogs se puede ser más artístico.

En un panorama tan cambiante como el digital y el mundo blogger, ¿cómo se ha ido dibujando el papel de la fotografía?

Depende, hay muchos tipos de blogs. Un blog de fotografía es una historia, un blog gastronómico es otra. Ahora mismo el mundo blogger es tan amplio que en cada sector podríamos hablar de un tipo de fotografía. En los medios digitales la mejor foto es para la noticia y luego hay fotogalerías, en lugar de buscar una foto que lo resuma todo o que a través de un detalle te informe y te haga intuir la información. Pero en los blogs cabe todo, y ahora nos encontramos en ellos fotografías en las que te puedes permitir determinados lujos que en el fotoperiodismo no.

¿El nuevo contexto blogger requiere una mayor especialización de los fotógrafos o una mayor versatilidad?

Yo creo que el éxito está en la especialización, pero la versatilidad está ahí. De hecho, en los medios somos versátiles, y eso es positivo. Ahora, si es un blog y no es especializado, te va a costar mucho más posicionarte. Otra cosa es que te abras un blog como fotoperiodista, entonces estás hablando del trabajo que haces a diario. Lo que posicionas es tu nombre. Pero en el mundo blogger lo ideal es la especialización.

¿Cuál es el mayor reto que supone?

Para mí el reto es la constancia. Cuando estás en activo trabajando y dedicándote, sobre todo, al fotoperiodismo, tienes poco tiempo y no siempre haces las cosas que de verdad te gustan. Muchas veces no sabes qué poner. Lo que funciona en las redes es ser constante, todos los días hay que publicar cuestiones interesantes y mantener un nivel reputacional. Esto para las personas que somos creativas no es sencillo, tenemos altibajos. Personalmente, mi reto es la constancia, saber adaptarme a los cambios e intentar estar siempre ahí arriba.

Una entrevista de @clarenamartinez
Foto: Marga Ferrer