Malos hábitos de las empresas en el marketing digital

El marketing digital se encuentra ya totalmente integrado dentro de las estrategias de marketing de las empresas. Desde hace años las compañías desarrollan y ejecutan este tipo de acciones, pero aún quedan malos hábitos que se siguen arrastrando sin darse cuenta de que perjudican. Muchas de estas costumbres están tan arraigadas que pasan hasta desapercibidas. Por eso, hay que tratar de evitar estos cinco malos hábitos de las empresas en marketing digital:

Seguir haciendo spam. Parece mentira, pero aún se sigue viendo cómo se realiza spam a través de las redes sociales o del email. Se trata de una práctica nada recomendable, ya que la marca es percibida inmediatamente como una mera máquina de vender productos y servicios sin ofrecer un valor añadido. Además, muchas aprovechan para anunciar alguna oferta o promoción cuando un usuario de redes sociales pregunta o solicita algo. ¡Error! En todo caso hay que conversar de persona a persona, uno de los pilares en los que se fundamenta la filosofía de la web 2.0.

Ser robots y no personas. Siguiendo el punto anterior, una mala costumbre consiste en programar y programar en redes sociales sin una curación de contenidos y sin tener en cuenta a los usuarios de la comunidad. Aunque hoy en día redes como Twitter ya no generan tanta conversación como hace unos años, otras como Instagram siguen muy vivas y se puede conseguir ese vínculo emocional que hace falta dentro de lo impersonal que puede ser Internet. Va más allá de incluir un emoticono, se trata de dar calor al mensaje sabiendo que hay una persona detrás de la cuenta de empresa.

Medir cuantitativamente y no cualitativamente. Pese a que se habla de compra de seguidores, aún hay muchas empresas que otorgan una desmesurada importancia al número de followers, sin reparar en el engagement de la comunidad creada. Comentarios o me gustas son algunas de las maneras en las que se puede saber la calidad de la gente que le sigue. Más vale una persona influyente en redes sociales con menos seguidores, pero a los que llega de verdad, que una con muchos y que apenas genere interacción. Por eso, a la hora de trabajar con un influencer hay que valorar este tipo de aspectos.

No tener una web responsive. Cada vez más gente realiza búsquedas por Internet, a lo que se une que Google penaliza a aquellas páginas que no son responsive, es decir, que no están adaptadas a los dispositivos móviles. Aún hay muchas compañías que no dan suficiente importancia a la optimización de la web en el móvil, otro mal hábito que hay que cambiar cuanto antes.

Crear contenido como si no hubiera un mañana. El marketing de contenidos es una de las acciones más importantes dentro de una estrategia de marketing digital: aporta calidad y valor a la marca, así como posicionamiento orgánico. Pero no por más post que se escriban en un blog se van a lograr mejores resultados y ni es todo lo que se debe hacer. El contenido es una pieza más dentro de todo el universo existente en Internet y resulta preferible preparar un buen texto, que luego resulte de interés en redes sociales cuando se difunda, que muchos de escasa calidad. A esto se une que muchas veces se cree que teniendo una web potente ya no hace falta nada más. Además de ello hay que salir fuera, conocer las necesidades y escuchar al público objetivo o realizar acciones de marketing digital como el SEM, etc.

Asimismo, existen creencias como que el blog debe ser una herramienta para vender, como ya se comentó en este espacio, o que no hace falta medir para saber cómo está siendo la evolución de una empresa en redes sociales o en Internet en general.

 

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